Un gran misterio que por un buen tiempo ocupó la atención de los san pacheros cuando hubo quienes empezaron a escuchar, en altas horas de algunas noches, una entonada voz rompiendo el silencio, que cantando repetía “échate pa´ca” “échate pa´ca”” me decía una niña”. Para algunos la voz salía del suelo, otros decían que la escuchaban brotar del tronco de un legendario guamacho y terceros que sólo la escuchaban, pero sin saber la ubicación exacta del fenómeno.
En la cuadra en donde se dice ocurrió el fenómeno musical nocturno había fallecido Petrona Casiani, una mujer entrada en años que toda la vida participó en cumbiambas y comparsas del carnaval por lo cual muchos relacionaban este hecho con el primero y no dudaban en decir que era la congracia de la naturaleza con la difunta.
Pasaban los días con sus noches y la voz se dejaba escuchar a veces, pasando a ser patrimonio intangible del barrio. Una tarde de domingo entre frías y frías Julio Cañate, un vecino residente del barrio colocaba monedas en la rocola que tenían los hermanos Dámaso y Carlos Pájaro, en su negocio de cantina y billares. Sonó el disco, que interpretado por el dúo Fortich y Valencia en aire vallenato que en su inicio decía: Cuando yo andaba por las regiones del valle aprendí a bailar la cumbia, el merengue y el paseo vallenato…, que puso a bailar a los barranquilleros por mucho tiempo.
Cuando la gente escucho esto en el pick up se encaminó al sitio del guamacho y encontró que había un pedazo de disco de 75 rpm en una de las ramas que al ser movido por la brisa rozaba con una espina y sonaba: ay, qué lindo es ser del valle, si vuelvo allí me quedo.
Así se aclaró el misterio del guamacho.
Ulises R Rico Olivero
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