Era una operación casi perfecta: la señora entregaría los audios, un medio de comunicación nacional los reproduciría y la campaña que está arriba en las encuestas se vendría abajo.
En el día escogido, ayudarían los influencers amigos o los que son amigos de armar escándalo con cualquier cosa que suene a corrupción.
Blel y la señora eran muy cercanos.
Blel fue senador de la República, antes de ser condenado por parapolítica. En su época como congresista, era callado y tímido. Después de un período en la cárcel, se le ve extrañamente locuaz y muchas veces lenguaraz.
Su amiga (o examiga), se dedicó en los últimos tres años a grabar las conversaciones que sostenían en la propia casa de Blel, en la que este contaba cómo nombraban y adjudicaban los contratos en Bolívar, y de paso se le iba algún comentario racista de los que pululan en las altas elites de Cartagena. Algún día servirá, pensaría. Y ese día llegó la semana pasada.
El hijo de Blel, Vicente Blel Scaff, es el candidato con mayor opción para la Gobernación de Bolívar. Tiene todos los respaldos políticos, incluyendo el del senador Lidio García, hoy presidente del Senado y mayor elector del departamento según los últimos comicios.
Blel se enfrenta a Hernando Padaui, un exrepresentante a la Cámara que ha estado salpicado por sus aparentes vínculos con el hermano de La Gata, acusados, él y ella, de concierto para delinquir y asesinato en calidad de determinadores. Tiene así mismo una sonada investigación por fraude electoral, en cuyo marco están presas ya 9 personas.
En la campaña de Padaui estaban que desmontaban la tienda. Hasta que apareció la señora.
Los audios –era la estrategia– serían entregados a un jefe político nacional en Bogotá y este los haría llegar a la periodista Vicki Dávila, con el cuidado de no mencionar nombres inconvenientes y sí dejar en evidencia a dos: al gobernador Dumek Turbay y al senador Lidio García.
Si Dumek y García resultaban enredados, retirarían su respaldo a la candidatura de Blel, y Padauí tendría el camino libre.
Y tal cual. El problema es que lo único comprometedor en los audios es que el gobernador Dumek nunca favoreció a los allegados de Lidio García después que este lo eligió.
Al final, los únicos involucrados resultaron ser Blel, el parlanchín, y Miguel Torres Scaff, su sobrino, quien gerenciaba Aguas de Bolívar. Son ellos los que hoy están respondiendo ante las investigaciones que ya abrieron la Procuraduría, la Fiscalía y la Contraloría y para las que el gobernador Turbay dijo haber allegado todas las pruebas.
Pero vendría una nueva ofensiva, pues la señora dice que entregará más grabaciones a quien le de 4.000 millones de pesos. A propósito: ¿Quién pagó por las primeras y quién lo hará por las segundas?
Por el momento, la campaña sucia no prospera en Bolívar y la candidatura de Blel, el hijo, se mantiene, mientras la de Padauí, presunto amigo de La Gata, sigue haciendo agua.
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