El miércoles, día que se cumplió un mes del cruel asesinato de la familia Lora Rincón, en el municipio de Aguachica, Cesar, los miembros de la iglesia Príncipe de Paz, del barrio Villa Paraguay, decidieron abrir nuevamente el templo y realizar las ceremonias religiosas lo más parecidas posibles a cuando estaba al frente de ellas el pastor Marlon con su esposa Yurlay y sus hijos Santiago y Ángela.
Leer también: Reabren iglesia evangélica que lideraba la familia Lora Rincón
En horas de la mañana de ese 29 de enero de 2025 llegaron varios miembros de esa comunidad cristiana y se dispusieron a limpiar y organizar todo en la iglesia para continuar realizando las reuniones los días miércoles, viernes, sábado y domingo.
“El legado es seguir en la obra del señor y lo que Marlon Yamith Lora nos enseñó es que no nos detuviéramos, que siguiéramos adelante con este legado”.
Sin embargo, mientras la feligresía de la iglesia ha buscado seguir con la fe en Dios, la espiritualidad y las enseñanzas que les dejaron los pastores, las autoridades a cargo de la investigación no han dado a conocer a la opinión pública, que sigue reclamando justicia, quiénes fueron los asesinos de esta familia, dónde están, por qué no han sido capturados y por qué los asesinaron.
También reclaman por el silencio que ha guardado la alcaldesa municipal de Aguachica, Greisy Roqueme, quien se ha limitado a pronunciarse en dos comunicados de prensa. En el primero aseguró que las investigaciones estaban siguiendo su curso a cargo de la Policía Nacional y la Fiscalía General de la Nación, y en el segundo hizo un llamado a la ciudadanía para que no se dejara llevar por las informaciones que circulaban en redes sociales, en referencia al caso, sino acogerse a los canales oficiales de las instituciones.
En el caso de EL HERALDO, han sido reiterados los intentos de comunicación con la mandataria municipal, y con el secretario de Gobierno, Isaac Holguín, pero estos no han atendido las llamadas telefónicas.
Ya los individualizaron
No obstante, el secretario de Gobierno departamental, Eduardo Esquivel, recordó que a inicio de este 2025 hubo una mesa de seguridad como seguimiento a las investigaciones sobre esta masacre. Explicó que existen detalles que no pueden hacerse públicos para no poner en riesgo lo que se ha adelantado para dar con la captura de los asesinos y así poder llegar hasta los autores intelectuales de este múltiple crimen.
“Muy excelente van las investigaciones y para no especular más hemos querido no referirnos al tema de manera puntual, pero esas investigaciones avanzan de manera extraordinaria. Le hemos dicho a la Policía que ya se cumplió un mes y nos están pidiendo un par de días con el objeto de tener resultados concretos”, indicó el funcionario departamental.
Importante: Una mujer fue asesinada con arma de fuego en Valledupar
Asimismo han establecido que los presuntos asesinos estarían identificados, inicialmente con los alias y posteriormente dieron con la individualización a fin de que la Fiscalía General de la Nación pueda solicitar ante un juez las órdenes de captura, pero todo sigue siendo un enigma y nada hay en concreto.
¿Cómo ocurrió la masacre?
El 29 de diciembre de 2024 los pastores Marlon y su esposa Yurlay realizaron el servicio dominical en la iglesia. Inicialmente su hija Ángela, que era la líder de alabanza, estuvo a cargo de la apertura de la ceremonia religiosa. Cantó e hizo una breve prédica, mientras que su padre se preparaba para dar la acostumbrada enseñanza bíblica. Mientras tanto Yurlay estaba en consejería, y Santiago asistía a la parte audiovisual, como la transmisión en vivo por Facebook que se realizó ese día, de la llamada ‘Escuela Dominical’. Rutina que mantuvieron por más de una década ya que desde el 2014 fueron los pastores de la sede de la iglesia en Villa Paraguay. Antes asistían a la sede principal en el barrio La Unión, desde el 2002.
Al finalizar despidieron a los feligreses y se desplazaron hasta el restaurante ‘Sabores y Sorbetes’, donde no tenían más de 30 minutos de haber llegado y ordenado las comidas, cuando fueron sorprendidos por un sujeto que descendió de una motocicleta. Este, en compañía de otro había recorrido varias calles de Aguachica, hasta llegar al establecimiento comercial. Estando allí el individuo que actuaba como parrillero del vehículo les disparó a sangre fría, uno por uno hasta dejar inicialmente muertos a Marlon, Yurlay y Ángela. Santiago, el menor de la familia, quedó agonizando y murió el 31 de diciembre a las 10:21 de la noche.
Tras este suceso la ciudad y el país entero se conmocionaron y las investigaciones se iniciaron.
Investigadores de Barranquilla, Bogotá y Bucaramanga, de la Policía Nacional y la Fiscalía Especializada de Barrancabermeja, han analizado cada punto de los hechos. Han sido 200 horas de grabación de las cámaras de seguridad de Aguachica las analizadas y esto les permitió saber el recorrido previo que tuvieron los sicarios, ver sus rostros e individualizarlos para elaborar un cartel para el ofrecimiento de una recompensa de hasta $50 millones aportados por la Gobernación del Cesar y la Alcaldía de Aguachica.
Según las autoridades, esto les ha permitido tener información, algunas certeras otras falsas, para dar con el paradero de los autores materiales, sin que aún existan capturas.
Días después de los hechos, en zona rural de Riohacha, La Guajira, la Policía Nacional halló dos motocicletas en las que presuntamente huyeron los sicarios. Estos vehículos tendrían huellas dactilares de los sujetos que las conducían y luego de un cotejo pudieron dar con identidades, pero aun así no hay capturas, todo es un misterio.
Las llamadas
Fuentes de la Policía Nacional en el Cesar indicaron a este medio de comunicación que en la trazabilidad realizada a los abonados telefónicos de la familia Lora Rincón únicamente encontraron que en el celular del pastor Marlon existieron conversaciones con un sujeto conocido como alias el Calvo, un presunto narcotraficante de la región, y quien luego de estar desaparecido fue hallado sin vida producto de impactos de arma de fuego a orillas del río Magdalena, en el municipio de El Banco.
De interés: Menor de edad murió en medio de un tiroteo en Aguachica
“Las llamadas sí existieron entre el pastor y ‘el Calvo’, lo que no se sabe es qué tipo de relación tenían”, expresó un vocero de la Policía Nacional.
De esta manera la investigación desvirtuó que el móvil pudiera ser las amenazas que habría recibido Ángela Lora, quien días antes le había comunicado al personero municipal de Aguachica que la habían llamado para realizarle algún tipo de exigencia económica.
También las autoridades descartaron que el crimen hubiese sido por persecución religiosa, pero la hipótesis que sí sigue vigente es la de una confusión. El sicario habría confundido a Zaida Andrea Sánchez Polanco, alias la Diabla, y a su suegro, que es calvo, con el pastor y su hija porque los antes mencionados sí habrían estado minutos antes en el restaurante, pero cuando el sicario llegó ya no estaban; sin embargo, al ubicar a una persona calva, que en este caso era el pastor, procedió a dispararles a este y a los demás acompañantes en la mesa.
Tanto ‘el Calvo’ como su pareja ‘la Diabla’ eran de Aguachica. A ella la asesinaron la noche del 22 de enero en Medellín. Presuntamente lideraba el narcotráfico en el sur del Cesar.
Los proyectos no cumplidos en la iglesia
La trágica muerte de los pastores de la iglesia Príncipe de Paz, Marlon y Yurlay, y de sus dos hijos, Santiago y Ángela, que también eran servidores en esta, no solo frustró los planes personales que estos tenían, sino también los de su comunidad religiosa.
Algunos de estos ya eran de público conocimiento en tanto que el pastor Marlon Rincón en su última prédica del domingo 29 de diciembre de 2024 se despidió de ellos, los invitó al culto especial del 31 y de paso les dijo que los servicios en el templo iban a continuar a partir del lunes 13 de enero de 2025.
Empezaría con una semana de ayuno y para esta invitó a todos a sacar el tiempo necesario para dedicarlo a ello, para que en el nuevo año todos iniciaran renovados en el amor y la fe en Dios. Sin embargo, el templo estuvo cerrado por más tiempo ante la ausencia permanente de sus guías espirituales, y solo hasta el miércoles 29 de enero, un mes después de la masacre, la feligresía regresó a continuar la obra evangelizadora