Defensa personal: el aliado de la mujer en situaciones de riesgo
Esta disciplina, que reúne técnicas de las artes marciales, brinda las herramientas para ganar seguridad y autoconfianza.
Nadie está exento de correr peligro en la calle por algún tipo de violencia. Pese a esto, lamentablemente en nuestra sociedad la mujer suele ser más propensa a sufrirlo por parte de abusadores y acosadores.
Es así como hoy día resulta necesario conocer técnicas dentro de la defensa personal, que nos brinden seguridad ante cualquier situación de riesgo. Por tanto, en esta oportunidad ‘Verde’ está dedicada a conocer sobre esta disciplina que reúne varias técnicas de las artes marciales.
Carlos Reimy, instructor de artes marciales en la Academia Ludus Mma Barranquilla y peleador profesional de grappling (agarre) y jiu-jitsu, explica que la defensa personal le da a quienes son vulnerables las herramientas para defenderse ante ataques ocasionados por otras personas. A su vez —dice— es una alternativa “más divertida” para ponerse en forma y ganar autoconfianza.
“Con mi base, que es el muay thai, el kick boxing, la lucha libre y el jiu-jitsu brasileño, creo un compendio de técnicas que abordan toda situación de golpeo y de agarres en el suelo y cuerpo a cuerpo. El programa reúne la mayoría de situaciones que se pueden encontrar en un altercado físico”.
Reimy manifiesta que no hay una edad específica para empezar en la disciplina, es así como, a su consideración, se pueden presentar niños de cinco años hasta adultos de 40. Eso sí, añade que se necesita tener ganas, curiosidad y ser paciente en el proceso porque no se aprende de la noche a la mañana. A su vez, indica que no se necesita tener condición física, pues al final “es una actividad que le brinda condición a cualquier persona”.
Agrega que llegará a practicarse dependiendo el estilo de vida y los objetivos que se deseen alcanzar. “Si lo que se busca es aprender a defenderse y entrenar como alternativa del ejercicio, dos o tres veces por semana es suficiente. Ahora, si lo que se busca es ser peleador y competidor, lo recomendable es que se entrene entre cinco a seis veces por semana o, en algunas ocasiones, hasta dos veces en el día”.
De acuerdo a la duración del entrenamiento, establece que normalmente una clase transcurre entre 60 y 90 minutos, debido a su intensidad. También señala que el número de técnicas en la defensa personal es infinito, así que dependiendo la experiencia del alumno, variará el grado de complejidad.
Al iniciar la clase —afirma— se requiere un calentamiento. En esta fase se manejan ejercicios de movilidad que tienen como fin acostumbrar al cuerpo a los movimientos que se ejecutarán durante el entrenamiento. Aquí sobresalen, por ejemplo, las volteretas, las caminatas en cuatro patas, las medialunas (que desarrollan el equilibrio, fortalecen el hombro y practican la acrobacia) y, además, los movimientos en el suelo como “el camarón”, que fomenta la coordinación. Acto seguido se da paso a la parte técnica, que comprende los ejercicios técnicos de la defensa personal. Para finalizar, se realizan más ejercicios físicos, estiramientos o los combates (estos últimos tienden a ser más para los competidores).
“Hay algo que se debe tener en cuenta y es que muchas peleas callejeras se van al suelo, de modo que es vital saber desplazarse para lograr posiciones que permitan sortear la situación; y esto se logra en la práctica”.
La peleadora profesional Doris Cantillo explica que este entrenamiento le ha dado las herramientas para sentirse más segura y ha sido beneficioso para su salud.
El entrenamiento
Como bien lo indica Reimy, las técnicas juegan un papel esencial. Existen aquellas que son básicas, intermedias y experimentadas. En la primera un buen ejemplo es uno de los tipos de estrangulación frontal.
En este se utiliza el movimiento del cuerpo para vencer el agarre de la otra persona. Luego le sigue un golpe con el codo para aturdir al contrincante y escapar de la situación, o aplicar otra técnica que le permita desarmar o inmovilizarlo”.
La segunda técnica, que es de destreza intermedia, es una palanca desde la guardia. “Cuando se está en una posición desventajosa se deben aprovechar los principios de palanca y de movimiento en el suelo para aplicar una luxación en el codo. En este, la pelvis es usada como una palanca que genera presión a la articulación para poder huir”.
En cuanto a una técnica más avanzada, explica que está —entre muchos otros— el jalón de brazo. “En este la persona se va a la parte de atrás del agresor, lo alza y lo lleva al suelo. Luego procede a tomar la espalda. Este permite que se tenga acceso al cuello del agresor para ejecutar la estrangulación (...) La mejor manera de vencer a una persona más grande es atacando su cuello”.
Ropa para la práctica
La indumentaria para practicar la defensa personal puede variar. Esta puede ir desde un kimono hasta una camiseta de licra o suéter tradicional, una pantaloneta de artes marciales mixtas o licra corta o larga. En cuanto a la mujer, “se recomienda que tenga el pelo recogido”.