Desde los años en que la batuta deportiva en el Junior la llevaba el Pibe acompañado de fuerza y talento costeño como Bolaño, Pacheco, Valenciano y Grau entre otro, dejé de ir al estadio porque el aporte de los jugadores de la Costa en el equipo insignia de Barranquilla y la Costa ha ido decreciendo, y prácticamente se ‘cachaquizó’.
Considero que los Char son unos comerciantes exitosos y la única empresa grande 100% costeña es su grupo económico, pero en el Junior realmente las nuevas generaciones de dirigentes no han aplicado estas mismas estrategias comerciales para hacer de su equipo una verdadera empresa, apoyados en el empuje y talento creativo de los jugadores de nuestra Región.
Solo vean las alineaciones de los últimos años: 8 o 9 cachacos y solo 2 o máximo 3 costeños. Está comprobada la marcada influencia regional de los jugadores del Valle y Antioquia, los cuales se mueren por jugar en el Medellín, Nacional, Cali y América, pero es escaso su rendimiento cuando deben apoyar equipos de otras áreas de nuestra geografía regional. Son contadas las excepciones que confirman la regla, y de más está resaltar la escasa actitud profesional del jugador colombiano, los cuales en su mayoría juegan de acuerdo a como esté el estómago y si se identifican y apoyan al entrenador de turno. Solo comparen cómo el Real Cartagena, equipo de $1.000, golea a uno de $50.000, y en su propia casa, y ya van dos o tres veces.
Mientras tanto, el talento de nuestros jóvenes se pierde en las divisiones inferiores del Junior y el Barranquilla FC, o este recurso emigra a otras regiones donde realmente son valoradas sus condiciones deportivas. Muy humildemente considero que se hace necesario un replanteamiento en este aspecto, y que los Char, que son los que ponen el billete, deben escuchar a sus verdaderos hinchas, los cuales en su mayoría y principalmente los de la franja de 50 a 70 años de edad piensan como este lector.
Atentamente,
Ángel Francisco de Asís Del Río
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