Las maletas no están del todo cerradas. Algunas contienen ropa, otras medicinas, y casi todas llevan algo de miedo. Desde la madrugada del sábado 20 de julio, cuando un incendio arrasó parte del conjunto residencial Flores del Recreo decenas de familias de las torres A y B lo perdieron casi todo: su rutina, su tranquilidad y la certeza de volver a casa.
Luego de la tragedia que dejó tres personas muertas y más de 60 heridas, los habitantes de dos de las cuatro torres no han podido volver a dormir en sus apartamentos.
Julio César Caro Paz, quien convive con su familia en la torre B del conjunto, expresó que están viviendo un completo éxodo luego de que la administración les autorizara el ingreso nuevamente a sus hogares, pero solo para tomar las cosas básicas, tales como ropa, artículos de higiene personal, alimentos y demás.

“Hay mucho olor a quemado, los pisos están demasiados negros por el hollín y existe la posibilidad de que haya una acumulación de gases tóxicos, por lo que la administración decidió que era mejor evacuar las torres A y B”, manifestó Caro.
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De acuerdo con el afectado, pese a que no sufrió ninguna pérdida, las paredes y los pasillos del primer al cuarto piso están completamente negros y la contaminación odorífera es demasiado penetrante, lo que les dificulta aún más las labores de rescate de sus pertenencias.
“Todavía no sabemos cuándo podremos regresar. Nos dicen que esto va para largo, pero nadie nos da una fecha. Es como vivir suspendidos”, contó Eliana Camargo, con los ojos húmedos y la voz tensa mientras organizaba algunas cosas para mudarse de forma definitiva.
Esa noche, ella y su familia intentaron evacuar, pero no pudieron. El humo era demasiado espeso. Cerraron la puerta y se refugiaron en una habitación trasera. Su compañero sentimental, bombero de profesión, fue quien tomó la decisión que les salvó la vida: quedarse adentro. Fueron los últimos en salir.
“Desde el apartamento se oían gritos, llantos, golpes. Una tragedia viva en cada piso. Yo agradezco estar viva, pero no puedo volver a un lugar donde sentí que moriríamos ahogados por el humo”, aseveró.
Como Eliana, decenas de familias están reubicadas de forma temporal. Algunas en casa de familiares, otras alquilaron habitaciones a contrarreloj, otras más, simplemente, no saben a dónde ir.
Francisco José Lara, vecino de la Torre B, acababa de llegar del trabajo cuando se enteró del incendio tras escuchar golpes en su puerta. Afirmó que con calma intentó bajar por las escaleras, pero el humo en el tercer piso lo obligó a retroceder. Terminó en la azotea con varios vecinos.
“Estuvimos dos horas esperando a que los bomberos nos rescataran. Dos horas donde no sabíamos si íbamos a salir. La desesperación era total”.

Atención médica
Entre lágrimas y con la voz quebrada por la angustia, Elizabeth Pineda recordó los segundos de terror que vivió su hermana durante el incendio que consumió parte del edificio donde residía desde hace más de siete años. Su historia es solo una entre muchas, pero resume con crudeza el drama humano detrás de la tragedia.
“Mi hermana se lanzó del tercer piso junto con mis sobrinos. Ella alcanzó a bajar, pero al sentir que venía descalza y que el piso le quemaba los pies, se devolvió por los zapatos. Pero al ver que sus hijos estaban abajo, no lo pensó más y se lanzó”, repite Pineda, como si aún intentara convencerse de que lo vivido fue real.
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Destacó que milagrosamente, la mujer y sus dos hijos sobrevivieron al salto; sin embargo, se encuentran siendo atendidos en la clínica La Merced, donde permanecen en condición estable. “Los efectos de la inhalación de humo siguen siendo motivo de preocupación. Tanto el niño pequeño como mi hermana tienen afectaciones en los pulmones. Estamos esperando al ortopedista para que los valore bien”, explicó.
El drama de esta familia es compartido debido a que no solo sufren por los quebrantos de salud, sino por permanecer sin información certera de cuándo podrán volver a recuperar su hogar.
“No nos han dejado entrar. Solo hemos podido sacar ropa y algunas cosas pequeñas. La administradora fue una persona muy efectiva. Dio la vida por mucha gente”, manifestó.
Mientras algunos apartamentos presentan daños visibles, otros, aunque intactos, no son habitables. El conjunto entero está sin servicios públicos: no hay agua, ni gas, ni electricidad. Y el miedo de que algo así vuelva a pasar mantiene a todos en alerta.
Aunque su apartamento no fue alcanzado por las llamas, Libardo Calderón aún no puede dormir tranquilo. La angustia vivida durante el incendio donde vive desde hace más de una década dejó una huella imborrable.
“Más del 50% de las familias salieron afectadas. Hay tres personas fallecidas y muchos están en la clínica en estado grave. No sabemos qué va a pasar con ellos”, contó con evidente dolor.
Libardo recordó un pequeño incendio ocurrido tres años atrás en el mismo conjunto y aseguró que nunca imaginaron algo de esta magnitud. “Eso fue un caso aislado porque solo hubo daños en un apartamento y sin perder vidas humanas, nada como esto. Esto ha sido una experiencia fea”.
En medio de la incertidumbre, la solidaridad entre vecinos ha sido un bálsamo. Sin embargo, muchos residentes esperan respuestas, acompañamiento y, sobre todo, garantías para no volver a vivir una noche que fue “una pesadilla en penumbra”.
Un adios sin previo aviso Freddy Mandón Castro, hermano de una de las víctimas mortales del incendio ocurrido en el conjunto del Recreo, pidió a las autoridades una investigación exhaustiva sobre lo sucedido y mayores controles en materia de seguridad residencial.
Su hermano, Wilson Mandón Castro, de 60 años, falleció en medio de la emergencia. “Me enteré muy temprano en la mañana, alrededor de las seis, por una llamada que me alertó de la tragedia. De inmediato me dirigí al lugar para confirmar lo que estaba ocurriendo”, relató Freddy Mandón con visible consternación.
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Datos importantes
La Secretaría de Gobierno de Barranquilla informó que en total fueron 586 personas las que fueron evacuadas del conjunto, ubicado en la calle 61, entre carreras 41 y 43.

Para atender el incendio, que se registró aproximadamente a las 4:00 a. m., se usaron 12 máquinas de los Bomberos de la ciudad.
“La conflagración inició en la subestación eléctrica del edificio y logró afectar 16 vehículos haciendo crecer las proporciones del siniestro, por lo cual fue necesario la intervención de 12 máquinas y 45 unidades, logrando evacuar a 586 personas de 175 apartamentos”, agregó la Secretaría de Gobierno.
A los residentes del conjunto, mediante un comunicado, y con instrucciones de los funcionarios de gestión de riesgos, les indicaron que “no podrán acceder a los parqueaderos para el ingreso o salida de vehículos hasta que nos den la instrucción y el acompañamiento correspondiente”.
Más de 60 personas han recibido atención médica tras la emergencia
La Alcaldía de Barranquilla, a través de la Secretaría Distrital de Salud, informó que 62 personas han recibido atención médica, de las cuales 23 permanecen hospitalizadas y 11 se encuentran en unidades de cuidados intensivos (UCI).
El líder de la dependencia, Carlos Cervantes Sanjuan, indicó que las personas afectadas fueron trasladadas oportunamente a distintos centros asistenciales de la ciudad. La mayoría de los pacientes presentan quemaduras en la piel y complicaciones respiratorias debido a la exposición e inhalación de humo.
“Seguimos haciendo monitoreo y seguimiento permanente sobre el estado de salud de todos estos pacientes a través del Centro Regulador de Urgencias y Emergencias para garantizar que su atención sea oportuna y con calidad”, manifestó Cervantes.
Además, el Distrito activó su estrategia ‘Chatlemos’, mediante la cual se ofrece acompañamiento psicológico a las familias afectadas. También se ha dispuesto una línea para atención y orientación inmediata. Algunas familias han sido remitidas a sus respectivas EPS y se cuenta con el seguimiento activo del equipo de Inspección, Vigilancia y Control (IVC) de la Secretaría de Salud.
El Distrito reiteró que los incendios domiciliarios representan un riesgo crítico para la vida y la seguridad de los hogares, y recordó que su prevención es una responsabilidad compartida. Factores como fugas de gas, cortocircuitos, uso indebido de velas, cigarrillos o sobrecarga eléctrica pueden desencadenar emergencias.