Son muchas las películas que muestran las dimensiones inhumanas o infrahumanas que alcanzó el racismo en los Estados Unidos, por lo general representado con actos de violencia extrema e indignante. Pero el racismo no violento que exhibe Talentos ocultos es más humillante y ofensivo aún, al tratarse de un medio compuesto de científicos con altas cualificaciones como los que conforman la Nasa. Ellos asumen la supremacía del blanco como parte inherente e incuestionable de la vida cotidiana, como si discriminar por el color de la piel fuese algo genético, esencial y hasta justo.
Talentos ocultos cuenta el caso poco conocido de tres mujeres afroamericanas, responsables directas del lanzamiento del astronauta John Glenn (Glen Powell) en órbita, en la época de la Guerra Fría, cuando Estados Unidos competía con Rusia por el dominio del espacio. Lo irónico es que se pretendía conquistar el espacio cuando aún en la Tierra no eran capaces de superar comportamientos tan primitivos como el racismo obstinado que nos hace revolcar en la silla de vergüenza.
Katherine Johnson (Taraji P Henson), Dorothy Vaughan (Octavia Spencer, nominada como Mejor actriz secundaria) y Mary Jackson (Janelle Monáe) son las tres empleadas de la Nasa obligadas a manejarse en un mundo de género masculino y de raza blanca. Es decir, no solo se ven atacadas por el racismo sino por el machismo, incluso en sus propias casas. Pero ellas llegaron a esta posición por su inteligencia, hecho innegable que les permitió manipular la situación poniéndose por encima de los prejuicios.
Katherine trabaja con los que asisten directamente la carrera espacial, bajo el mando de Hal Harrison (Kevin Costner); mientras Dorothy trabaja con las llamadas “computadoras humanas”, un grupo de unas treinta mujeres afro-americanas encargadas de los cálculos, dirigidas por Vivian Mitchell (Kristen Dunst). Cuando Dorothy ve la inminente llegada de las computadoras reales, decide aprender por su cuenta el lenguaje del sistema para no perder su trabajo. Mary por su parte enfrenta al régimen desde un contexto legal para poder ser admitida en una facultad de ingeniería donde los de su raza no son bienvenidos.
La película está basada en hechos reales, como los refiere el libro de Margot Lee Shetterly, y fue dirigida por Theodore Melfi con libreto de Allison Schroeder y Theodore Melfi. Cuenta con tres nominaciones en los Premios de la Academia, incluyendo Mejor película.
A pesar del tono complaciente que maneja la cinta, que en casos como este puede ser favorable, la película compensa con la revelación de este dramático caso que de ahora en adelante nos hará pensar quiénes fueron las verdaderas responsables de mandar el hombre a la Luna.
A pesar de que tiene lugar en los años 60, el tema es relevante para el momento actual cuando las injusticias contra la mujer continúan, y cuando aún son tantos los campos (la música, por ejemplo) en los que los afroamericanos no han recibido los créditos correspondientes a su autoría.