Atlántico

Las miradas se centran en la vida de Jesús y flagelantes

Santo Tomás, Usiacurí, Sabanalarga, Puerto y Tubará, proyectan recibir miles de turistas y feligreses durante la Semana Mayor.

El tomasino Alex Salas Morales limpia y ayuda a embellecer las imágenes en madera y yeso de Jesús de Nazaret, la virgen María y otros protagonistas que giraron alrededor de la vida del hijo de Dios, previo a los actos religiosos que se adelantarán en la población de Santo Tomás, una de las que más atrae feligreses y curiosos en el Atlántico por estos días de la Semana Mayor.

Salas pertenece al ‘Comité de Semana Santa’ de la población, que trabaja junto al padre Adalberto Reales y a otro grupo de voluntarios en la parroquia Santo Tomás de Villanueva, que tiene su nombre en honor al santo español.

La misión, según el hombre, es “dejar listas” todas esas imágenes que permanecieron guardadas en los dos últimos años por la pandemia y que para los tomasinos tienen un valor histórico y patrimonial porque se trata de figuras, casi que de un tamaño real, con más de 60 años de construidas. 

“El comité de Semana Santa es el encargado de toda la logística para la realización de los actos religiosos en la población del oriente del Atlántico. Este año hay mucha expectativa porque es como volver a empezar”, afirma.

Su labor y la de los otros voluntarios es también conservar la tradición de las procesiones que en el día de hoy arrancan con el recorrido ‘Jesús carga la cruz, y las tres caídas’, y continúa el viernes Santo con la procesión del ‘Santo Sepulcro’, que divide asistencia con el recorrido de los penitentes o flagelantes.

“Las personas en el pueblo tienen sed de volver a nutrirse de estos actos religiosos de manera presencial. En pandemia hicimos representaciones virtuales con imágenes de los misterios dolorosos del Rosario, pero hoy todo eso volverá a la calle”, sostiene.

Eso sí, frente al tradicional recorrido de las personas que se dan azotes por la espalda, precisa que la iglesia toma “distancia”.

Además de las misas y el recorrido de los flagelantes, los actos religiosos la iglesia católica también se combinan en Santo Tomás con una obra de teatro realizada desde 1987 por el grupo de teatro de la Casa de Cultura de la población y que tiene por nombre ‘Hacia la luz por la cruz’. Esta representa diferentes pasajes bíblicos de la vida de Jesús.

Otras poblaciones

En Usiacurí, otra de las poblaciones del Atlántico con tradiciones religiosas, el Viernes Santo vuelve a la presencialidad el tradicional Viacrucis en Vivo, en el que se escenifica la vida, obra, muerte y resurrección de Jesucristo.

Mariana Ventura, guía de la Agencia de Turismo Rural de Usiacurí, manifiesta que uno de los actos más concurridos de la población es el ‘Viacrucis en Vivo’, en el que integrantes de la escuela de teatro Juventud Sagrada representan diferentes momentos vividos por Jesús de Nazaret desde su prendimiento hasta su crucifixión, sepultura y posterior resurrección.

La guía proyecta que en estos días de descanso y reflexión puedan llegar unos 10.000 visitantes a la población.

Sabanalarga, cuyas tradiciones de la Semana Mayor fueron reconocidas como Patrimonio Nacional Inmaterial por el Congreso de la República, tiene programados ocho eventos entre Jueves y Viernes Santo en la Iglesia San Antonio de Padua.

Entre estos el Solemne Viacrucis, la Novena de la Divina Misericordia, el Sermón de las Siete Palabras y la Procesión del Santo Sepulcro.

“A todos los invito a venir durante esta Semana Santa al Atlántico, donde tenemos un patrimonio único que este año exaltaremos, porque también celebramos la oportunidad que nos ha dado Dios de reencontrarnos luego de dos años en los que no pudimos por la pandemia. No se lo pierdan, porque el Atlántico es más tradición y fe”, indicó la gobernadora Elsa Noguera, con relación a los actos que se llevarán a cabo en todo el Departamento.

“Me voy a flagelar porque mi esposa sobrevivió al covid”
Jorge Ariza Bolaños, tomasino que tiene como costumbre flagelarse. Orlando Amador.

Jorge Emilio Ariza Bolaños tiene 63 años y, según él, 34 de estos los ha dedicado a flagelarse.

Este año, después del confinamiento y el receso por la pandemia, volverá a ponerse el ‘capirote’ y el ‘pollerín’ para darse azotes con la ‘disciplina’, que es la cuerda que en su extremo tiene siete bolas de cera de abeja que representan los siete viernes de Cuaresma.

Ariza, comerciante y pescador, asegura que recorrerá el pasaje de tierra ‘sentada’ de aproximados 2 kilómetros -desde el Caño de las Palomas hasta el sector de la Cruz-, en Santo Tomás, para pagar a punta de azotes el más reciente “milagro” que le hizo el Señor.

“La primera vez que yo me flagelé fue por mi padre, que estuvo enfermo y lastimosamente se fue. Luego fue por mi señora esposa, que fue operada de cáncer de tiroides y luego lo hice por mi nieta que permanecía con dolores y no le encontraban nada. Esa vez me encomendé al Señor de los Milagros y ahí está mi nieta”, rememora el tomasino.

Sin embargo, detalla que este año volverá a caminar descalzo para detenerse las 15 veces, el mismo número que hizo Jesucristo en su camino al Calvario, en agradecimiento porque su esposa se salvó nuevamente de morir, pero esta vez por covid-19.

“El año pasado, el Viernes Santo, con el problema de la pandemia, mi esposa casi se nos va con covid. Yo le pedí al Señor ese viernes, a las 12 del día, que con tal de que me la sacara del covid a mi señora volvería a picarme. Y así lo voy a hacer, esta vez me acompañará toda la familia en agradecimiento por el milagro”, indica el hombre.

Sobre el consumo de licor para soportar el recorrido, el hombre sostiene que “una sola vez” lo hizo y “no le quedaron más ganas” porque el sol y el calor casi lo hacen abandonar el trayecto. “Prefiero tomarme mis traguitos al regreso, cuando ya me reposo en la casa”, apunta.

Las autoridades de la población estiman que al menos 35 flagelantes saldrán este 2022 en el recorrido por la calle de la Ciénaga, el escenario al aire libre donde a punta de dolorosos rituales las personas pagan mandas.

El hombre muestra el capirote, el pollerín y la doctrina, elementos de los flagelantes. Orlando Amador.
Un Jesús que hace ‘milagros’, pero con electrodomésticos
Antonio Muñoz Fruto, técnico en reparación de electrodomésticos. Orlando Amador.

Antonio Muñoz Fruto lleva más de 30 años personificando a Jesús de Nazaret con el grupo de Teatro de la Casa de Cultura de Santo Tomás.

Este año, después del receso obligado por la pandemia, volverá a usar las vestimentas y todos esos símbolos del cristianismo relacionados con la vida de Jesús en la obra ‘Hacia la Luz por la Cruz’, que representa desde el bautizo del hijo de Dios hasta su crucifixión.

“Personifico a Jesucristo desde el año 1987. Son más de 30 años, aunque algunas veces lo dejé de hacer por problemas de salud y estos dos últimos por la pandemia. Precisamente por esa inactividad hay muchas expectativas con esta nueva presencialidad, los tomasinos ya venían acostumbrados a estar viendo el viacrucis y ahora están con mucha ansias de asistir a estas actividades”, opina.

Muñoz Fruto asegura que en todo ese tiempo personificando a Jesús le han dejado un sinnúmero de anécdotas, algunas que le han sacado risas, pero otras, según él, demuestran la fe que tienen las personas frente a la existencia, la palabra y las enseñanzas de Jesucristo, transmitidas por medio de la Biblia.

Una de esas, de acuerdo con Muñoz Fruto, guarda relación con el día que en medio de una representación una mujer del pueblo se le acercó con un niño de brazos y le pidió que “tocara al niño” para que sanara de una enfermedad que tenía.

Él, siempre con mucha voluntad, lo hizo, pero aclara que no sabe si el niño sanó o no. “Hay que resaltar la fe de la gente, cuando hay fe ocurren milagros”, añade, asintiendo con la cabeza.

“Otra vez, una amiga me dijo que en una casa de Candelaria tenían una fotografía mía con la corona de espinas en la cabeza y aferrado a la cruz, que me tomaron durante una obra teatral. La dueña de la casa la veneraba y lo más curioso es que le dijo a mi amiga que la imagen le había hecho un milagro”, recuerda el tomasino entre risas, quien añade que los únicos “milagros” que ha hecho es arreglando los electrodomésticos de los pobladores de Santo Tomás, pues es técnico en reparación de estos aparatos.

Orlando Amador.
El tomasino interpretando a Jesús en una escena de la obra. Orlando Amador.
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