Pedro Ortiz es un barranquillero que se desempeña como estudiante de la Universidad de Tuffs, en Boston, Estados Unidos, por lo cual periódicamente viaja entre los dos países y tiene como punto de salida obligado el Aeropuerto Internacional Ernesto Cortissoz, al que se conoce al derecho y al revés.
Y por eso lo tienen cansado los constantes daños en el aire acondicionado.
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“Soy viajero frecuente y cuando uno entra acá esto es un calor horrible y siempre está apagado el aire acondicionado, siempre está en mal funcionamiento, entonces eso nos afecta en la época de mayor calor. No es la primera vez que pasa y siempre dicen que está dañado. Parece que lo apagaron y, la verdad, las esperas aquí son horribles. Hay gente que viaja con ropa de frío y acá es imposible estar así. He hablado con gente y dice que esto es invivible”, aseguró.
A pesar de que en lo que va del año el Ernesto Cortissoz ha recibido 59.848 pasajeros internacionales y despedido 404.009 viajeros en rutas nacionales, no se han resuelto los problemas que desde hace una década se buscó arreglar, cuando el 18 de septiembre de 2014 se abrió la licitación del aeropuerto para escoger al operador que lo administraría y que se encargaría de las obras de modernización.
Desde entonces un rosario de quejas se han desprendido de la actualidad de la terminal aérea que todavía está incompleta fruto de las supuestas pérdidas multimillonarias del concesionario Grupo Aeroportuario del Caribe SAS, ganador de la concesión, que para el siete de septiembre del 2021 demandó a la Agencia Nacional de Infraestructura por 720 mil millones de pesos a causa de las afectaciones que la pandemia por la covid-19 generó para las operaciones del aeropuerto.
Todo esto derivó en un fallo que cambió la actualidad de la infraestructura, según explicó Efraín Cepeda Tarud, presidente del Comité Intergremial del Atlántico y de la Veeduría Ciudadana VC – Aeropuerto Internacional Ernesto Cortissoz, detallando que ahora el terminal está en manos de la administración del Gobierno nacional.
Cepeda Tarud explicó el pasado inmediato de lo sucedido: “Un tribunal de arbitramento de la Cámara de Comercio de Bogotá ordenó la liquidación anticipada de este contrato, lo que detonó en un proceso y eso concluyó el 31 de agosto de 2024 y el primero de septiembre de ese año entró en inició la operación por parte de Aerocivil. A partir de ese momento ya salió el concesionario y la operación y el mantenimiento quedó a cargo del Aeronáutica Civil. Quedaron unas obras pendientes de las que estaban contempladas para ser ejecutadas y el Gobierno se comprometió a culminar”.
Aterrizando los problemas
Aunque el problema del calor de por sí es sensible, no es el único, según detalló Cepeda Tarud: “Temas críticos, para priorizar, está la zona de maletas nacionales. La zona de maletas nacionales que en últimas es, diría yo, que la principal queja de los usuarios por la escalera eléctrica, la escalera temporal que está dispuesta para los pasajeros que llegan en los vuelos nacionales. Y básicamente esa sería la solución para la comodidad, porque ahí está incluido la escalera eléctrica y un ascensor que resolvería esa problemática. También el ala internacional y muelle internacional de pasajeros, allí es fundamental también que se resuelva la problemática con el aire acondicionado de la terminal de pasajeros”.
Sin embargo, otro de los problemas graves es el rezago en otras de las áreas del Ernesto Cortissoz: “Hoy la terminal de carga es una estructura de más de 90 años, que presenta unas problemáticas estructurales, que en últimas lo que hay que hacer es demoler y construir una terminal nueva. Pero mientras esto se hace, lo que nos han dicho es que están contemplando una solución temporal, unas cubiertas autoportantes”.
Necesidades urgentes
Otro de los integrantes de la veduría, Héctor Carbonell, presidente de la Cámara Colombiana de Infraestructura seccional Norte, apuntó que “las prioridades son claras: culminar las zonas pendientes del terminal de pasajeros, como la sala de maletas nacionales y el muelle internacional; ejecutar obras de mantenimiento y señalización en el lado aire; e implementar el terminal de carga provisional, con visión hacia una solución definitiva”.
Carbonell agregó que “lo que ha quedado claro es que contar con un aeropuerto plenamente funcional es un tema estratégico para Barranquilla y para toda la región Caribe. En este periodo, las limitaciones en infraestructura han tenido efectos sobre diversos sectores. Un aeropuerto en mal estado o con poca capacidad disuade a los turistas, impactando negativamente a hoteles, restaurantes y comercios locales. Además, las conexiones aéreas desde otras ciudades aumentan los costos y el tiempo de viaje para los pasajeros".
¿Despegarán las obras?
Según Manuel Fernández, presidente de la Cámara de Comercio de Barranquilla, en los últimos meses se han venido concretando contratos en busca de mejorar algunas de estas situaciones.
“Durante 2025 hemos monitoreado la operación del aeropuerto y el proceso de adjudicación de los contratos de mantenimiento y de terminación de obras prioritarias tanto del lado aire como del lado tierra: Aerocivil reporta unas condiciones de operación con una tendencia creciente en número de pasajeros y de carga. Recientemente se adjudicaron tres contratos para el mantenimiento de lado aire y del lado tierra, los cuales iniciarán ejecución este mes y tienen una duración hasta el 31 de Julio de 2026”, detalló.
Por otro lado, Cepeda Taurd señaló que se sigue avanzando en la planificación para las obras que son necesarias.
“En el mes de marzo, se adjudicaron las obras de mantenimiento, mejoramiento y obras complementarias del lado tierra, es decir, de la terminal de pasajeros. Esas obras tienen un costo redondeado de 34.700 millones de pesos, y con una interventoría de alrededor de tres mil millones de pesos. Ese contrato se firmó el acta de inicio el 20 de mayo y tiene hasta el 20 de agosto el contratista para presentar los estudios definitivos”.
Altas expectativas
Es por ello que las expectativas son altas entre los líderes gremiales, como apunta Carbonell: “Ahora el reto está en asegurar la ejecución eficiente de las obras pendientes. Vale la pena destacar que esta etapa de operación pública debe entenderse como un período transitorio, mientras se gestiona la adjudicación de una nueva concesión”.
Finalmente, Manuel Fernández expresó que las actuales condiciones del Ernesto Cortissoz atentan contra la competitividad.
“El impacto negativo está asociado con la proyección de la ciudad al no tener un aeropuerto acorde con su desarrollo económico y su condición de destino creciente tanto para el turismo de ocio y cultura, como el de negocios. Esperamos que en el segundo semestre de este año comience la ejecución de las obras, considerando que hasta agosto tiene plazo el contratista para entregar los diseños definitivos, que luego deben ser revisados y aprobados por la Aerocivil”, cerró
Sea como fuere, las obras no dan espera. El viaje ha sido demasiado largo, tras una década de espera donde los barranquilleros no se han sentido escuchados y sus ruegos por un mejor aeropuerto han quedado en el aire.