Carnaval sin impedimento para gozar
El Carnaval de Barranquilla no tiene barreras. Así lo dejaron claro varios de los participantes que a pesar de tener algunas discapacidades se gozaron el desfile de principio a fin. Una pedida de mano volvió a relucir.
La Vía 40 fue nuevamente escenario para que los grupos de tradición desfilaran sobre ella y deleitaran al público en el segundo día de Carnaval. La jornada se desarrolló en medio de un río humano cargado de historias, entre ellas la de Sebastián De Ávila, un músico de 54 años, perteneciente a El Imperio de las Aves. Este carnavalero con discapacidad auditiva y visual percibe el sonar del acordeón con los ‘oídos’ del alma. Desde los 14 años es un amante de la manifestación cultural y ha estado vinculado a la danza por cerca de cuatro décadas para enviar el mensaje de que su talento “vuela” con el corazón.
Sin lugar a dudas, la música es un lenguaje universal. Partiendo de esa premisa, integrantes de la Banda de Inclusión de las Casas Distritales de Cultura dieron muestra de un talento capaz de mover las fibras de cualquiera. Aunque ellos no veían al público asistente, sus interpretaciones retumbaron en el Cumbiódromo y en los corazones de propios y turistas.
Otro personaje que captó las miradas del público fue Mateo Rebolledo, un joven de 23 años con síndrome de Down que desde hace cuatros años se dedica a la fotografía. Su pasión es tal que en la fotomaratón Mira al Centro obtuvo el tercer puesto en la categoría Primer Plano Mira al Centro. Al terminar el bachillerato lo primero que hizo fue pedir una cámara fotográfica. Mateo aparecerá en la serie La Invencible Esther, interpretando el papel de Ángel, el hijo de Gabriel, periodista que entrevista a la ‘novia de Barranquilla’.
Otras historias
El Congo Grande rindió homenaje a Kevin Maury, su joven integrante de 25 años que desde 2019 desapareció sin dejar rastro. Los bailarines de la tradicional danza portaron en su capa negra un lazo verde para representar la esperanza que tienen de que algún día, no muy lejano, su desaparecido miembro vuelva a casa.
El calor de la ciudad cuando llega Carnaval es innegable y nadie está inmune a sufrir una subida de presión, es por ello que en plena Vía 40 aparecen Rubén y Óscar Coronado, conocidos como ‘los médicos del pueblo’. Este par de personajes llevan 15 años saliendo en los desfiles para ofrecerles a los asistentes un diagnóstico de cómo se encuentra su salud en esos momentos. Ellos van con todos sus implementos médicos para prevenir cualquier percance.
Pero también la Vía 40 fue nuevamente escenario para las declaraciones de amor. Esta vez el turno fue para el Cumbión de Oro en una escena protagonizada por Zhambyck Teherán. El músico percusionista le pidió matrimonio a su novia, la cumbiambera Stephany Bossio, después de seis años de haberse conocido. La cumbiamba hizo una calle de honor a las alturas del Centro de Convenciones Puerta de Oro y la música paró, fue entonces cuando el joven con el público de testigo le preguntó a su novia si quería casarse con él. Ella dijo que sí.
La Gran Parada 2020 dio para que los asistentes vieran de todo, en una muestra especial de que sea cual sea la condición en la que se asiste, todos los carnavaleros tienen licencia para gozar.