Durante los últimos años la incertidumbre ha rondado el canal de acceso al Puerto de Barranquilla. La falta de estabilidad en los niveles de profundidad del río Magdalena y en los calados autorizados, no solo provocaron que al menos 236 mil toneladas de carga fueran desviadas durante 2018, sino que la ciudad 'perdiera competitividad' frente a los puertos vecinos en la Región Caribe.
En varias oportunidades los gremios de la ciudad cuestionaron el modelo de dragado reactivo del Gobierno nacional para solucionar, de manera temporal y a través de declaratorias de urgencias, las restricciones impuestas por la Dirección General Marítima que generaban la pérdida de confianza de un puerto fundamental para el desarrollo de la economía local.
Esta situación generaba, además, una inversión de miles de millones de pesos por parte del Estado al tener que contratar la draga que más cerca estuviera de aguas barranquilleras, pagar costos de movilización y millonarios contratos para dragar determinadas cantidades de metros cúbicos de sedimentos, que estabilizaban el canal por cortos periodos de tiempo.
No obstante, un nuevo modelo de dragado, impulsado por el gremio portuario local y Cormagdalena, promete ponerle fin a la incertidumbre del sector y generar una estabilidad que permitiría al río Magdalena mantener niveles óptimos de profundidad y calados operativos estables para el ingreso y salida de embarcaciones, al menos durante los próximos 18 meses.