El Heraldo
El papa Francisco durante la celebración de la Eucaristía en Contecar, Cartagena. Josefina Villarreal
Bolívar

Francisco unió a Cartagena

Más de 300.000 personas asistieron a la misa campal que ofició el Sumo Pontífice en su último día de visita apostólica en la Heroica.

Pasaron 31 años para que un máximo jerarca de la Iglesia católica pisara suelo colombiano. Ayer, Cartagena fue epicentro del quinto día de visita apostólica de Jorge Mario Bergoglio, quien aterrizó en el aeropuerto Rafael Nuñez a las 9:55 de la mañana, diez minutos antes de lo previsto.

Desde la madrugada del sábado, fieles acamparon para guardar un lugar en la fila que se extendió varios kilómetros antes de las entradas habilitadas en Contecar. A pesar del calor y el cansancio, el ánimo no decayó en ningún momento.

“Esto es algo que no vamos a volver a repetir. Venimos de Sincelejo a ver al Papa y no nos importa esperar las horas que sea.  Somos bendecidos por estar acá”, comentó Sonia Rojas, con las mejillas coloradas por el calor de la mañana.

La brisa esquiva iba y venía para refrescar por segundos a los asistentes a Contecar, quienes aprovecharon la fila para hacer cánticos, dormir, comer y rezar. Entre aplausos, jóvenes vestidos con camisas blancas y la imagen del sumo pontífice, corearon alegres: “La locura crece y el Papa no aparece”, en un gesto de desesperación por tener de frente a Bergoglio.

Por su parte, los vendedores gritaban a viva voz: “Estampillas de Francisco, gorras mágicas”, y “lleve la gorra, lleve la gorra, lleve el sombrero del Papa para que se proteja del sol”, con el fin de atraer a los compradores. 

Pasadas las 9 de la mañana, un río de personas entró al lugar donde Francisco dio la eucaristía. 

Uno a uno, los asistentes se fueron ubicando en los espacios dispuestos, y en los que no también, hecho que hizo que durante unas horas se creyera que Francisco no haría el recorrido en el papamóvil para bendecir a los fieles, ya que no había lugar por donde transitar. “Agradecemos su colaboración para que se ubiquen en los sitios autorizados y despejen el camino por donde se tiene previsto que pase el Papa”, se escuchó, una y otra vez, por los 300 parlantes puestos por la producción de la misa.

Un grupo de jóvenes canta alabanzas mientras espera al papa Francisco en Contecar.

Encuentro religioso

Personas de distintas clases sociales de la ciudad y de otras partes de Colombia y el mundo se unieron en un mismo punto con un solo objetivo: ver al Papa americano que tiene un mensaje que “nos llega a todos”, según afirmaron varios de los asistentes.

Julio Izquierdo, de 19 años, es un indígena kogi de la Sierra Nevada de Santa Marta que llegó a Contecar a ver al papa Francisco. Desde enero está en el Corralito de Piedra para terminar su bachillerato y dijo que no podía perder la oportunidad de ver al santo padre. “Yo al Papa ya lo he visto por televisión y cuando supe que venía quise verlo en persona. Aunque nosotros practicamos otra religión, me parece muy interesante por lo que predica y el mensaje que quiere transmitir”. 

“Venimos desde la región del Catatumbo, en el Norte de Santander, porque él es un gran líder y conmovió a todos los corazones de la gente de allá”, señaló Pedro María Ramírez, quien viajó a Cartagena en compañía de su familia.

Fueron siete horas de espera bajo el sol –y la lluvia que apareció en forma de sereno en varias ocasiones–, en las que los fieles bailaron, alabaron y cantaron al ritmo de canciones cristianas convertidas en salsa, merengue y champeta. 

‘A Dios todo le debo’, del Joe Arroyo, fue una de las canciones que interpretó la Orquesta Coral Arquidiocesana para las más de 300.000 personas que lograron ingresar a la zona industrial de Mamonal. Como ellos, la Santa Banda, de la Arquidiócesis de Cartagena, puso a mover los brazos, de izquierda a derecha, a los fieles que bailaron hasta sobre las sillas, con unas fusiones de ritmos caribeños.

A las 3:15 de la tarde llegaron las reliquias de los santos de Cartagena: san Pedro Claver y santa María Bernarda Butler. A las 3:39 p.m. los fieles cerraron las sombrillas a petición de los organizadores. A las 3:49 aterrizó el helicóptero de Francisco en Contecar y la gente estalló en júbilo.

Después de amagar en varias ocasiones, el papamóvil sí rodó en Contecar y el santo padre pudo bendecir a los hombres y mujeres que lo vieron maravillados con lágrimas en los ojos. 

Tras cuatro días en el país, en los que llevó mensajes sobre el cuidado de la vida, reconciliación y vocación católica por Bogotá, Villavicencio y Medellín, respectivamente, el papa Francisco trajo a Cartagena un sermón sobre la dignidad de la vida y el respeto por los derechos humanos, inspirado por san Pedro Claver, el esclavo de los esclavos por siempre. 

En la homilía dijo que san Pedro Claver dignificó a los que la gente creía que eran desechados. Habló de la droga, del narcotráfico, de la trata de personas, del maltrato a los recursos naturales y de los inmigrantes. Su mensaje llegó al pueblo, ese que esperó más de seis meses para verlo desde que se anunció su visita, y el mismo que hoy agradece haber vuelto a tener la presencia de un sumo pontífice en la ciudad, esa que él llamó la defensora de los derechos humanos, y donde dejó una huella de esperanza. 

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