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Recordando la canción española Verde como el trigo verde me permito hacer esta esquela para decirles a los lectores de EL HERALDO que el mejor recuerdo que nos dejó el Mundial de Fútbol 2014 fue el de los colores: el tricolor nacional y el verde de los estadios donde se jugaron los partidos del torneo global.

La Nación quedó pintada con el amarillo, azul y rojo de nuestra bandera y nuestra retina por el verde de los engramados perfectos. Qué bueno sería que nuestros gobernantes pintaran de verde todas las zonas verdes de nuestras ciudades y carreteras, como también los crueles tierreros de nuestros campos populares de fútbol. Este verde no solo beneficia a nuestra retina sino a los pulmones de los deportistas y de los vecinos y serían generadores de empleo porque estas zonas verdes y campos engramados necesitarán jardineros permanentes para regar y cuidar la grama. Ojalá José Antonio y Elsa Margarita en el Atlántico y su capital Barranquilla tuvieran oídos receptivos y acogieran este gran proyecto para bien del paisajismo, del deporte y de la salud... Verde que te quiero verde...

Atentamente.

Alberto M. Lamadrid Orozco