La Costa, atrapada en el empleo informal
De 2 millones de ocupados en la región, 1,2 millones son informales. Todas las capitales costeñas están sobre la media nacional. Barranquilla (medida con Soledad) llega al 58%, el nivel más alto desde 2012. Expertos opinan sobre un problema que afecta el desarrollo.
Carlos Ramírez ha dedicado 20 de sus 48 años a trabajar como taxista, oficio que le ha permitido subsistir con su esposa y dos hijos, uno de ellos ya se prepara para comenzar la universidad.
“Con esfuerzo salimos adelante, porque mi esposa trabaja, pero hay periodos en los que ha estado sin empleo y nos ha tocado sobrevivir con lo que gano con el taxi”, explica.
Rodríguez asegura que sus ingresos diarios varían entre $150.000 y $200.000, pero de estos debe sacar lo de la “tanqueada”, la “lavada” y la “tarifa” que le paga diariamente al propietario del taxi. En esto se le va casi el 50% de su producido diario, el valor restante lo usa para los gastos propios de su hogar. “La verdad no me queda para pagar salud y pensión, por eso tenemos Sisbén”, agrega.
Por su parte, el venezolano Fernando Rodríguez, quien se dedica a la venta de Maltín Polar y agua, dice que sus ventas le pueden representar unos $50.000 en un buen día.
“Me organizo con lo que gano, pago una habitación de $100.000, guardo una parte para enviar a mi familia e Venezuela y el resto es para mis gastos de transporte y comida”, señala. Su jornada comienza desde temprano y termina cuando se oculta el sol.
Cada día compra los productos a un mayorista y su ganancia la obtiene con la venta ambulante. “No me quedo quieto en un solo lugar, camino en varios sitios”, señala.
Agrega que las ventas en esta temporada no están tan mal por la ola de calor.
Carlos y Fernando formaron parte de los 533.000 ocupados informales que había en Barranquilla y su área metropolitana en el segundo semestre de este año, según datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane).
Sube en Barranquilla
La proporción de informalidad en la ciudad entre abril y junio de 2018 fue de 58%, cifra que representa un aumento de 3,2 puntos porcentuales frente al 54,8% registrado en el mismo periodo de 2017. Además es la más alta para la ciudad desde el trimestre móvil julio-agosto de 2012.
El director del Observatorio del Mercado Laboral de Cartagena y Bolívar, Dewin Pérez Fuentes, señala que Barranquilla y su área metropolitana durante tres años consecutivos hasta el 2015, se mantuvo como la ciudad costeña con menor proporción de empleos informales, pero durante los tres últimos años ha experimentado tasas crecientes en este indicador que hoy la ubica en tercer lugar, superada por Cartagena y Valledupar.
“Durante el tercer trimestre la capital del Atlántico se situó como la segunda ciudad con menor desempleo en Colombia al pasar este indicador de 8,4% a 7,8% y aumentó en un punto porcentual su tasa de ocupación, sin embargo, el deterioro de las condiciones laborales no solo por el mayor peso de la informalidad laboral, se refleja en la mayor participación de los empleos por cuenta propia dentro de la estructura del empleo total que pasan de 46% a 50%”.
Esto según Pérez Fuentes, sustenta los planteamientos del Observatorio Laboral de plantear una discusión no solo en el número de empleos que se crean o en los indicadores agregados de empleo y desempleo, sino mirar las características de los empleos y analizar cuáles son las fuerzas y dinámicas que impulsan los cambios en los indicadores laborales básicos.
Buscan soluciones
La coordinadora del Observatorio Regional del Mercado de Trabajo de la Universidad del Atlántico, Kenkin Morales, asegura que han tomado parte de las mesas de empleo con la Asociación Nacional de Empresarios (Andi) y trabaja con el Centro de Empleo de la Alcaldía de Barranquilla en busca de proponer políticas productivas con énfasis en el empleo. “La situación es preocupante pero no hay una solución específica porque son múltiples las causas que requieren diversas soluciones”, señala.
Explica que una situación que se sale del campo de acción de las entidades públicas y privadas es la llegada de repatriados e inmigrantes venezolanos, quienes engrosan las listas de personas que realizan actividades informales.
Otro temas en el que se debe trabajar es la pertinencia de la formación para el trabajo y la educación superior, de tal manera que armonice con las demandas del sector productivo. “No se dan las señales precisas sobre qué es lo que necesita el mercado”, señala Morales.
Panorama de la Costa
El análisis del economista Dewin Pérez Fuentes revela que la tasa de informalidad laboral sigue siendo uno de los principales problemas económicos y sociales en la región, pues representa en promedio el 60% de la población ocupada, es decir, de los 2 millones de ocupados que había en la Costa en el segundo trimestre, 1,2 millones eran informales.
“En la región estamos 19 puntos porcentuales por encima de Manizales que tiene la menor tasa de informalidad laboral en Colombia y 12 puntos por encima del promedio nacional”, agrega.
En la Costa hay tasas que se ubican entre el 55% de Cartagena, que es la ciudad con menor informalidad en la región hasta el 65% de Sincelejo, la de mayor informalidad y la segunda a nivel nacional, solo superada por Cúcuta “que refleja con mayor contundencia el impacto de la crisis humanitaria de Venezuela”.
Con respecto al mismo periodo de 2017, en el segundo trimestre de 2018 cuatro de las siete ciudades capitales que son Valledupar, Riohacha, Cartagena y Montería, mejoraron en el indicador, mientras que Barranquilla (medida con Soledad), Santa Marta y Sincelejo aumentaron la proporción de ocupados informales.
El experto dice que pese a las leves disminuciones registradas en algunas ciudades y el deterioro de otras, que como Barranquilla habían mostrado el mejor comportamiento de la región, el Caribe colombiano sigue teniendo “tasas de informalidad laboral demasiado altas comparadas con el promedio nacional las cuales limitan las posibilidades de que el crecimiento económico pueda tener un verdadero impacto sobre las variables sociales como la pobreza y la calidad de vida”.
Cómo se mide la informalidad
La coordinadora del Ormet del Atlántico explica que hay dos formas de medir la informalidad laboral, una que es la metodología aplicada por el Dane, que mide la proporción de informalidad de acuerdo con el número de trabajadores o empleados de un establecimiento o negocio (se toman en cuenta los que tienen menos de 5), el nivel de ingresos que tienen y si reciben o no remuneración, se incluyen los trabajadores por cuenta propia. La otra es del Ministerio de Trabajo y está relacionada con los aportes a pensión que realizan las personas que generan ingresos.
