El Heraldo
JESÚS RICO
Atlántico

La isla de fantasía que debería reconstruir Puerto Colombia

Según el Plan de Ordenamiento Territorial en revisión del municipio, recuperar la Isla Verde costaría $1.000 millones de dólares. Se haría con obras de relleno.

Todavía Julio César Santiago discute con los porteños sobre lo ocurrido en Isla Verde, hace más de sesenta años. De ese terreno de tierra rodeado de agua solo queda mar, dice, y ese es su lamento. Al final del muelle de Puerto Colombia hay cinco jóvenes que se retan a lanzarse y que no han escuchado nada sobre esta isla extinta. Aunque no tenga esperanza, Julio César dice que le gustaría que algún día reapareciera. Que los niños puedan conocerla.

“Eso es historia, no hay ni un grano de tierra porque el mar se lo tragó todo”, dice el hombre de 74 años, mientras señala el azul cercano al muelle, donde recuerda la isla. En efecto, a simple vista no hay ningún rastro de algo diferente al agua salada. 

 

La reconstrucción

Para su sorpresa, como la de muchos otros habitantes, rescatarla es uno de los planes de la Alcaldía Municipal, de acuerdo con el Plan Básico de Ordenamiento Territorial que está en revisión. Allí se proyecta la reconstrucción total de Isla Verde a partir de obras de relleno alrededor de 150 millones de metros cúbicos.

Así también lo ordena la justicia a través de un fallo del Juzgado Segundo Administrativo Oral de Barranquilla, que en 2015 le impone al Estado iniciar los estudios y trabajos necesarios para desenterrar el islote.

En cumplimiento de esa disposición y de acuerdo con la hoja de ruta, una obra de ingeniería de esta magnitud costaría al menos unos $1.000 millones de dólares. Se asegura además que sería el primer proyecto de este tipo en Colombia.

“Isla Verde tendría todas las características de centro de turismo a nivel internacional con facilidades de importar todos los insumos para los hoteles, marinas y centros comerciales que ahí se instalarán por ser zona franca de turismo”, dice el documento.

Agrega que incluso se podría habilitar el histórico muelle para recibir los cruceros que surquen el Caribe.

Sobre esa posibilidad, Elías Alberto Martínez se ríe. El expescador de 94 años disfrutó de las bondades de Isla Verde y cree que “es imposible” que regrese.

“Acabaron con esa isla tan bonita y no han podido rescatar al muelle ¿ahora dicen que la van a reconstruir? No creo que alcance a ver eso”, asegura el porteño, quien todos los días se escapa de casa para recorrer el malecón de Puerto.

La isla

Isla verde era un brazo peninsular que sirvió por décadas como escudo protector de la zona costera entre Salgar y Puerto Colombia. Por esa barrera natural, las aguas del municipio eran consideradas de las más tranquilas y plácidas de la costa norte colombiana.

Se trataba de un terreno de tierra de más de cinco kilómetros de largo por casi uno de ancho en su parte más amplia, localizada a unos tres kilómetros mar adentro. Por ella, los buques de mayor calado de la época podían realizar sus operaciones navieras.

Sobre sus orígenes, se sabe que nació y se reforzó gracias a los sedimentos que arrojaba periódicamente la parte occidental del delta del río Magdalena al mar. En estudios y levantamientos del año 1.800, la isla ya era ubicada, según documentos recopilados por el consultor para la industria marítima, Enrique Lequerica.

“Era una fecha litoral que como cualquier formación no permanente, corre el riesgo de desaparecer. Estas islas pueden durar 200 o 300 años y un día se van”, explica.

La desaparición

Esta faja costera comenzó a sufrir erosiones y pérdidas de tierra luego de que las corrientes marinas fueran alteradas durante las obras hidráulicas de 1923. En aquella época, se adelantaban trabajos para la apertura de Bocas de Ceniza y la construcción de los tajamares a lado y lado del Magdalena.

Esto, según explica Laquerica, “hace que Isla Verde deje de recibir sedimentos hasta el punto de disolverse”.

“Con los dos tajamares, el Río deja de entregar todo este material sólido en el margen occidental cercano y en su lugar los deposita mucho más lejos, por lo que la isla se queda sin nuevos aportes para seguir conservándose”, apunta el experto. 

Según lo documentado en textos del historiador porteño Helkin Nuñez, del Archivo Histórico, su desintegración definitiva fue precipitada por perforaciones petrolíferas realizadas entre los años 1947 y 1948.

“Aquí vino una compañía a explorar y eso también le hizo daño a la isla. Nadie le paró bolas, no sabían que se podía ir”, cuenta Julio César Santiago, quien de joven se dedicó a la pesca en Puerto.

Luego de esta arremetida, los hechos desafortunados para Isla Verde no se detuvieron. El 11 de junio de 1951, la furia del mar arrasó por completo la flecha litoral. Al día siguiente, según los escritos de Nuñez, la prensa de la época explicó que el mar embravecido había atacado “contra las planas arenas de un puerto sin defensa”.

De allí en adelante, dice, la costa no ha vuelto a ser la misma. Con la muerte de la isla, el muelle y las playas cercanas perdieron su escudo natural.

“El agua dejó de ser cristalina. El muelle no se comenzó a destruir cuando se derrumbó el primer pedazo sino cuando se desapareció la Isla Verde”, aseguró Lequerica. 

¿Es viable?

Aunque la historia de las islas artificiales construidas alrededor del mundo sea extensa, el arquitecto, urbanista y docente universitario, Porfirio Ospino, duda que un proyecto de esta magnitud sea “financieramente viable” para Puerto Colombia.

“Suena al mejor estilo de Dubai. Técnicamente es posible este tipo de reconstrucciones, pero eso implicaría costos demasiados altos”, advierte. 

Agrega que, si de proteger se trata, “esa es la función de los buenos espolones”. 

En materia de turismo, “se puede aprovechar los suelos disponibles”, opina el experto.

El PBOT

Además de la reconstrucción de Isla Verde, el Plan Básico de Ordenamiento Terriorial de Puerto Colombia, que se encuentra en revisión, prevé la recuperación del histórico muelle en conjunto con la Plaza Cisneros.

También proyecta la construcción de un teleférico que baje desde el Club de tiro y caza hasta el frente del malecón y la creación de un parque tecnológico, uno lúdico y dos corredores ambientales: Arroyo Grande y Arroyo León.

El plan se encuentra en socialización y a la espera de ser debatido en el Concejo, que de aprobarlo, lo dejaría en manos del alcalde para su sanción. 

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