El 18 de octubre de este año fue, tal vez, el día más crítico de la gestión que hacía Barranquilla para ratificarse como sede de los Juegos Panamericanos 2027. El cielo nuboso y las lluvias débiles de Santiago, enmarcaban el ánimo de la delegación colombiana, que había sido citada casi de urgencia al Comité Ejecutivo de Panam Sports.
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No era la costumbre.
Cuando una ciudad está confirmada como sede, Panam invita a las autoridades a la asamblea de la organización para que expliquen cómo será el próximo certamen.
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Pero esta vez Barranquilla debía pasar por el filtro. Si confirmaba, al menos, un itinerario de los pagos que estaban pendientes, iría a la asamblea. De lo contrario, seguiría la incertidumbre.
El plan B
En el ambiente se empezaba rumorar sobre un plan B. Asunción estaba lista. El presidente de Panam Neven Ilic, se habría reunido ya con el recientemente electo presidente de Paraguay, Santiago Peña, quien presionaba sutilmente la decisión.
En las afueras del salón, todo era tensión. Miembros de la delegación colombiana que esperaba, confesaron que fue la hora más larga de todas.
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Primero salió la ministra del Deporte Astrid Rodríguez, luego el alcalde Jaime Pumarejo y el presidente del Comité Olímpico Colombiano Ciro Solano Hurtado.
Las caras eran largas, menos la de Pumarejo.
No había todavía acuerdo, porque Panam no veía un compromiso claro del gobierno nacional, pero Barranquilla continuaba en pie. 'Seguimos vivos', le dijo a sus funcionarios.
Desde Cali
Pumarejo había venido trabajando la sede desde 2020, cuando viajó a la antesala de los Panamericanos Junior. No era propiamente una época fácil, porque estábamos en medio de la pandemia que, inclusive, puso en riesgo la sede de las justas en la capital del Valle del 2021. El alcalde se desplazó acompañado del gerente de Proyectos Especiales, Daniel Trujillo, y del secretario de Deportes, Gabriel Berdugo.
La odisea...
Las autoridades de Cali, que andaban recortando recursos por la crisis sanitaria, llegaron a proponer la eliminación de deportes específicos como el béisbol y softball. Pero ahí estaba Barranquilla, que cumplía perfectamente los requisitos para albergar a las delegaciones de esos deportes con dos estadios recién estrenados, y se propuso como subsede.
Fue un gesto salvador que causó buena impresión a los ejecutivos de Panam.
El interés, sin embargo, era otro. 'Y por qué no hacemos los Panamericanos del 2027 en Barranquilla', les dijo el alcalde. El silencio de la sala por la sorpresiva propuesta, no duró mucho tiempo. La dirigencia panamericana respondió que la idea no era descabellada pero debían someterla ante el Comité Ejecutivo.
Ciudad panamericana
En mayo de 2021, luego de varias conversaciones formales, el Comité Ejecutivo de Panam Sports llegó a Barranquilla para firmar el contrato. Barranquilla se convertía en la primera ciudad en ser designada como sede de la competencia deportiva de manera directa, es decir, mediante aclamación, de acuerdo con lo establecido en los estatutos de la Organización Deportiva Panamericana. La decisión se basó en la exitosa experiencia de los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 2018.
En julio vino el ministro de Deportes del momento, Ernesto Lucena, quien luego de revisar las obras de la Pista de ciclomontañismo del Bosque Urbano, a la sazón, el primer escenario que Barranquilla construía de cara a las justas, confirmó el respaldo del Gobierno para las justas deportivas. Todo lucía perfecto.
Llega el nuevo gobierno
Llegó, entonces la transición de gobierno. Antes de posesionarse en el cargo, la nueva Ministra María Isabel Urrutia se reunió con el alcalde Pumarejo y la gobernadora Elsa Noguera en la capital del Atlántico. Indagaba por los pagos pendientes.
Barranquilla, a esas alturas, había cumplido su parte. Faltaba la Nación.
El 19 de octubre de 2022, la Ministra Urrutia sorprendió a todos con la designación del docente Rafael Bossa como gerente de los Juegos.
No había comité organizador, ni comité ejecutivo ni los giros por derechos que debía hacer la Nación y muchos menos las inversiones que los escenarios demandaban, pero ya teníamos gerente.
Salvo ese hecho, 'entramos en un período muerto porque a pesar de las reuniones y las explicaciones que nos pedían, no avanzábamos. 'Perdimos 7 meses', dijo un funcionario de Alcaldía.
La Ministra que se puso la 10
Con la Ministra Astrid Rodríguez, tras la crisis ministerial de febrero de 2023, la cosa cambió.
La funcionaria 'se puso literalmente la 10'. Designó 'un equipo de trabajo que no habíamos tenido antes y empezamos a darle forma a los juegos'.
En una reunión que tuvo lugar en Barranquilla, con asistencia del presidente de Panam, se renegociaron los montos y la organización asumió la comercialización del evento.
La Nación tendría que poner 2 millones de dólares y no los 8 pendientes. Parecía que todo se despejaba.
Pero en octubre hubo una nueva crisis. Panam dio un ultimátum hasta el 29 de octubre a Colombia, en una carta que hizo pública en todo el continente.
En vista de que nadie reaccionaba ni se comprometía, el presidente del Comité Olímpico, Ciro Solano, ofreció prestar los 2 millones de dólares. a pregunta era: quién los pagaba.
Ciro habló en esos días a la prensa y dijo que 'los juegos están embolatados'. Ya se acercaba Santiago.
Las conversaciones con Paraguay avanzaban. El acuerdo de 2 millones de dólares con Barranquilla ya no iba. O todo, o nada. Neven Ilic ponía como condición para las entrevistas que, por favor, no le preguntaran por Barranquilla.
'Creíamos que todo estaba perdido', señaló un funcionario del Ministerio de Deportes.
El día D
Y llegó la cita de Santiago, con más frustraciones que certeza. Pasados unos días, uno de los colaboradores le preguntó al alcalde: es posible aún salvar los juegos. Su respuesta fue categórica: 'Es posible'.
De regreso a Barranquilla, en efecto, el alcalde siguió en conversaciones privadas con Nevec, quien a pesar de todo seguía interesado en que los juegos se realizaran en Colombia. La interlocución con la ministra era permanente.
A esas altura parecía el único optimista del grupo.
El gobierno nacional hablaba de unos Panamericanos del Caribe y no solo de Barranquilla, a lo que el alcalde dijo que si bien la última decisión sobre subsedes la tomaba Panam, era una gran oportunidad para hablar de los procesos de integración de la región.
Hasta que la Ministra sorprendió un día de noviembre con un trino en el que aparecía con el Ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla.
Estaban trabajando por una salida económica.
Luego vino la carta firmada por ella, el alcalde Pumarejo, la Gobernadora Elsa Noguera, y el presidente del Comité Olímpico. Le proponían a Panam un itinerario de pagos que se extendía hasta enero.
¿Panam aceptaría?
La incertidumbre duró dos días. Al cabo, Neven llamó al alcalde a decirle, con entusiasmo de un barranquillero más, que el Comité había evaluado la propuesta y que podían ir el domingo 5 de noviembre por la bandera.





















