El Heraldo
Opinión

Lectores escriben

Música cubana
Celina y Reutilio

En el reciente homenaje a Celina González, quien hizo parte del dúo Celina y Reutilio, en la pasada Feria de Cali, recordamos que su música nos puso a bailar a los barranquilleros en matrimonios, estaderos y fiestas familiares, en la década de los 70 y 80. Celina y Reutilio, su esposo, se iniciaron en fiestas campesinas (‘guateques’ les llaman los cubanos). Para nosotros serían parrandas.

Su historia dice que provenían de un caserío, llamado La Luisa, donde los descubrió Ñico Saquito, hasta llegar a La Habana, donde comenzaron a grabar y ser conocidos internacionalmente. Aquí gozamos sus canciones; Santa Barbara, Me tenían amarrao con p, Yo soy el punto cubano, Canto a Borinquén, Pedacito de mi vida, fueron los temas más bailados. Tambien bailamos guarachas y sones.

Los curramberos somos guaracheros (después salseros). La canción El rey del mundo, que tuvo poca difusión comercial y bailable, es un ‘temazo’, por lo de la armonía, letra y arreglos, y porque se aprecian todos los instrumentos que hace inigualable la música cubana. La guitarra solitaria de Reutilio, su destreza y punteo en la ejecución, así como el solo de piano(Obdulio Morales), el laúd, el bongó y la excelente y siempre acompañante segunda voz de Reutilio Domínguez y la inigualable y bien timbrada voz de Celina, llena de matices de mezzosoprano.

Ella siempre dice que su segunda patria es Colombia y en Cali la quieren mucho, ya que vivió algún tiempo en esa ciudad. Justo homenaje a esta artista de parte de los caleños. Vinieron alguna vez a Barranquilla. Pero sus canciones serán para la eternidad, aquí también.

Pablo Romo Romo
Cultura Cirdamayer
romoromop@hotmail.com

 

Falacias de mi abuelo
Hermosa vejez

El entretenimiento más agradable de todo anciano es recordar, esa es la manera más fácil de retornar a la juventud; de volver (mentalmente) a sus aventuras inconfesables sin tener que rendir cuentas de ellas a nadie; de no pedir disculpas y su mayor ventaja que no necesita testimoniar lo escrito o lo narrado. Hechos acaecidos cuarenta o cincuenta años antes sin quien lo atestigüe o desmienta se presta al acomodo de la conveniencia de lo real o de la exageración; para todo lo bueno e interesante se emplea el yo, y para lo cursi o amoral siempre jala de los cabellos a él.

El, o los relatos de un anciano es el mejor somnífero para los niños, pero para la juventud es algo fastidioso y casi reprochable porque los jóvenes se sienten incómodos al no tener la inteligencia, el valor, la sabiduría del anciano –abuelo; porque todavía son árboles que no dan fruto ni sombra. No olvida sostener que en la vida hay dos sendas que el resume en el bien y el mal proceder; si haces el bien siempre recibirás el bien y si haces mal siempre recibirás mal; si das, recibirás; si escondes o niegas, no pidas, porque no te darán; trata, hasta más no poder, evitar la envidia y destierra la ambición con la bella capa de la conformidad; no obligues a creer en lo que tú crees, a voluntad cada cual escoge lo suyo, todos nos abrigamos con la sábana que más nos agrada; sé respetuoso con las creencias ajenas para que la tuyas sean respetadas.

He repasado las nobles falacias de mi abuelo infinidad de veces y he llegado a creer que era un sabio, que nada ignoraba, que todo cuanto narraba eran enseñanzas o consejos disimulado para el posible joven lector; que su estrategia era dibujarse en el recuento como él quiere que sea yo.

Rafael Buendía Sierra
c.c. 833.617 Barranquilla

 

Histórico poblado

Castigos de la naturaleza

Las fuertes brisas frías, anunciaban la llegada del agua, hermosas aves dejaron las ramas, entre truenos, rayos y maniguas. Fogonazos, torrenciales y temores, hacía arropar a grupos en sus chozas. Ahora negras y sinsabores, obligaban a entrepiernar a las mosas.

Árboles y troncos al suelo caían, bajo la furia de la naturaleza, conejos, guineas y venados espantados huían, buscando refugios entre malezas. Gritos y desesperos de niños se escuchaban, entre la tenebrosa oscuridad, donde unos y otros se abrazaban, orando por la normalidad.

Gallinas, patos, perros, gatos y cerdos sobre las bravas aguas flotaban, abatidos entre crueles momentos, que sin frenos aumentaban. Nada quedó de aquella típica provincia, después de la calma aparecida, del indio y la india, escuchaban de noche sus cantos.

Carpas, varas, láminas y tablas, corrieron agua abajo, voces, lamentos y hablas, lloraban sus harapos. Aquel viejo caserío, se hundió entre rebeldes corrientes, al compás de despreciables hastíos, por la derrota cruel de esa pobre gente. Wakuto, Wakuta y sus pequeños pasaron a un oscuro pasado, desagravios, recelos y desgreños, era todo a mostrar en aquel histórico poblado.

Santander Rojas De la Rosa.

Liquidación
Sufrimiento o eutanasia empresarial

Los agentes liquidadores e interventores son abordados por muchos acreedores o personas del común con dudas y preocupaciones sobre experiencias extremas de procesos liquidatorios e intervenciones, por lo que vale la pena hacer un mínimo ejercicio de pedagogía sobre el tema.

Las empresas tienen un ciclo: nacen a la vida jurídica, producen bienes y/o servicios y se extinguen o se transforman. Dependiendo de dónde provenga la disolución y consecuente liquidación se distinguen las voluntarias, las judiciales y las forzosas administrativas. Las primeras provienen de los órganos de dirección de la empresa, las segundas de los jueces y las últimas de las entidades de vigilancia y control como las Superintendencias. Estos procedimientos son muy comunes en el derecho concursal, incluyendo la reestructuración de pasivos de las entidades territoriales.

Las empresas, como los seres humanos, de acuerdo a la gravedad de su estado terminal, deben tener una muerte digna, entendida como rápida y con los menores traumas o sufrimientos laborales posibles. Si bien es cierto que una liquidación implica la identificación, recuperación y venta de los activos para pagar las deudas (las que se deben reclamar oportunamente y son privilegiados los pasivos pensionales y laborales), de acuerdo a unas calificaciones y graduaciones, no es menos cierto que estos procedimientos aparentemente sencillos, pueden implicar altos niveles de complejidad dependiendo no sólo del tamaño de la entidad, como se suele señalar, sino principalmente por las omisiones y errores realizadas en el proceso o los pasos fundamentales, violando lo ordenado en las disposiciones legales.

Los procesos de liquidación son reglados. Las normas informan sobre cómo identificar la masa de acreedores, los plazos para las reclamaciones, la importancia de los créditos privilegiados, la diferencia entre las acreencias (obligaciones antes de la toma de posesión) y los gastos de administración de la liquidación (obligaciones posteriores y exigibles judicialmente), como el privilegio de estos últimos para poder cumplir con lo ordenado por la autoridad competente.

Entonces, resulta que muchas veces no se adelantan los pasos obligatorios y más bien se continúa operando, e incluso se abren nuevos negocios como si nada hubiese acontecido, algunas veces por ignorancia, y se termina confundiendo dos momentos importantes, el antes y el después de la toma de posesión para liquidar, permitiendo actividades dentro de los gastos de administración no propias de las liquidaciones.

Los errores y omisiones por muchos años cometidos tanto por los interventores y liquidadores, el sindicato y las entidades de vigilancia y control, no hicieron posible que se realizara completamente una verdadera “eutanasia” empresarial, una muerte digna, y sobrevino una extinción con muchos sufrimientos e incertidumbres, ya que quedan en suspenso las jubilaciones convencionales canceladas por la Fundación Hospitalaria y, por otro lado, las pensiones que debían obtener los ex trabajadores por parte del Instituto de Seguro Social (ISS), cumpliendo sus requisitos, pero muchos ex trabajadores no han logrado las pensiones, ya que por años se omitieron pagar cotizaciones de semanas y así obtener este justo derecho, ahora todo depende de los recursos contingentes que se obtengan por procesos pendientes a favor de la Fundación Hospitalaria y así lograr este noble fin. He aquí el desafío de período pos liquidatorio para que se obtengan los resultados judiciales que coadyuven a la “eutanasia” empresarial.

Guillermo De la Hoz Carbonó
12.616.263

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