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Es innegable observar que estamos ante un mundo que vive un tiempo de tregua, que dejará para la memoria de las nuevas generaciones un vacío de soledad y una gran historia que contar.

Tristemente, debemos reconocer que estamos viviendo un tiempo confuso y de tan lamentables acontecimientos que paralizan la normalidad cotidiana, a la vez que ahonda nuestro sentimiento de impotencia donde solo el silencio nos consuela dentro de un espacio aislado y apacible con el que buscamos apoyarnos en la gracia de la comprensión y la amorosa solidaridad.

La humanidad entera, se ha visto obligada a darse un tiempo de distensión en su afanosa existencia, tiempo en que la economía global se acomoda a una demanda en cuarentena y las naciones se dan una tregua al privilegiar la vida de sus connacionales antes que persistir en agresiones internas y más allá de sus fronteras; mientras la naturaleza se recupera, al tiempo en que la contaminación atmosférica disminuye y la calidad del aire mejora; mientras la música produce notas que alivian, que sanan y se escuchan voces y cantos que conmueven, que acompañan la calma de estos nuevos días, donde los arboles respiran tranquilos y los ríos ya no lloran su destino; los peces salen incautos de sus escondites y las aves expanden sus alas libremente en un cielo despejado y limpio, mientras el cisne flota desprevenido en su acuático camino. .

El mundo ha perdido voluntariamente la noción del paso del tiempo, mientras que una alegría se extravía en la confusión de una sociedad excesivamente autómata y paradójica, que, apoyada en la tecnología para ir más rápido, se sumerge hoy en un mundo que la atrapa y la aquieta, y a medida que este tiempo avanza, esa misma sociedad se reencuentra así misma para buscar unida su propia paz interior y recuperar lo que alimenta y da fuerza a nuestras vidas, como es la armonía espiritual con nuestro creador.

La angustia y la muerte contrastan al observar una humanidad más solidaria con los desfavorecidos, al mismo tiempo que se hace consciente de la biodiversidad y reconoce la necesidad de mantener un ambiente menos contaminado y reflexionar acerca de la importancia de habitar un ecosistema sano

Es un aviso, una llamada de la naturaleza para que entendamos que los sistemas de vida son la base para lograr todos los objetivos de desarrollo sostenible de manera integral.

Sin embargo, queda la gran pregunta: ¿Que pasará apenas termine esta emergencia planetaria y de qué manera podemos prepararnos para no incurrir en los mismos errores cuando estemos de regreso de este obligado tiempo de tregua?

Por *Roque Filomena.