El Heraldo
En el sector conocido como ‘La Ceiba’ se reúnen niños, jóvenes y adultos a conversar sobre política y fútbol. Además debaten sobre cómo seguir embelleciendo el barrio. Orlando Amador
Barranquilla

Arte y cultura, motores de transformación para los reboleros

A través de espacios que fomentan el uso de los valores, la comunidad de Rebolo, en el suroriente de Barranquilla, trabaja día a día por mejorar la imagen del barrio.

Transitar por las calles de Rebolo es encontrarse con un sinnúmero de historias de superación. La calidez humana que en este lugar se respira es algo que los caracteriza ante los demás barrios que hacen parte de la localidad de Suroriente.

Aunque sus habitantes no son ajenos a la realidad que en este sector se vive en materia de seguridad, diariamente trabajan para mejorar la imagen del barrio que los vio nacer, todo esto desde áreas como el arte, la danza, la música y el deporte. 

Rebolo tiene aproximadamente 15 mil habitantes de acuerdo con el último censo nacional de Población y Vivienda publicado en 2018 por el Dane. La extensión de este barrio inicia desde la calle 24 hasta la carrera 30, hacia el suroccidente. Luego va desde la calle 21 hasta la carrera 38 que da al centro de la ciudad, y posteriormente desde la calle 17 hasta la carrera 25, buscando el famoso Caño de la Auyama, siendo este el límite final.

“Los buenos somos más”

Con esa emotiva frase el maestro en danza y preparador de reinas Pedro Pastor Díaz Carmona inició su relato sobre cómo desde el arte y el baile, ha aportado su grano de arena a la transformación de cientos de niños y jóvenes reboleros. 

Hace 35 años se entregó de lleno a la formación en el área de la cultura, por medio de ella ha logrado forjar el carácter de muchos y “rescatado” de los malos pasos.

“Hablar de Rebolo es hablar de Macondo, a pesar de todas las dificultades y los problemas que existen, somos seres humanos nobles que contagiamos de alegría y nos encanta extender la mano a todo aquel que lo necesite”, relató el maestro Díaz. 

A través del Centro Social Don Bosco, principal institución educativa de Rebolo, este reconocido personaje ha logrado transmitir todo su conocimiento y legado a varias  generaciones, dejando siempre en alto que a través del arte sí se pueden transformar los entornos. Actualmente recibe a más de 3.500 niños y jóvenes entre los 4 y los 17 años,  quienes a través de la danza aprenden que se puede pintar un mundo mejor con los pies. 

“No podemos negar la situación vulnerable que tiene el barrio, desafortunadamente tenemos muchos problemas sociales, pero aun así creemos que los niños y jóvenes de nuestro barrio tienen derecho a soñar y a trabajar por esos sueños”, señaló el artista. 

Explicó además que, “en Rebolo la gente tiene un gran corazón, nos hemos superado y aunque nos estigmaticen, eso no nos toca ni nos daña, porque sabemos la calidez humana que tenemos. Les ofrecemos fútbol, danza, una excelente gastronomía, artesanías y buena música”. 

Deporte: una estrategia para cambiar vidas

El Junior de Barranquilla nació en las calles de Rebolo en 1924 y desde entonces, el fútbol se ha convertido en parte esencial de este sector, a pesar de que en la actualidad solo cuentan con una cancha de arena para practicar este deporte. 

Desde hace 42 años, Miguel Ordoñez Pacheco se ha dedicado a entrenar a niños y jóvenes en esta disciplina deportiva. Poco a poco logró conformar un club y de esta manera permite que los más pequeños del barrio ocupen su tiempo libre de la mejor manera. 

Aspecto de la cancha del barrio Rebolo. Orlando Amador

“En estos momentos tengo tres categorías, la primera va de 4 a 6 años, la segunda de 8 a 11 y la tercera de 15 a 20 años. No ha sido fácil por la creencia que tienen algunos padres, pero este es un barrio de gente pujante, aquí trabajamos con las uñas y todo por mejorar la calidad de vida de los 60 niños y jóvenes que hacen parte del programa”, dijo el entrenador deportivo a las afueras de la cancha conocida como ‘La gota de leche’. 

Asimismo reveló que, “a través del deporte también se vinculan a los padres y se les refuerza sobre la importancia de los valores, y aunque ha sido una labor con altos y bajos, los resultados se empiezan a ver porque desde hace dos meses el barrio ha estado muy tranquilo y quieto. Rebolo no es el barrio que todo el mundo cree, lastimosamente sí hay conflictos, pero a través de espacios como este se le puede cambiar la imagen y el futuro a la generación que se está levantando”.

Recuperación del espacio público

La falta de cultura ciudadana ha golpeado a gran parte de los sectores de Barranquilla y la localidad Suroriente no ha sido la excepción, tanto así que la popular avenida Hamburgo se había convertido en un botadero de basuras y escombros a cielo abierto. 

A través de un proceso de concientización de la misma ciudadanía y líderes del barrio se logró recuperar este espacio y habilitarlo como una vía principal que comunica desde la calle 17 hasta el Corredor Portuario. 

“Hemos recuperado varios espacios, pero este ha sido uno de los más significativos; entre toda la comunidad del sector hicimos un proceso de apropiación y sentido de pertenencia, así como se hizo la siembra de árboles en el separador para embellecer más la zona. No fue fácil, pero lo logramos”, sostuvo Hernando Bonilla Cantillo, quien es edil de la localidad Suroriente. 

Invitó además a la ciudadanía en general a darse la oportunidad de conocer este barrio, resaltando también que, uno de los populares refranes que los identifica es: “Rebolo de lejos asusta pero, de cerca encanta”, precisamente porque el rebolero es alegre, dispuesto a ayudar y con una calidez humana única, teniendo como referencia a reconocidas figuras barranquilleras que nacieron en este barrio, como por ejemplo presentadores de televisión, coreógrafos, bailarines, hacedores del Carnaval, entre otros.

Cultura picoteril: generadora de empleos

La música también hace parte fundamental de este icónico barrio. A través de la cultura picoteril no solo se alegra a los propios y visitantes, sino que se generan empleos en la población juvenil. 

Adalberto Rodríguez Gutiérrez tiene alrededor de 54 años trabajando en este mundo musical. Es el propietario del picó ‘Británico robocop’, el más popular de Rebolo e incluso de Barranquilla y su área metropolitana. Por medio de este ha logrado sacar a su familia adelante y actualmente tiene a 15 jóvenes del barrio trabajando con él. 

Avenida Hamburgo recuperada por los reboleros. Orlando Amador

“Con este arte uno vincula a los jóvenes y a través de la cultura picoteril uno vive la pasión de la música, vive alegre todo el tiempo y hasta se olvida de las dificultades que a veces trae la vida, además de que con esto se les transmite a ellos parte de nuestra identidad como reboleros”, aseguró Adalberto Rodríguez, uno de los picoteros más querido en este sector. 

Con una serie de discos de acetatos y vinilos LP en su mano, este rebolero resaltó la importancia de la labor que entre toda la comunidad realizan para mejorar la imagen que el resto de la ciudad tiene sobre su barrio, invitando a los barranquilleros a dejarse conquistar por la belleza y calidez humana del sector. 

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