La rana y el escorpión
En esta ocasión nos estamos jugando la posibilidad de que el Gobierno manipule las elecciones de 2026.
En esta ocasión nos estamos jugando la posibilidad de que el Gobierno manipule las elecciones de 2026.
La aplanadora que se activó desde la Casa de Nariño para elegir a la doctora Balanta Medina fue liderada por el propio Petro e instrumentalizada por Benedetti y por el magistrado Vladimir Fernández en claro abuso de sus funciones y de su alta investidura.
Con la elección de la Dra. Balanta podríamos estar frente a una clarísima mayoría de 6 contra 3 que le aseguraría a Petro el control de la Corte Constitucional por los próximos 5 a 6 años.
¿Puede entenderse acaso que polarizar es guardar silencio frente al avance de los grupos delincuenciales que tienen hoy capturado más del 50 % del territorio ante la pasividad del Gobierno nacional y la decretada inacción de las Fuerzas Militares y de Policía?
Los ajustes ya anunciados por el Cerrejón y la Drummond nos van a regresar a los niveles de producción de hace 20 años, es decir, 50 millones de toneladas de las 92 que llegamos a producir en años recientes y a las que se sumó el cierre de Prodeco, que ya mostró sus devastadores efectos sobre los municipios y población afectada.
Estoy convencido de que Colombia cuenta con las reservas de gas suficientes para garantizar nuestra autosuficiencia, pero nos toca incentivar la actividad exploratoria y poner en marcha ya los nuevos descubrimientos en Córdoba, Sucre, Arauca y Norte de Santander.
Las empresas han empezado a aplicar cortes selectivos a sus clientes, lo cual podrá extenderse y generalizarse. No lo hacen porque quieran, sino porque han perdido su capacidad de seguir financiando a un gobierno arbitrario que todo lo incumple.
El colapso del sistema ya es palpable y el shu-shu-shu de Petro funcionó. Veamos: las quejas del sistema casi se han duplicado al pasar de 170.000 en 2023 a más de 310.000 en 2024, y las tutelas ya llegaron a 265.000, con un incremento del 34 %, y en los últimos dos años del 70 %.
Yo creo que hasta los empleados formales entendieron las consecuencias de la reforma y desistieron de marchar, porque el palo no está para cucharas.
El ultimátum siempre termina en la convocatoria al pueblo a salir a las calles.