En distintas ciudades del país, la medida de pico y placa ha sido una herramienta clave para mitigar los problemas de congestión vehicular y mejorar la movilidad urbana. Aunque su efectividad ha generado opiniones divididas, los resultados varían según el contexto urbano y las alternativas de transporte disponibles en cada región.
En Bogotá, por ejemplo, el pico y placa ha estado vigente por más de dos décadas y ha experimentado múltiples ajustes. A pesar de su continuidad, expertos señalan que la congestión no ha disminuido de manera significativa, debido al crecimiento constante del número de vehículos y al fenómeno de la “doble placa”, donde algunas personas adquieren un segundo carro para evadir la restricción.
Además afirman que en Medellín, el pico y placa se ha complementado con estrategias como el fomento del transporte público y el uso de bicicletas, lo cual ha generado un impacto más positivo. La ciudad ha logrado una ligera mejora en la velocidad promedio del tráfico en horas pico, especialmente en corredores viales donde el sistema de transporte masivo Metro y Metroplús tiene mayor cobertura.
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Cali, por su parte, ha implementado el pico y placa con restricciones más flexibles. La medida ha sido útil en reducir el flujo vehicular en horarios críticos, pero también ha enfrentado críticas por la falta de alternativas eficientes en el sistema de transporte público, lo que limita su alcance real en términos de beneficio colectivo.
Otras ciudades como Bucaramanga, Manizales y Pereira han experimentado mejoras temporales en movilidad, pero con efectos limitados en el tiempo.
En general, el pico y placa ha demostrado ser una medida de alivio momentáneo, que necesita estar acompañada de una planificación urbana integral, inversiones en transporte público de calidad y una cultura ciudadana que incentive la movilidad sostenible.
En Barranquilla
Recientemente, la Alcaldía de Barranquilla dio a conocer que se estudia la posibilidad de decretar una medida de pico y placa para vehículos particulares que no estén registrados en la ciudad con el propósito de mejorar la movilidad.
El anuncio fue realizado luego de que se eliminara la medida para los vehículos tipo taxis, los cuales venían con la restricción desde hace varios años. Durante años, el gremio de taxistas venían pidiendo que se extendiera la medida a los particulares también como una estrategia para que estos dejaran de trabajar a través de las aplicaciones móviles de transporte.
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Frente a la propuesta de implementar medidas como el pico y placa, el ingeniero Víctor Cantillo enfatizó en que no es una “solución efectiva” debido a que crea nuevos problemas en la movilidad.
“He estudiado esta política durante años y está demostrado que es una medida ineficiente, que genera pérdidas sociales y que, a mediano plazo, pierde todo impacto, porque las personas simplemente compran un segundo vehículo. Es cortoplacista y no resuelve el problema de fondo”, destacó.
Por su parte, Porfirio Ospino Contreras, experto en movilidad y restauración, afirmó que aunque es cierto que algunos expertos señalan que esta medida puede incentivar la compra de un segundo carro para evadir la restricción, la realidad es que la gran mayoría de la población no tiene cómo adquirir otro vehículo, por lo tanto, sí habría una reducción real en la cantidad de carros circulando.
“En su momento se aplicó el pico y placa a los taxis, pero esa medida ya fue levantada. Personalmente, no me pareció adecuada porque generó una sobreoferta de taxis en las vías, lo que terminó saturando aún más el tráfico”, explicó Ospino.
Lo cierto es que el debate en torno al pico y placa sigue abierto en la capital del Atlántico, en medio de un contexto de creciente congestión vehicular y aumento de motocicletas. Mientras tanto, expertos como Ospino y Cantillo coinciden en que cualquier medida debe ir acompañada de una mejora sustancial en el transporte público y de una regulación más estricta del parque automotor.