En manos del hampa
Lo de esta semana no fueron unos simpáticos e indefensos grafiteros. Se avecinan momentos muy comprometedores para la democracia y la institucionalidad nacional cuyo epicentro será la ciudad de Bogotá.
Lo de esta semana no fueron unos simpáticos e indefensos grafiteros. Se avecinan momentos muy comprometedores para la democracia y la institucionalidad nacional cuyo epicentro será la ciudad de Bogotá.
Con la reforma que Petro impulsa en el Congreso, en vez de fortalecer el modelo de reclusión y de penas, se están promoviendo la desjudicialización y las sanciones no privativas de la libertad sin importar la gravedad del delito.
El panorama es alarmante y más aún ‘ad portas’ de las elecciones del 2026. ¿Cómo explicar la inacción que raya en la complicidad del Gobierno? ¿Cómo no preguntarse por el criminal ‘pacto de La Picota’, cuya versión 2.0 está fraguándose en las cárceles desde hace algunas semanas? ¿Será en cumplimiento de este pacto que Petro ha suspendido más de 120 órdenes de captura contra los más peligrosos criminales del país, entre las que se encuentran las de ‘Calarcá’ y ‘Andrey’, responsables de un sinnúmero de ataques y asesinatos contra la Fuerza Pública y miles de civiles? Me pregunto si también se suspenderán las 67 que aún permanecen activas.
En esta ocasión nos estamos jugando la posibilidad de que el Gobierno manipule las elecciones de 2026.
La aplanadora que se activó desde la Casa de Nariño para elegir a la doctora Balanta Medina fue liderada por el propio Petro e instrumentalizada por Benedetti y por el magistrado Vladimir Fernández en claro abuso de sus funciones y de su alta investidura.
Con la elección de la Dra. Balanta podríamos estar frente a una clarísima mayoría de 6 contra 3 que le aseguraría a Petro el control de la Corte Constitucional por los próximos 5 a 6 años.
¿Puede entenderse acaso que polarizar es guardar silencio frente al avance de los grupos delincuenciales que tienen hoy capturado más del 50 % del territorio ante la pasividad del Gobierno nacional y la decretada inacción de las Fuerzas Militares y de Policía?
Los ajustes ya anunciados por el Cerrejón y la Drummond nos van a regresar a los niveles de producción de hace 20 años, es decir, 50 millones de toneladas de las 92 que llegamos a producir en años recientes y a las que se sumó el cierre de Prodeco, que ya mostró sus devastadores efectos sobre los municipios y población afectada.
Estoy convencido de que Colombia cuenta con las reservas de gas suficientes para garantizar nuestra autosuficiencia, pero nos toca incentivar la actividad exploratoria y poner en marcha ya los nuevos descubrimientos en Córdoba, Sucre, Arauca y Norte de Santander.
Las empresas han empezado a aplicar cortes selectivos a sus clientes, lo cual podrá extenderse y generalizarse. No lo hacen porque quieran, sino porque han perdido su capacidad de seguir financiando a un gobierno arbitrario que todo lo incumple.