A riesgo de que me masacren por las redes sociales, quiero hacer un llamado de género a las mujeres que me leen: votemos por Clara López (mi sugerencia) y por Martha Lucía Ramírez las que sean regoditas, que todos tenemos derecho a elegir por quién depositar el voto el 25 de mayo, o sea, dentro de 15 días.

 

Pero, hagamos ese ejercicio femenino en la primera vuelta, a ver qué tan poderoso es nuestro caudal cuando nos hacen, como en este momento lo hago, una apelación política atravesada transversalmente por el concepto de unidad de género, en un mundo donde todavía luchamos las mujeres por la igualdad de condiciones laborales, domésticas, políticas y, más doloroso aún, por el derecho a la vida y que esa vida no esté cruzada por la violencia de los hombres.

En el caso de Clara López Obregón, candidata de izquierda en llave con otra mujer, Aida Avella, las encuentro admirables por su tesón, su permanencia en las convicciones y el conocimiento profundo que tienen del país y, sobre todo, de esos 15 o 20 millones de colombianos que tienen que salir a las carreteras y calles para pedir que el Gobierno les cumpla acuerdos firmados con bombo y platillo.

No son personas de lucha armada, son pacifistas, pero luchan contra la desigualdad y de llegar a la Presidencia, desde luego habrá cambio de modelo económico, inclusión real de todos los sectores políticos sin zancadillas y las mujeres alcanzaríamos el cincuenta por ciento de los cargos que determinan los caminos que toma el país, y ese solo hecho ya constituye un cambio total en la administración del Estado. No hay duda.

Cambio, que es la única plataforma sólida donde sembrar para firmar la paz y el postconflicto.

Las miedosas, creedoras de los cuentos del castrochavismo y otros demonios creados para controlarnos, también tienen opción de manifestar la solidaridad de genero, solo eso, votando por Martha Lucía Ramírez, cercana al senador Uribe Vélez, funcionaria de carrera que no está de acuerdo con firmar la paz sin rendición total de las Farc (un imposible metafísico).

Como quien dice, para todos los gustos hay, y ambas son personas respetables, que ejercen un derecho inalienable (así últimamente esté dando bandazos la justicia a ese respecto), como es ser elegidos por el voto popular.

¿Por qué hacer un llamado de género superpuesto a la conciencia política? Porque las opciones masculinas que se nos presentan carecen de liderazgo, ninguno conmueve ni despierta esperanzas.

Perfecto en el esquema de maridos tradicionales, buenos ‘pa' ná’ dentro del hogar, mientras que ellas, las mujeres candidatas, como tantas de nosotras reducidas por el patriarcado a lo doméstico, fueron capaces de controlarlo con eficiencia, superarlo y entrar al mercado laboral (política y economía) y hacerse un espacio, que hoy les permite presentarse ante el país en busca de la Presidencia.

En este panorama político, ¿por qué no vamos a ser capaces las mujeres de tomar una opción de género, de puro emberracadas con la estulticia frente a nosotras de los demás candidatos?

Losalcas@hotmail.com