Compartir:

La percepción que hay en todo el país frente a Barranquilla da cuenta de la transformación positiva que ha vivido la ciudad en los últimos años, un cambio que no se ha construido de la nada y que ha tenido que ver con la articulación entre las voluntades de empresas, la comunidad, la academia y, por supuesto, el sector público.

Lea también: OEA otorga premio a programa ‘Así vivo mi barrio’ del Distrito de B/quilla

La recuperación de sus parques ha sido punto clave en este auge que vive la capital del Atlántico, lo cual ha mejorado la calidad de vida de los ciudadanos y muestra la cara más amable de la ciudad ante el resto de los colombianos y extranjeros. De acuerdo con el último informe comparativo de Barranquilla Cómo Vamos, la ciudad pasó de tener 38 % de satisfacción de sus habitantes con los parques públicos en el año 2015, a tener 76 % de satisfacción en 2023, lo cual no es un dato menor.

Los parques son esenciales en las ciudades porque integran a las comunidades y crean una inteligencia colectiva, un saber instalado sobre el cuidado y la conservación de la naturaleza.

Cuando los ciudadanos forman comunidades que se apropian del entorno y sus necesidades, empieza a importar lo que ocurre con el bienestar de las personas que nos rodean, con el estado de los parques, con el desarrollo de la ciudad. En Barranquilla, 91 % de los ciudadanos tienen la suerte de vivir a menos de un kilómetro de un parque, y esa arquitectura social está transformando positivamente a la ciudad y su área metropolitana.

La evolución del área metropolitana de la capital del Atlántico se ha logrado gracias a una visión de ciudad sostenible, amigable, inclusiva y biodiversa que se ha materializado en proyectos urbanísticos liderados por empresas privadas como Grupo Argos, que ha habilitado tierra para construir una red de más de 200 hectáreas de parques y zonas urbanas verdes, en alianza con gobiernos locales, lo que ha producido un salto exponencial en el mejoramiento del urbanismo, y, en consecuencia, de la calidad de vida de los habitantes de la región, que pasaron a tener cerca de tres metros cuadrados de espacio público efectivo por habitante. Es decir, en los últimos diez años, el espacio público para los barranquilleros se triplicó gracias a esa articulación entre la comunidad, privados y públicos.

En ese contexto, uno de los proyectos urbanísticos más importantes del país, y referente en el ámbito internacional, es Ciudad Mallorquín, un hito de vivienda de calidad y digna para 16.000 familias que buscan, posiblemente con su primera vivienda propia, bienestar y sentido de pertenencia por un territorio que estará compuesto de varios parques, entre los que está el más grande del área metropolitana de Barranquilla, además de zonas verdes con vegetación nativa, 4,5 kilómetros de ciclorrutas y senderos ecológicos, lo que, en total, representa 17 hectáreas de más parques y equipamientos en esta zona del Atlántico.

Le puede interesar: Tránsito del Atlántico celebrará Día de los Angelitos con ciclovía y sazón

Y es que proyectos como Cuidad Mallorquín hacen de la inteligencia colectiva un saber instalado sobre el cuidado y conservación de la naturaleza. Pero este proyecto también potenciará el desarrollo social, cultural y económico de sus habitantes, rodeados de nuevos equipamientos públicos e interacciones que aumentarán sus oportunidades de desarrollo individual y colectivo.

'Barranquilla está cambiando porque es una ciudad joven, que está empezando su tercer siglo. Ya nos dimos cuenta de que planificar, proyectar y no improvisar es una buena ruta para optimizar los recursos y alinear el saber y la voluntad colectiva. La gente no quiere barreras socioeconómicas vergonzosas, quiere integrarse y ya no renuncia a tener una ciudad verde, con parques como los que Grupo Argos y la Alcaldía han creado. La gente sabe que se merece esos espacios, los cuida y no permite que otros los deterioren. No puede haber una ciudad importante que no sea biodiversa', asegura María Mercedes Botero, profesora emérita de la Universidad del Norte.