Más allá del gran líder político, pude conocer al extraordinario ser humano, apasionado por la música, por el piano, por su familia, por la historia de Colombia, la cual interpretaba con un particular sentido de restauración y perdón que siempre me impresionó y que, paradójicamente, me puso en la posición de ser su alumno y no su profesor.
Muchos de estos cambios constitucionales sirvieron a intereses mezquinos de partidos, religiones, elites económicas, etc. Sirva de ejemplo el Acto Legislativo 5 de 1905 aprobado por una asamblea constituyente de amigos del General Rafael Reyes que prolongó su periodo presidencial a 10 años y redujo a 4 el de cualquier otra persona que asumiera la presidencia.
Aunque el régimen de responsabilidad presidencial no admite discusión alguna, hay posiciones políticas de todos los matices, por lo que le aclaro al lector que no pertenezco a partido o movimiento político alguno, pues he dedicado mi profesión a la actividad judicial y docente, a la vez que no se ha comprobado la situación que pone de presente la periodista.
Planteado así, hay una razón más poderosa que todas las anteriores para fortalecer el ámbito regional, Colombia sigue siendo un país con más territorio que presencia efectiva del Estado. Es de allí de donde surge su mayor utilidad, pues al radicar competencias en las entidades territoriales y no en la nación se privilegia el Estado de Derecho en un país en el que la mitad del territorio está desprovisto de su verdadera aplicación.