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En Colombia hay 12.400 concejales y el 75% no ha terminado el bachillerato, es decir 9.300 coadministradores de los 1.099 municipios del país no son bachilleres. El arte de gobernar y administrar es un asunto muy delicado y complejo que requiere una sólida preparación académica o autodidacta basada en la experiencia. Sabido es que hay personas que no requieren de estudios formales para desarrollar sus labores con lujo de competencia, pero esas son la excepción, ya que el ser humano requiere de aprendizajes y patrones pedagógicos a través de su existencia para profundizar las diferentes ramas del saber.

Quien se dedica a la política debe esforzarse por adquirir conocimientos económicos y jurídicos que le permitan visionar el complejo panorama de la administración pública. Es preocupante este altísimo porcentaje de administradores con tan escaso nivel académico en municipios que ya sobrepasan una población de cien mil habitantes. Es extraño que para ejercer otras profesiones se exija idoneidad y no se haga con la profesión de político, tan importante y decisiva en el bienestar de los ciudadanos, por ser ellos quienes al final de cuentas toman las decisiones trascendentales que después desarrollarán los funcionarios de las múltiples dependencias del Estado.

Cabe preguntarse: Si solo el 25% de los concejales son bachilleres, entonces, ¿cuántos son profesionales? Si bien en una democracia no pueden existir exclusiones ni preferencias al momento de escoger los gobernantes, sí debieran existir un mínimo de calidades educativas para desempeñar cargos de elección popular, con la seguridad de que todo aquel que inicia su carrera política como concejal, acudirá a las aulas inmediatamente.

Samuel Muñoz Muñoz
Especialista en Gobierno y Gestión Pública.