Tras los ataques terroristas que ocurrieron en París, la capital de Francia, el pasado viernes 13 de noviembre, donde murieron 130 personas y quedaron heridas más de 350; en la mente del colombiano del común surgen preguntas como: ¿Por qué atacaron a Francia? ¿Colombia puede ser blanco de los terroristas islámicos?
El génesis del conflicto que golpeó a Francia está en Oriente Próximo, una región que comprende entre otros países a: Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Irak, Irán, Israel, Palestina, Jordania, Kuwait, Líbano, Catar, Siria, Turquía y Azerbaiyán.
La región es rica en petróleo y recursos naturales, además es un paso natural que comunica a oriente con Europa y permite el intercambio comercial. Para tener una idea de su importancia basta con decir que es uno de los tres puntos en donde nació la civilización humana.
En Oriente Próximo la religión que manda es el Islam, que está dividido entre musulmanes chiitas y sunnitas. Los chiítas son minoritarios y sostienen que solo los descendientes del profeta Mahoma y algunos de sus socios tienen derecho a liderar la comunidad musulmana; los sunnitas, que son mayoritarios, dicen que cualquier musulmán puede llegar a ocupar el liderazgo.
Pero, más allá de las diferencias teológicas, que muchas veces han derivado en sangrientas luchas y venganzas, la mayoría de los musulmanes sunitas y chiítas coexisten pacíficamente porque le rinden culto al mismo profeta y siguen las enseñanzas del Corán.
Isis: más radicales que Al Qaeda
Los atentados de París se los atribuyó el grupo terrorista de naturaleza fundamentalista y yihadista Estado Islámico (EI), también conocido como Isis, por sus siglas en inglés; o Daesh, por sus siglas en árabe.
Se calcula que el EI tiene más de 30 mil combatientes, nativos de noventa países, incluyendo a muchos europeos voluntarios y mercenarios curtidos en la lucha.
En sus inicios, en 2004, el EI fue aliado de Al Qaeda, la organización terrorista fundada por el abatido Osama Bin Laden, en la lucha en contra de Estados Unidos; pero en 2013 ambos grupos radicales se ‘abrieron’ porque el actual líder de Al Qaeda, Aymán al-Zawahirí, no soportó la violencia extrema que aplica el Isis.
Actualmente el EI controla unos 40.000 kilómetros cuadrados entre Irak y Siria, son el grupo terrorista más rico del mundo y financieramente se sostienen a sí mismos, sin necesidad de auxilios externos. Se calcula que disponen de unos US$2.000 millones en efectivo que han amasado con el tráfico de petróleo y gas, los impuestos que recaudan en su territorio y actividades ilícitas como extorsión, contrabando y secuestro.
Desde 2011 el Isis participa en la guerra civil que se libra en Siria, entre las fuerzas leales al presidente Bashar al-Asad y diversos grupos que quieren derrocarlo. De hecho, la decisión de entrar en esa guerra, en contra de la voluntad de Al Qaeda, fue otra razón por la cual el líder Aymán al-Zawahirí los ‘abrió’.
El objetivo del Isis es instaurar un Estado Islámico encabezado por su líder Abu Bakr al-Baghdadi, quien se autoproclamó el nuevo Califa, o sea que afirma ser el príncipe musulmán sucesor de Mahoma y destinado a ejercer la suprema potestad civil y religiosa en el mundo.
El Isis se caracteriza por su interpretación fundamentalista del Islam y su violencia brutal contra los no musulmanes y los que ellos consideran como falsos musulmanes.
En los territorios que dominan imponen con sangre su interpretación extremista de la Sharía (la ley islámica) llevando a cabo decapitaciones, crucifixiones y asesinatos en masa para atemorizar a sus enemigos.
Sus combatientes tienen una gran cantidad de armamento, incluida artillería pesada, ametralladoras, lanzadores de cohetes y baterías antiaéreas. Además, han logrado tener un constante abastecimiento de munición que les permite tener armado a su ejército.
Según el periodista alemán Jürgen Todenhöfer, que pasó diez días con el EI en Mosul, la capital de Irak, ciudad que actualmente es un bastión del grupo terrorista, su objetivo real es 'conquistar el mundo', y todos aquellos que no creen en la interpretación del grupo del Corán serán asesinados.
La visión del Islam del Isis prohíbe el alcohol, el tabaco, el fútbol, la música, la televisión o el cine. En su mundo no hay espacio para la diversión o los placeres. Según las leyes, la mujer debe estar recluida en el hogar. Los hombres tienen derecho a tener varias esposas, pero las mujeres deben ser fieles a un solo hombre. El adulterio, en el caso de ellas, se paga con la vida.
La compleja guerra en Siria
En enero de 2011 la revolución en Túnez marcó el inicio de la llamada Primavera Árabe, una serie de alzamientos populares que sacudieron a los países árabes que, como Túnez, soportaban un desempleo elevado, corrupción y represión política de parte de dictadores.
La respuesta del régimen de Siria, encabezado por el presidente Bachar al Asad, fue darle rienda suelta a una violenta represión contra los activistas que exigían prosperidad económica y libertades políticas y civiles.
Esto desencadenó una guerra civil entre el régimen y la resistencia armada. Entre los grupos islamistas radicales que quieren tumbar a Bachar al Asad se encuentra el EI que actualmente está en guerra contra todos: los rebeldes, el gobierno y hasta los kurdos, un pueblo indoeuropeo que habita en la región montañosa del Kurdistán, en Asia Occidental, repartida principalmente entre los estados soberanos de Siria, Irak, Turquía e Irán.
Con el paso de los años la violencia en Siria ha empeorado y se ha esparcido. A mayo de 2014 la guerra había dejado más 160.000 muertos, de los cuales 40.000 eran civiles, 45.000 soldados del ejército oficial y 21.000 rebeldes.
En ese momento la guerra en Siria es un conflicto muy complejo de ‘todos contra todos’, en la que luchan fuerzas del gobierno, rebeldes, islamistas radicales y moderados, y potencias extranjeras como Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Arabia Saudita, que apoyan a los rebeldes, pero los que no son extremistas islámicos. Mientras que Rusia, Irán y China, apoyan al presidente Bachar al Asad.
Lo paradójico es que los recursos económicos y el armamento que Estados Unidos y sus aliados les han enviado a los ‘rebeldes buenos’, como dicen con ironía los medios de comunicación, han terminado en manos del Isis, los radicales, o sea los ‘rebeldes malos’.
Para completar el enredo recientemente Rusia bombardeó posiciones del Isis en respuesta al ataque terrorista perpetrado en Paris y al avión ruso derribado hace unos días sobre el Sinaí, en un atentado que fue reivindicado por el EI.
¿Por qué Francia?
En un extenso e interesante artículo titulado ¿Por qué el Estado Islámico odia a Francia? el diario El País, de España, explica que los ataques yihadista que han azotado a París van más allá de una venganza porque Francia hace parte de la coalición que bombardea los bastiones yihadistas en Oriente Próximo.
'Se trata de un ataque a nuestros valores. No solo los de Francia, sino los de todos los países que comparten la fe en la democracia, la tolerancia y el valor del ser humano. Se trata de una embestida contra los valores de la Ilustración del siglo XVIII, contrarios a su visión totalitaria del mundo', afirma el exministro socialista Jack Lang, que preside el Instituto del Mundo Árabe en París.
Y el politólogo Gilles Kepel, gran especialista francés en el mundo árabe, opina que 'lo que desea el Estado Islámico es provocar el linchamiento de musulmanes, los ataques a mezquitas y las agresiones a mujeres con velo, para provocar así una guerra entre enclaves que siembren el fuego y la sangre en Europa, percibida como el punto flaco de Occidente'.
Y también está el hecho de que Francia, junto al Reino Unido, se repartieron, el final de la primera guerra mundial lo que era el Imperio Otomano y trazaron fronteras arbitrarias como las que dividen a Siria e Irak para debilitar al mundo árabe y poder controlar los recursos de esas tierras.
Así, para muchos fundamentalistas islámicos radicales, París sería responsable de haber puesto fin al sueño del califato perdido, la Oumma, o comunidad de creyentes.
El Isis juega con ese fantasma entre sus partidarios, defendiendo la emergencia de un nuevo imperio islámico que deje atrás las fronteras actuales, consideradas coloniales por el grupo terrorista.
¿Peligro para Colombia?
Muchos colombianos se preguntan si el terrorismo islámico es un peligro para nuestro país.
La respuesta de las fuerzas de seguridad del Estado es que por ahora no. En primer lugar porque el país no se sumó a la coalición contra el Estado Islámico que Estados Unidos armó el año pasado, y en segundo lugar porque Colombia es un estado laico, donde existe la libertad de culto y el Islam no ha sufrido ningún tipo de persecución.
Pero en el escenario apocalíptico de una guerra mundial las cosas serían muy distintas, porque el Estado colombiano sin duda respaldaría a los gobiernos occidentales en contra de la visión de un califato global propone el Isis.
Una preocupación más real, por ahora, es si Colombia podría ser usado como un país de tránsito para llegar a Estados Unidos, o alguna nación europea, y realizar un ataque.
Esta teoría ha tomado resonancia con la información que se conoció recientemente por parte de las autoridades migratorias colombianas, de que en julio pasado emitieron una alerta sobre el paso por Bogotá de una mujer siria, que ingresó a Colombia con documentación falsa, bajo el nombre de Ashira Krieguer.
La ciudadana siria y presunta terrorista islamista viajó a París desde el aeropuerto internacional El Dorado de Bogotá antes de los atentados del pasado viernes.
Llevaba pasaporte israelí robado y adulterado, por el cual pagó unos dos mil dólares.
Ashira Krieguer, cuya verdadera identidad es Al Salkhadi Seham, es sospechosa de haber participado en los atentados. Hasta el momento las autoridades de Colombia y Francia no tienen registro de la ubicación de Al Salkhadi Seham.
Otros especulan que miembros del ISIS usarían las rutas del narcotráfico colombiano para llegar a Estados Unidos y atacar.