El Heraldo
Enfermera hace control a recién nacidos hospitalizados en la UCI neonatal del Hospital Niño Jesús. Josefina Villarreal
Barranquilla

El drama de los recién nacidos olvidados por sus padres

Semanalmente entre uno y dos bebés son dejados por sus padres en el Hospital Niño Jesús. En menos de tres años el ICBF reportó más de 200 niños abandonados al nacer en el país, 25 se presentaron en la Región Caribe.

Una preocupante realidad se ‘arrulla’ en las salas de maternidad de las clínicas y hospitales de todo el país. Cada año, más de 90 bebés son abandonados por sus padres al nacer, y otras decenas son olvidados por meses en las cunas de los centros de salud. En medio de la soledad, el desarrollo psicoafectivo del niño se va deteriorando y, mientras tanto, la ley es ‘blanda’ con quienes incurren en el hecho.

Datos del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) revelan que de 2014 a marzo de 2016 se han reportado 217 niños abandonados al nacer en el país. La ciudad con el mayor índice es Bogotá con 50 casos. En la región Caribe se presentaron 25 casos en el mismo periodo de tiempo, de los cuales 4 fueron en el departamento del Atlántico.

Expertos consultados advierten que el abandono sucede cuando los padres deciden no asumir el cuidado de sus hijos; es decir, que la negligencia de los cuidadores también se constituye en una forma de abandono, porque aunque se esté presente físicamente, no se está emocionalmente.

Teniendo en cuenta lo anterior, las cifras de abandono aumentarían por un hecho que no está registrado en cifras: los bebés olvidados por días, semanas y meses en un hospital ante de ser entregado a sus padres. La red hospitalaria pública de Barranquilla y el Atlántico reportan estos casos aunque no tienen estadísticas claras sobre la situación.

La trabajadora social Luz Marina Fernández, coordinadora de Aseguramiento de la IPS Universitaria, confirmó que en los caminos Bosques de María, Simón Bolívar y Adelita de Char se presentan con frecuencia casos de recién nacidos con alguna afección que deben ser internados, tiempo en el cual los padres, por diferentes razones, se presentan muy pocas veces a visitarlos. Los Caminantes de la Salud se encargan de hacer visitas domiciliarias cuando ocurren estos hechos.

El único hospital que tiene una estadística medianamente establecida sobre la situación es el Niño Jesús. Entre 1 y 2 niños por semana son olvidados por sus padres al nacer en esta ESE; los bebés no reciben visitas durante meses y quedan al cuidado del personal médico. Estamos hablando de alrededor de 104 casos al año en una solo institución de salud del Atlántico.

Batalla contra la negación. Las caras de esas cifras son mucho más dramáticas que los mismos números. Cada niño nace ya con una historia de vida de lucha. Hace seis meses se presentó el caso de abandono más difícil en lo corrido del año en la ESE Niño Jesús, según contó la pediatra María Elena Venegas. Simón, a quien se le cambió el nombre para proteger su identidad, tocó la fibra de toda la comunidad de salud de la ESE.

El pequeño nació con problemas neurológicos por el consumo de sustancias psicoactivos de su madre durante el embarazo; permaneció dos meses grave en cuidados intensivos sin que nadie preguntara por él, recibió un par de visitas durante toda su hospitalización.

“El niño no podía chupar, ni tomar tetita. Entonces, era muy difícil alimentarlo. Había que hacerle una gastrostomía –cirugía que consiste en la apertura de un orificio en la pared anterior del abdomen para introducir una sonda de alimentación al estómago–, pero no teníamos autorización de sus padres”, dijo Venegas.

Por fortuna, al final no fue necesaria la intervención quirúrgica y con ayuda de una madre sustituta el bebé aprendió a tomar leche por sí solo. Pero cuando fue dado de alta no había nadie que lo recibiera. Después de intentos fallidos de contactar a sus padres, el hospital informó al ICBF para que se hiciera cargo de él.

Una semana después delegados del Instituto fueron a recoger al bebé para llevarlo a un hogar sustituto. Ese mismo día apareció el papá por primera vez, horas después llegó la madre de 26 años desde Piojó, donde reside.

“Nos dijeron que trabajaban de noche en un local de comidas rápidas y por eso no podían visitar a su hijo. A pesar de que finalmente aparecieron no se les entregó al niño por la condición de la madre, que es farmacodependiente. El ICBF realizó otro estudio al caso y decidió que una hermana de la madre era la persona apta para el cuidado de Simón”, indicó la pediatra.

Causas y afectaciones. Casos como ese se repiten a diario en todo el territorio nacional, y atacar la problemática es tan complicado como establecer las causas del abandono. Pobreza extrema, abuso sexual, embarazos no deseados, juventud de los padres, factores mentales y adicciones son solo algunas de las circunstancias adversas que el ICBF ha identificado en el análisis de estas situaciones.

“Lo que se ha observado en familias con tendencias al abandono es que suele prevalecer carencias afectivas y rechazo, relacionadas, en muchas ocasiones, con repeticiones de abandono vividas por los adultos en el pasado”, manifestó Ana Rita Russo, directora del Programa de Educación y Desarrollo Psicoafectivo (Pisotón).

La psicóloga experta en infancia, aseguró que en muchas ocasiones los padres se arrepienten del abandono cuando se da el primer encuentro con el bebé recién nacido, o años más tarde se hace evidente con sentimientos de culpa asociados a vivencias con otros hijos o experiencias cercanas.

 “Nosotros identificamos tres factores de riesgo: madre adolescente, drogadicta o alcohólica y embarazos no deseados. Trabajamos con las mamás que presentan estas características durante toda su etapa de gestación para evitar el abandono. Pero hay mujeres que nunca se hacen control prenatal y solo llegan al momento de parir, entonces no hay relación previa con ellas y es cuando ocurren estos casos”, afirmó la pediatra del Hospital Niño Jesús.

En condiciones extremas, hechos como estos afectan de forma severa la psiquis del niño, porque se les niega el primer vínculo afectivo que tienen desde su llegada al mundo que es el contacto con su madre. Durante su crecimiento se pueden observar fallas en su desarrollo con vivencia de desarraigo familiar, desvalorización, depresión, inseguridad, temor a un nuevo abandono, problemas de sueño, escolares y de alimentación, ansiedad, negativismo, signos de trastorno en el comportamiento, problemas psicosomáticos, entre otros.

“En los primeros cinco años de vida se definen todas las estructuras importantes para el aprendizaje. Cuando el padre falta en esas etapas el desastre aumenta, porque el niño va construyendo su imagen a partir de otras personas que posiblemente no tienen el mismo referente de cuidado y afecto. Eso podría generar problemas motrices, dificultades en las relaciones interpersonales y complicaciones en el desarrollo de habla”, expuso Valmiro Narváez, investigador del Instituto de Estudios en Educación (IESE) de la Universidad del Norte.

Sin embargo, no todo está perdido. Hay niños que independientemente a las vulnerabilidades vividas en su desarrollo son resilientes a las adversidades y logran triunfar ante estas. “Cuando el niño tiene una segunda oportunidad y se desarrolla en un ambiente afectivo adecuado, que lo reconoce y satisface sus necesidades físicas y emocionales, cognitivas y sociales, logra compensar las situaciones vívidas facilitándose así su proceso de desarrollo”, dijo Narváez.  

La ruta del ICBF. Por eso, en el proceso de restablecimiento de los derechos de niños abandonados al nacer, la prioridad es lograr que el menor permanezca dentro del núcleo familiar, incluso se le brinda oportunidad a los padres de responsabilizarse de la atención de sus hijos, cuando así no deseen.

“Primero se realizará una búsqueda activa de los referentes familiares para que asuman el cuidado del niño. En el evento en que no se encuentren estos referentes o que no sean garantes, se ubica al menos en una modalidad de atención especializada en donde se reciba la atención integral que requiere”, explicó Ana María Fergusson, directora nacional de Protección del ICBF.

A través del estudio de las condiciones en las que se encuentra el niño, el Instituto decide si lo mejor es entregarlo a la familia biológica, si es posible hacerlo. Cuando no encuentran ningún familiar, inmediatamente es vinculado al trámite de adopción, “para que en este marco y bajo el estricto cumplimiento de parámetros administrativos y de control judicial, garantizarle el derecho a estar en el seno de una familia”, afirmó Fergusson. En cualquiera de los dos casos el ICBF realiza control y seguimiento periódicamente.

Lo preocupante de este proceso es que no está establecido un tiempo específico para que los hospitales y clínicas reporten al ICBF un presunto abandono; es decir que los bebés pueden pasar hasta meses antes de que les restablezcan sus derechos. Mientras tanto, no reciben el amor materno, ni siquiera a través de la lactancia.

¿Qué dice la Ley de Infancia sobre el abandono?

La Ley 1098 de 2006 de infancia y la adolescencia establece el conjunto de derechos que son objeto de especial protección. En el artículo 20 se anuncia que los niños serán protegidos contra “el abandono físico, emocional y psicoafectivo de sus padres, representantes legales o de las personas o instituciones y autoridades que tienen la responsabilidad de su cuidado y atención”.

Y frente a la prevención, garantía y restablecimiento de los derechos esta ley señala que la familia, la sociedad y el Estado son los agentes que permanentemente deben asumir la corresponsabilidad para evitar que se vean afectados sus derechos.

El abandono es catalogado como maltrato infantil, por eso el código penal lo contempla como un delito, y la sanción para quien incurra en él es de una pena de prisión de dieciséis a ciento ocho años. Aunque muy pocas sentencias se han dado al respecto.

“Aunque es un camino en el que hemos avanzado, hace falta mucha regulación a las sanciones. Además, hace falta educación a los padres en la época de gestación y acompañamiento a la madre en situación de riesgo o vulnerabilidad”, expresó Valmiro Narváez, docente investigador del IESE de Uninorte.

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