Supersalud hace seguimiento a intervención del hospital en Chiriguaná

“Llegamos con dos mensajes principales: lograr y hacer viable el propósito de la intervención, así como garantizar que el proceso no se perpetúe y se dé cumplimiento dentro de la expectativa de tiempo que se definió”, indicó el superintendente Ulahí Beltrán López.

En 2019 el organismo ordenó la intervención forzosa para administrar al hospital regional San Andrés E.S.E de Chiriguaná. La medida se tomó a través de la Resolución 6063, a fin de garantizar la adecuada prestación del servicio de salud a los usuarios de este municipio y su área de influencia. Además, superar los hallazgos contenidos en términos de atención y las dificultades presupuestales y financieras que tiene el centro asistencial.

Entre los hallazgos que obligaron a intervenir este hospital se relacionó la baja ocupación de los servicios asistenciales, el evidente deterioro en algunas áreas de la infraestructura, el aumento de los pasivos, y las deudas con funcionarios y contratistas.

“Con el acompañamiento del Ministerio de Salud y el compromiso de la Gobernación del Cesar, desde la Superintendencia consideramos que el hospital deberá corregir el rumbo y salir a flote, a través de estrategias que les permitan a los usuarios contar con calidad en la atención en salud”, informó en su momento la entidad.

En 2020, la Superintendencia Nacional de Salud prorrogó por un año la medida de intervención forzosa que tiene sobre el hospital Regional San Andrés, con el objetivo de lograr su estabilidad financiera y administrativa, y brindar una mejor atención en salud a cerca de 250.000 usuarios del departamento de Cesar.

Según la resolución 5013, la Supersalud ordenó al agente especial interventor desarrollar tareas como la de ejecutar los recursos que le fueron asignados a través del Fonsaet y elaborar un estudio que proyecte la sostenibilidad técnico-científica y financiera para reactivar los servicios del segundo nivel de atención del hospital.

Cabe anotar que en el ejercicio de resultados de 2019 el hospital reflejó un déficit de 9.262 millones de pesos, así como un alto grado de iliquidez y todavía un bajo nivel de recaudo, por lo que, entre otras, la Supersalud ordenó adelantar las actividades tendientes a lograr la razonabilidad de los estados financieros.

En la medida de prórroga, la Superintendencia informó que la entidad logró avances en la depuración contable y saneamiento financiero, permitiendo emitir cifras con mayor grado de confiabilidad a fin de revelar la real situación del hospital.

Según el informe de la interventoría, durante el primer año se reabrieron y rehabilitaron servicios de segundo nivel como urgencias, hospitalización, medicina especializada, servicio quirúrgico, laboratorio clínico, tomografía, radiología e imágenes diagnósticas, terapia física y respiratoria, ginecobstetricia, medicina interna, pediatría, anestesiología, cirugía general y ortopedia.

En julio de este año, la Superintendencia de Salud reportó que “es evidente la transformación de este hospital que presta todos los servicios de primer y segundo nivel con calidad y oportunidad, y en el que hemos visto que los usuarios han recobrado la confianza porque saben que les estamos cumpliendo con la recuperación de su salud”.

En busca del saneamiento financiero, a corte del primer semestre de 2022 se resaltaron estados financieros razonables, disminución del pasivo en más de $9.000 millones, aumento de facturación en $700 millones en cinco meses y recaudo de giro directo pasando de 630 millones en febrero 2022 a julio 1.367 millones en julio de este mismo año.