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EFE
Colombia

Mindefensa ve “vital” el apoyo de EE. UU. para desvelar nexos de ‘Otoniel’

El ministro Diego Molano aseguró que alias Otoniel desarrollaba un negocio transnacional de dimensiones mayores que las que hubiera podido tener Pablo Escobar.

La cooperación de EE. UU. será vital para desvelar los nexos internacionales de Dairo Antonio Úsuga David, alias ‘Otoniel’, el narcotraficante más buscado de Colombia y hasta ahora líder del Clan del Golfo, dijo este martes el ministro de Defensa, Diego Molano.

En una entrevista con Efe, Molano destacó el trabajo con EE. UU. para la captura de Otoniel, quien, aseguró, desarrollaba un negocio transnacional cuyas dimensiones superaban al que encabezó en su momento el fallecido líder del cartel de Medellín, Pablo Escobar.

El ministro comenzó este martes en Washington una visita que lo llevará a Nueva York y que cerrará el viernes con su participación en Doral (Florida) en la ceremonia de cambio de mando del Comando Sur de EE.UU., que liderará la teniente general Laura J. Richardson.

P.

Usted llega a EE. UU. después de la captura Otoniel, calificada por el presidente colombiano, Iván Duque, como el golpe más importante al narcotráfico después de la caída de Pablo Escobar.

R.

La captura de alias Otoniel es (resultado de) la "operación Osiris", una operación que logra la captura del narcotraficante más importante que tiene Colombia en este siglo XXI. Es una captura que significa que esta cooperación que tenemos en la lucha contra el narcotráfico como delito transnacional es una lucha y un combate a un delito que sigue, que muestra los esfuerzos de trabajo conjunto de toda nuestra fuerza pública, además con la cooperación de EE.UU.; y que demuestra que ningún criminal, por más capacidad destructora que tenga, por más capacidad de articular negocios ilícitos, quedará tranquilo en ninguna parte de Colombia ni en ninguna parte del mundo.

P.

Los expertos advierten de un posible aumento de la violencia en las zonas de influencia del Clan del Golfo y de pugnas para liderar esta organización.

R.

Capturar a Otoniel era un objetivo, porque así inicia el fin del Clan del Golfo (...) Hoy quedarán reductos. A esos reductos se les ha enviado una señal clara de que se someten o serán capturados, pero también está todo el dispositivo de nuestra fuerza pública, sigue operando y con presencia en la costa Caribe.

Desafortunadamente, ellos pueden tratar de cometer actos de retaliación contra nuestros soldados y policías, para lo cual estamos actuando, y estamos preparados con un despliegue que se mantiene a la ofensiva en todas las regiones.

P.

¿EE. UU. apoyó en esta operación?

R.

Definitivamente. La cooperación y la articulación con las agencias estadounidenses en información y cooperación son vitales en la lucha contra el narcotráfico. Este alias Otoniel tenía relaciones con los carteles mexicanos, desarrollaba un negocio transnacional de dimensiones impresionantes, incluso, mayores que las hubiera podido tener el mismo Pablo Escobar. De 500 toneladas de cocaína que incautamos el año pasado, casi el 30 % de esa cocaína era manejada por el Clan del Golfo.

Sus tentáculos tenían operaciones financieras nacionales e internacionales, corrupción de administraciones locales y, por lo tanto, lo que corresponde es seguir con esa cooperación, porque además esa información será vital para encontrar los nexos que tenía a nivel internacional y también a nivel nacional con administraciones y otras empresas del sector privado.

P.

¿Qué supone la nueva estrategia antidrogas después del "Plan Colombia" y el "Plan Paz Colombia"?

R.

El presidente de Colombia (Iván) Duque y el presidente (estadounidense, Joe) Biden tienen un propósito común: el combate al narcotráfico, como ese flagelo que afecta la salud de los jóvenes, la salud pública, pero, además, que tiene en su centro la protección del medioambiente. Esta nueva aproximación de trabajo conjunto implica la reducción del consumo, con una responsabilidad que se ve aquí en EE.UU., una reducción de la oferta que tenemos que asumir nosotros como países productores, pero también una protección del medioambiente, porque hoy tenemos en el caso colombiano más de 200.000 hectáreas de selva colombiana desforestada, principalmente por el narcotráfico.

Este nuevo énfasis permitirá tener una visión más global, donde no sólo exista erradicación, sino sustitución de cultivos ilícitos, desarrollo alternativo, protección del medioambiente y también que avancemos en una fase fundamental, que en esos municipios donde se recupere la legalidad también entre la institucionalidad.

P.

¿Esta estrategia podría incluir la aspersión de cultivos de coca con glifosato?

R.

Lo que Colombia tiene en su oferta de reducción de las áreas cultivadas de coca es primero el desarrollo alternativo, donde con EE.UU. estamos trabajando la sustitución de coca por cacao, por ejemplo, o por café. Está la erradicación manual que se hace con soldados y policías; y con campesinos en Colombia, forzada.

Pero también la aspersión puede ser una posibilidad. Hubo una sentencia judicial que obligó a cambiar la aspersión para cumplir con mayores estándares ambientales y de salud; y esto se ha hecho. Es una aspersión de precisión que tiene consideraciones ambientales en toda su operación con mayores controles tecnológicos para que no haya aspersión en sitios donde hay fuentes de agua; para que el grosor de la aspersión tenga mayor peso, caiga directamente sobre la hoja... Está todo controlado a través de imágenes satelitales, no hay discrecionalidad del piloto. Y en esto ha apoyado mucho ese nuevo rediseño. Hay algunas decisiones judiciales que aún tienen parada la aspersión, pero es una posibilidad que seguiremos trabajando.

P.

¿Qué peso tiene la situación de Venezuela en zonas como la del Catatumbo colombiano, donde el ELN y las disidencias de las FARC se vienen enfrentando?

R.

Una de las mayores amenazas para la estabilidad de Colombia es la situación del régimen dictatorial de (el presidente venezolano, Nicolás) Maduro por dos efectos. Primero, porque ha generado la peor crisis humanitaria en el siglo XXI: más de 4 millones de venezolanos han tenido que buscar refugio en diferentes naciones de Latinoamérica; en el caso colombiano, 1,1 millones de venezolanos están en Colombia.

Lo segundo, porque ha afectado libertades fundamentales: la libertad al derecho de expresión, la libertad a la empresa, la libertad de buscar un trabajo y de tener oportunidades en el país; y esto afecta a la estabilidad de región.

Y lo tercero, porque el régimen de Maduro cohonesta y protege a grupos terroristas, el ELN y las disidencias de las FARC, que son grupos terroristas que desde Venezuela desarrollan actividades de narcotráfico, planean y financian actividades terroristas en contra de los colombianos.

P.

¿Sigue siendo Venezuela un reto para la seguridad de Colombia?

R.

La estabilidad de Venezuela y el bienestar de los venezolanos es un reto no sólo para Colombia, sino que lo es para toda la región de América Latina y de las Américas, y aquí lo que debe haber es un propósito de todos de garantizar una transición democrática que permita restablecer los derechos, que permita el retorno de la población migrante y donde se establezcan principios democráticos esenciales de libertad, de orden, de tranquilidad que debería tener cualquier venezolano.

P.

¿Cómo sería ese diálogo en defensa entre Colombia y EE.UU.?

R.

Queremos retomar una práctica que tenían Colombia y EE.UU. Este es un diálogo de alto nivel de seguridad para discutir más a profundidad los temas de cooperación, especialmente la estrategia de lucha contra el narcotráfico, la cooperación militar de inteligencia... Queremos trabajar y profundizar mucho el tema de ciberseguridad no sólo frente a las amenazas que tenemos en la región, sino frente a amenazas extracontinentales por la influencia de otros países que están teniendo en Venezuela.

P.

¿Países como?

R.

Como Irán y como Rusia.

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