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Durante la jornada del Foro Local de Desarrollo de la Ocde, se realizó el panel “La economía social y las vías para la inclusión económica en las economías de base, populares e informales”, un espacio en el que destacados panelistas de Colombia y otros países compartieron sus experiencias y reflexiones desde sus territorios.

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A lo largo del conversatorio, los expertos analizaron los desafíos estructurales de la informalidad laboral y debatieron alternativas para cerrar esas brechas a través de la generación de empleo formal, considerando que en Colombia y en América Latina más del 50 % de la población trabajadora se encuentra en la informalidad.

Amal Chevreau, jefa de la Unidad de Economía Social e Innovación de la Ocde y moderadora del panel, abordó la informalidad como una característica persistente en muchos mercados laborales de América Latina y otras regiones del mundo. Señaló que, pese a los desafíos que representa, la informalidad también puede convertirse en una oportunidad para avanzar hacia el crecimiento inclusivo y el acceso a empleos de calidad.

Así mismo, señaló que la informalidad puede convertirse en un peldaño hacia la oportunidad económica, el acceso a empleos de calidad y un crecimiento inclusivo. Los trabajos informales —que abarcan desde actividades en el sector agrícola y doméstico hasta oficios urbanos y labores económicas diversas— suelen ser la única fuente de ingreso para muchas comunidades.

Afirmó que, si bien estos empleos ofrecen ingresos y flexibilidad, altos niveles de informalidad generan costos significativos a largo plazo: baja productividad, mayor pobreza, menor recaudación de impuestos, reducción en beneficios sociales y obstáculos para alcanzar un desarrollo sostenible.

“No obstante, existen soluciones, algunas de ellas muy innovadoras. Una de esas alternativas es la economía social y solidaria”, subrayó Chevreau.

Economía del cuidado y coherencia de políticas públicas

Para Ángela Penagos, directora de la Cepal en Colombia, hay mucho camino por recorrer en el país en este tema. Reconoció la importancia de la economía popular, pero dijo que generalmente se intenta transformar, sin antes reconocer su valor para fortalecerla y luego sí buscar su tránsito hacia formas más amplias de integración en el mercado laboral.

Indicó que desde la Cepal vienen trabajando no solo en inclusión laboral, sino además en la coherencia de políticas públicas. “En América Latina —y no sé si a nivel global, pero en nuestra región es muy marcado— las políticas son muy sectoriales. Eso provoca que muchas veces una política pública que favorece a la economía popular se vea afectada por otra política de otro sector”.

Es por ello que señaló que tener la capacidad de identificar esos desajustes subyacentes y generar mayor coherencia es hoy un elemento esencial para cualquier política pública efectiva.

En ese sentido, reconoció que, si bien hay avances en el reconocimiento de la economía popular como un actor esencial y transformador en las sociedades latinoamericanas, aún faltan elementos para su implementación.

Hizo referencia al desarrollo del Conpes de la Economía de Cuidado, el cual le permite a organizaciones de mujeres poder prestar servicios, incluidos servicios de cuidado, en la contratación pública.

Sin embargo, explicó que, aunque el decreto está, muchas no lo aplican porque no se sienten responsables. “Entonces, corremos el riesgo de que se quede en un bonito Conpes o una ley sin efecto real”.

“Hay desconocimiento, desconfianza e inseguridad institucional. Y si queremos que la economía del cuidado se consolide como un factor estructural en el país, debemos garantizar que los entes territoriales comprendan bien cómo funciona, qué se puede hacer y cómo se implementa”.

Penagos también hizo mención de los desafíos a los que se enfrentan algunos grupos poblacionales en el mercado laboral.

Al respecto, dijo que las mujeres continúan enfrentando una menor participación en el mercado laboral, pese a que, en promedio, en la mayoría de países de América Latina, están más educadas que los hombres. Sin embargo, esa promesa de la educación no se traduce necesariamente en inserción laboral.

Para la directora de la Cepal, las razones son múltiples, pero una de las más importantes es la carga desproporcionada de tareas de cuidado que recae sobre las mujeres. Además, el poco reconocimiento en los mercados laborales de la economía del cuidado.

“Por eso, desde Cepal estamos promoviendo la construcción de lo que llamamos una sociedad del cuidado, donde cuidar sea valorado no solo social, sino también económicamente: cuidar a la familia, a la naturaleza, a los ancianos y a los jóvenes es indispensable para el bienestar social y el sostenimiento de las economías, pero sigue siendo invisibilizado”, afirmó.

Economías populares

Por su parte, Hans Cediel, Coordinador de la Red para la Promoción de la Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe, indicó que la economía popular es, precisamente, una categoría política construida por los sectores subalternos en América Latina y el Caribe, como respuesta a las dinámicas económicas que afectan a esa gran población excluida de los sistemas formales.

Dijo además que dentro de los sectores populares, existen también alternativas económicas que se construyen en la práctica y desde la experiencia cotidiana, “que muchas veces no son comprendidas bajo los marcos conceptuales tradicionales”.

Cediel señaló que, más allá de los micronegocios, existen unidades domésticas que generan alternativas económicas y sostienen la vida en los barrios, que son fundamentales, así como también hay unidades comunitarias que producen bienes y servicios, pero que no encajan dentro de un sistema empresarial convencional.

“Estamos, entonces, frente a un gran desafío estructural. Desde la economía social y solidaria, estamos proponiendo alternativas que podrían contribuir a abrir diálogos y generar respuestas en ese escenario. Esto no es exclusivo de la economía popular, sino también un tema en el que estamos intentando aprender y avanzar desde la Ocde”, afirmó.

Como representante del Gobierno colombiano, estuvo Rubin Huffington, subdirector general del DNP, quien expuso el trabajo que vienen realizando y los retos a los que se han enfrentado en la economía social, en los rezagos —o brechas—, como hoy prefieren llamar, en los sectores más excluidos.

“Ese desafío implica, precisamente, cómo generar canales de acceso vinculantes para esas personas, grupos y organizaciones que no cuentan con condiciones plenas de formalidad o que no tienen facilidades para llegar a ella”, explicó.

En ese sentido, vienen trabajando desde proyectos territoriales. Como es el caso de las zonas rurales en donde se han impulsado iniciativas para que los campesinos puedan acceder a maquinaria y procesos más industrializados. Para ello, el Gobierno promueve una reconversión agroindustrial que permita incorporar a este tipo de población.

Se refirió además a cómo, a través de la plataforma de compra del Estado, Colombia Compra Eficiente, buscan crear capítulos donde las personas y organizaciones que no cumplen con todos los requisitos tradicionales puedan participar. “Porque de eso se trata: de generar oportunidades reales y efectivas”.

Desde Colombia y República Dominicana

En este espacio también participó Mayrenis Corniel, viceministra de Trabajo de República Dominicana, quien expuso al auditorio el proceso que adelanta su país en la formalización del mercado laboral.

“En este país, el gobierno se ha abocado a implementar un programa llamado Formalízate RD, y a través de esta ventanilla única se ha simplificado parte del proceso, ya que antes el recorrido tedioso de institución en institución resultaba muy difícil, sobre todo para personas sin la competencia o la orientación adecuada para formalizar sus negocios”, explicó.

A la fecha, gracias a esta simplificación documental, desde el año 2020 se ha logrado formalizar más de 46.000 empresas que operaban en el sector informal. Además, señaló que en materia de regulación han trabajado en un régimen tributario simplificado, el cual le ofrece algunas exenciones y beneficios, incentivando así la formalización en el mercado laboral.