Reflexiones acerca de las presidenciales
En estos momentos lo que se impone es desaprender la forma nociva como en Latinoamérica, el caribe y Colombia, se ha venido eligiendo presidente, manipulados por el miedo, odio y desinformación.

En estos momentos lo que se impone es desaprender la forma nociva como en Latinoamérica, el caribe y Colombia, se ha venido eligiendo presidente, manipulados por el miedo, odio y desinformación.
Según la norma constitucional para que efectivamente sea elegida una Asamblea Nacional Constituyente en Colombia es necesario agotar requisitos que son de forzoso y estricto cumplimiento.
El centro trabajado inteligentemente tiene la opción de ganar la presidencia. En su defecto, su papel consistirá en dividir la votación, para regalarle estúpidamente el Solio de Bolívar a cualquiera de los extremos.
Los jurados de mesa, por omisión, error o dolo, son autores de muchas irregularidades en el proceso de elecciones y escrutinio de mesa, falencias que deben ser investigadas por los órganos de control y corregidas por la Comisiones Escrutadoras integradas por jueces de la república.
Para que el “cambio” prometido en campaña no siga siendo una mentira, se necesita el liderazgo de un estadista y de congresistas probos elegidos en 2026, quienes se comprometan con un trabajo político que propenda por: la reconciliación nacional; disminución de la pobreza; garantizar el imperio e igualdad ante la ley; devolver la seguridad para todos.
Considero que el estadista, su familia, socios políticos, empresas y amigos, deben estar revestidos de autoridad moral. El estadista debe tener una vida pública y privada blindada desde lo ético para así convertirse en un referente social prístino.
Es momento de la independencia de pensamiento crítico, autónomo y libre, para elegir correctamente el próximo presidente de los colombianos.
El panorama de Colombia seguirá sombrío, anclado, violento y herido, si no somos capaces de “despetrizar” y “desuribizar” el debate político, su narrativa de división, odio, intolerancia y exclusión.
Ese día tenemos la obligación de librar una batalla democrática en las urnas para liberarnos, tanto de la derecha como de la izquierda, únicos responsables de la debacle nacional.
Es a través del ejercicio de un voto libre, informado, sin odio ni miedo, la única forma posible para no ser objetos de una nueva estafa.