Tres rivales grandes del fútbol colombiano, con historia, hinchadas y títulos. Medellín, se agrupa alrededor de la pelota y la hace circular con ritmo y vocación ofensiva. Sus defensas (juega nominalmente con 3) participan decididamente en la organización de la jugada en cualquier sector.
Cuenta con volantes muy versátiles que intervienen productivamente en las dos fases. Y, en este semestre, encontró el gol (anotó 44 y fue el más goleador de la Liga), su debilidad en el torneo anterior.
Por juego y regularidad y el ‘punto invisible’, le queda bien ser considerado el favorito.
A este Medellín, recientemente, Junior lo cotejó en su propio estadio con autoridad, lo sometió mayormente en el trámite y un penal errado evitó que lo derrotara.
Nacional, tiene para el medio colombiano una ventaja nominal: una mayor cantidad de jugadores de valor selección (Ospina, Román, Tesillo, Campuzano, Uribe, Hinestroza, Cardona), velocidad, desequilibrio y gol en sus delanteros y mucho criterio técnico táctico de sus volantes.
Sus laterales (Román y Cándido) atacan mejor que lo que defienden. A la base de este Nacional (no contó con 5 de sus titulares), Junior lo acaba de superar sin discusión. Tiene todos los argumentes para ser considerado firme candidato.
Y América, el más irregular, el de esporádicos momentos de buen toque colectivo liderados por Carrascal y desequilibrio de sus rápidos delanteros, en particular Barrios. El mismo de falta de contundencia y torpezas defensivas.
Antes de que lleguen la adrenalina y la renovación anímica que suele impulsar a los equipos en los cuadrangulares, América se ve como el que tiene menos opción.
La mejor versión de Junior se tutea con los tres y tiene cómo llegar a la final. El que insistió en la inconstancia durante el ‘todos contra todos’ no parece ser capaz.







