
No es un error, el título del artículo está bien.
Por estos días, al cierre de la presente semana, se conocerá el aumento que fijará el nuevo salario mínimo legal para cerca de cuatro millones de obreros que devengan un salario en Colombia. Estando en la clase de sociales en quinto grado de la Institución Educativa Distrital del Desarrollo Humano y Cultural del Caribe, en la jornada vespertina, tratando el tema de la distribución del ingreso, y después de hacer la claridad en los conceptos, pobreza, bienestar, ingreso, etc, un estudiante de nombre Juan Camilo Betancur Rivera, me hace una propuesta: “…profesor, ¿por qué hablamos de salario mínimo y no de salario máximo?”, pregunta que nos pone a pensar a todos, incluso a mí y después de reconocer su competencia propositiva y de aceptar que así debería ser, le prometí que escribiría un artículo y que lo haría público, esperando que su propuesta llegue a la mesa de negociadores que se encuentran debatiendo el porcentaje de aumento para fijar el nuevo salario para los obreros en el 2014 y que gobierno, empresarios y sindicalistas, cambien el paradigma de mínimo por máximo, para que empecemos a atacar la pobreza de los colombianos, para que todas las familias puedan satisfacer sus necesidades básicas, para que iniciemos la sanación de la fractura social que nos lleva a pensar en ricos y pobres, para que seamos un país más igualitario, para que las familias puedan desarrollar su potencial social, para que la distribución desigual del ingreso sea cuestión del pasado y todos empecemos a construir la Colombia que un día soñaron nuestros precursores, Por eso hablar de Salario Máximo Legal Vigente es más rentable social y económicamente que hablar de Salario Mínimo Legal Vigente, ya que la historia nos ha demostrado que si hablamos de mínimo, cada vez hay más pobreza y la riqueza se sigue concentrando en pocas manos, lo que nos hace un país desigual, que hoy por hoy se encuentra en un deshonroso lugar a nivel mundial, peleando con Haití puestos indeseables en el tema de desigualdad social.
Ojalá los empresarios se pongan la mano en el corazón y empiecen inclusive proponiendo que el aumento no se debe hace por porcentaje sino por valores cuantitativos para que todos los trabajadores reciben lo necesario para satisfacer sus necesidades básicas y que sea el niño Juan Camilo Betancur el héroe que una vez propuso en clase de sociales, hablar de salario máximo y no de mínimo.
Darío Acourtt Pérez
Economista T.P. 18625
acourtt@yahoo.es
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