El Heraldo
Varios vehículos transitan por el kilómetro 19, uno de los puntos críticos de la vía Barranquilla-Ciénaga. Jesús Rico
Barranquilla

Kilómetro 19: más de 17 años esperando una solución

Atlántico y Magdalena esperan respuesta de la Anla sobre la licencia para la vía • En los últimos ocho años, han invertido $21.200 millones en la protección de la calzada.

Unos dicen que es un cuento que nunca termina; otros, que es una muestra de la desigual lucha del hombre contra la naturaleza, pero la mayoría coincide en que es el ‘dolor de cabeza’ que tiene el Estado colombiano: se llama kilómetro 19 y está ubicado entre Barranquilla y Ciénaga.

En este sector, en donde paradójicamente las olas que van y vienen ‘enamoran’ a los transeúntes, la erosión amenaza desde hace años con partir la vía, una de las de mayor importancia para la competitividad del Caribe y el país.

Impedirlo, en tan solo ocho años, le ha costado al Estado, representado en el Gobierno Nacional y la Gobernación del Magdalena, $21.200 millones. “¡No más curitas…. necesitamos una solución de fondo!”, exclamó el gerente de proyectos del Magdalena, Fabio Manjarrés, en días pasados.

La construcción de una doble calzada, asoma como la solución definitiva al problema, en el entendido de que allí, en ese punto crítico, se construya un viaducto o un box culvert, o se desvíe la carretera 500 metros hacia un costado.

Esta decisión está en manos de la Agencia Nacional de Licencias Ambientales, ANLA, entidad que anunció para el 11 de mayo próximo, una respuesta. Mientras tanto las medidas paliativas se siguen dando y con ello la inversión de millonarias sumas de dinero.

El kilómetro 19 por estos días está en la boca de todos y especialmente de los gobernantes del Magdalena y Atlántico, Rosa Cotes y Eduardo Verano, quienes han unido sus voces para obtener la ayuda nacional.

Hasta el afamado cantautor samario Carlos Vives se ha referido al tema, al cual le ha dado por nombre: la maldición del kilómetro 19.

La historia

Desde hace 17 años el tema de la erosión costera en el kilómetro 19 es centro de reuniones y motivo de disímiles comentarios.

En 2001, siendo gobernador del Magdalena, José Domingo Dávila Armenta, se habló con preocupación de este caso, en virtud de un estudio que realizó el CIOH sobre los procesos erosivos entre Bocas de Ceniza y el río Toribio, en jurisdicción de Ciénaga.

En esa ocasión el mar estaba a 250 metros de la carretera, aproximadamente, pero los expertos ya vaticinaban lo que hoy es un dolor de cabeza. El estudio se engavetó y el tema quedó dormido.

Después de seis años, en  2007, (el mar ya estaba a 140 metros y Francisco Infante, era el mandatario departamental, por designación presidencial), a través de un diagnóstico que hizo Invemar denominado ‘Erosión Costera en el Caribe Colombiano’, se vuelve a mencionar este estudio y otros dos hechos en esa misma línea costera, como son Isla del Rosario (Pueblo Viejo) y Costa Verde (Ciénaga).

Se firma, entonces, un convenio entre Corpamag, Invemar, el CIOH y la Gobernación del Magdalena para hacer el análisis en esos tres sectores y establecer las alternativas de solución.

En 2008 –en el gobierno de Omar Diazgranados– el Invemar contrata a la firma Aquaterra y esta determina como posible obras las siguientes:

Para el km 19 tres alternativas: por un lado, la instalación de dunas de Arena, por el otro espolones y una tercera consistente en la combinación de las anteriores. Para la Isla del Rosario, se proyectaron tómbolos y espolón, y para Costa Verde, únicamente espolones.

En 2009 el proyecto, con las soluciones previstas se radica en el Ministerio del Ambiente, pero este le atraviesa el ‘palo a la rueda’, al condicionar la solución de dunas de Arena en el km 19 al mantenimiento permanente por parte de la Gobernación.

La respuesta del ente territorial fue que carecía de presupuesto para hacerlo y así las cosas, esta medida no fue aprobada. Además, la posibilidad de colocar espolones como “solución dura”, fue rechazada por Parques Nacionales.

Luz verde

En enero de 2010 el mar está a 66 metros de la carretera y la alerta crece. Entonces se convocó a una reunión interinstitucional de alto nivel en el despacho del gobernador Omar Diazgranados Velásquez y allí surge la alternativa de la instalación de 253 módulos de concreto reforzado, a 70 metros de la orilla. Este método se denomina también arrecife artificial sumergido.

A solicitud del Departamento, Gestión del Riesgo, en esa época adscrita al Ministerio del Interior, emite la declaratoria de Calamidad Pública y acto seguido la Gobernación decreta la urgencia manifiesta. Es entonces cuando el proyecto con las tres soluciones es aprobado.

En marzo de 2010 se contrata a la firma Edgardo Navarro Vives para el estudio, diseño definitivo, licenciamiento ambiental y obras. La firma Asicum asume la interventoría técnica y el DNP la interventoría administrativa y financiera.

Con base en los estudios se presenta el proyecto al Ministerio del Ambiente y el DNP y se aprueban recursos por $24 mil millones, de los cuales $10 mil millones (del Sistema General de Regalías) se invertirían en el kilómetro 19.

La licencia ambiental se expide en agosto y se inicia el trámite de autorización de obras ante Dimar, permiso que se concede en noviembre de ese 2010.

Sin embargo, el comienzo de los trabajos coincidió con el coletazo de un huracán, el cual produjo efectos negativos en la línea costera generando retrocesos y acelerando la erosión en el kilómetro 19. “Fueron cuatro días de agua corrida”, dijo Fabián Saumeth Pacheco, quien para la época ya era el director de obra del proyecto.

En abril del 2011 los trabajos en el kilómetro 19 comienzan y terminan en agosto de ese mismo año.

El enrocado 

En diciembre de 2013 -siendo gobernador Luis Miguel Cotes- el oceanólogo Serguei Lonin, determina, tras un estudio, que las obras de 2011 solo funcionaron dos años y varios meses, pues la barrera semisumergida había cedido. Vuelve y juega el tema y nuevamente empiezan las correndillas, pues el mar ya golpea la vía.

Como una solución a corto y mediano plazo, se planteó la intervención con rocas para evitar que el mar provocara el colapso de la carretera. Mientras tanto, se ejecutaban trabajos en la bancada mediante la instalación de megabolsas rellenas con arena para mitigar la arremetida del mar.

Las rocas no habían sido utilizadas antes porque la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales, Anla, no dio la autorización, por tratarse de un sector protegido, pues hace parte de la jurisdicción del Parque Isla Salamanca.

Sin embargo, más tarde, con la ‘bendición’ de Anla, entre agosto y diciembre de 2014 se realizó el primer tramo del enrocado (abscisas 19 +450 hasta la 19 + 780 metros) en donde se invirtieron $4.500 millones, aportados por la Nación a través de la oficina de Gestión del Riesgo.

Tanto el gobernador del Magdalena, Luis Miguel Cotes, como su homólogo del Atlántico, Antonio Segebre, había advertido que la solución estructural, pensando a 100 años, era construir un viaducto.

En 2016 y con Rosa Cotes como gobernadora del Magdalena, se ejecuta la segunda fase del enrocado entre las abscisas 19 + 135 hasta la 19 + 450, en donde se invierten $4.000 mil millones, de los cuales $2.500 millones aportó el Estado colombiano a través de Invías y $1.500 millones la administración departamental.

Llega 2018 y surge nuevamente la necesidad de seguir colocando protección con rocas, pues el 21 de abril el mar derribó una parte del talud, por tanto se requería proteger la vía. El Consejo de Gestión del Riesgo del Magdalena aprueba la declaratoria de Calamidad Pública y el gobernador (e) Luis Miguel Gómez, firma el decreto correspondiente.

De esta forma se facilita la nueva intervención con enrocado por la cuantía de $2.700 millones aportados por la Nación. “Esta tercera fase solo corresponde al tramo afectación directa de la vía del kilómetro 19.00 hasta el 19 + 135”.

¿Cuánto va a durar esto?

El cantautor samario Carlos Vives se refirió a este tema con el calificativo de ‘la maldición del kilómetro 19’.

El artista pidió a las autoridades nacionales que vuelquen su mirada hacía esta zona del país y logren evitar una tragedia.

“Pareciera que se olvidaron de que se vive la tragedia más importante del país, donde el agua se mete a la carretera y todos siguen como si nada”, comentó.

Dijo que aquí “hay que hacer una reflexión… ¿Qué está pasando? ¿Por qué nosotros llevamos tantos años pasando por ahí, indolentes? ¿O es que acaso cuánto va a durar esto?... ¿Será que esta maldición del kilómetro 19 va a durar 100 años?”.

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