El replanteamiento de la estrategia de seguridad requiere un plan de choque a corto y mediano plazo que determine como parte de esta estrategia de intervención contra el delito, medidas de judicialización efectivas que prioricen acciones contundentes en función de al menos tres criterios: Uno, a partir de la peligrosidad del perpetrador y/o su papel al interior de estas estructuras criminales. Otro, a partir de la sonoridad del delito en aquellos casos particularmente emblemáticos. Finalmente, frente a esas causas en las que se tiene un mayor recaudo probatorio para obtener sentencias.
El fortalecimiento del aparato judicial es indispensable para lograr disminuir la ocurrencia de acciones criminales, la reforma a la justicia es necesaria al igual que el desarrollo de una política nacional de seguridad ciudadana que se adapte a las condiciones y problemáticas regionales; que pueda contar con instancias (universidades, centros de pensamiento, sociedad civil) que se encarguen de la orientación y formulación de políticas públicas de seguridad, como del seguimiento a la información estadística delictiva y el diseño de propuestas que permitan mejorar su eficacia en el corto y largo plazo.
Claro está que en estos tiempos de acceso ilimitado a la información esa intención le resulta cada vez más difícil al poder y a los poderosos. El discurso hegemónico y la opinión impuesta se enfrentan a diario con las vías alternas que la tecnología digital nos abrió. No son perfectas ni escapan por completo a los cantos de sirena del poder, pero ofrecen alternativas que motivan el no tragar entero. Toca, eso sí, saber dónde buscar, contrastar datos y no dejar de dudar.
A las víctimas les hurtaron la motocicleta en la que se movilizaban. Fue en la tarde de este martes.
Dos debates de control político se realizarán sobre el tema. Insisten en la necesidad de inversión en temas sociales.