La cifra del cero no la enseñan cuando comenzamos a aprender los números, esta aparece cuando llegamos al número 10, la aritmética no podría funcionar sin el cero; la geometría y el álgebra, tampoco, pero ¿de dónde nace esta cifra que cambió radicalmente las matemáticas?
Los antiguos griegos y romanos, célebres ingenieros, no pudieron darle un nombre a la nada; los griegos desarrolladores de la geometría y la lógica no pudieron introducir el símbolo del cero.
Pero hay que darle un lugar a los mayas. Se cree que fueron los primeros en introducir el símbolo en América alrededor del año 36 a.C.; más tarde el famoso astrónomo griego Claudio Ptolomeo utilizó un símbolo parecido al moderno cero, como marcador de posición en su sistema numérico, lo cual pudo darle significado a 11 y a 110. Luego, en la India, lo definieron como sustraer cualquier número de sí mismo. La palabra cero proviene del sánscrito, una lengua de la India, “shunya”, que significa vacío.
Brahmagupta, matemático indio, se cree que fue el primero en tratarlo como un número. Creó unas reglas para operar con él; más tarde llegó a Europa de la mano del matemático italiano Leonardo de Pisa (Fibonacci), con su sistema de numeración hindú-arábigo.
No fue fácil tratar al nuevo inquilino ya que este se presentaba de distintas formas, en la suma y la multiplicación encajaba perfectamente, pero en la resta y la división, ¡ni de vainas!, aquí si había complicaciones.
Hoy en día este numerito regordido sí que es complicado, o si no mírelo usted por sí mismo y hágase la siguiente pregunta: ¿Compraría usted un billete de lotería que pague como premio mayor 000.000.000.000,1 o al revés 1.000.000.000.000? Qué diferencia, ¿verdad?
Eimar Fandiño Sarmiento
archy.1953@hotmail.com