En el caribe colombiano somos innovadores y creativos por naturaleza, pero los que estamos en la industria, todavía nos seguimos encontrando a los que valoran en millones a los de afuera, y al gran talento local solo les quieren pagar los 100 mil. ¡Llegó la hora de creer en nosotros, nuestro talento vale igual que el de los demás! Compañeros de la industria, no cobremos por el martillazo, cobremos por saber en dónde pegar el martillazo.
Estos avances no solo impulsarán el desarrollo económico del país, sino que también mejorarán la calidad de vida de sus ciudadanos. Es fundamental que estos cambios se implementen de manera inclusiva y sostenible, garantizando que todos los sectores de la sociedad se beneficien de manera equitativa.
Los modelos universitarios en general están viviendo una crisis que debe analizarse. Los bachilleres recién egresados son reacios en su mayoría a cursar carreras profesionales largas y costosas. Los seducen las formaciones técnicas más cortas, enfocadas en nuevos modelos de vida que distan mucho del que prometen las universidades tradicionales.
Están las personas que tienen la capacidad de analizar desde afuera una situación y son valiosas para “decir”, señalando el camino hacia una solución. Pero son incapaces de “hacer”. Y están las otras que son valiosas para “hacer”, son los creadores, los que empiezan una situación de la nada. Pero con el tiempo por estar inmersos en la operación, pueden perder el norte y solo apoyándose en los primeros encuentran el camino a la solución.