Iban llegando una a una. Algunas estaban emperifolladas, otras no tanto. El cacareo era constante, como si supieran que era un día de fiesta.
El picó El Tormento daba la bienvenida con lo mejor de la champeta, lo que animaba a los asistentes y hacía más pronunciado el canto de las participantes.
Ciento cincuenta gallinas y algunos gallos se disputarían los primeros puestos en las modalidades de: más grandes, más pesadas, más rara o fea y mejor disfraz.
Permanecían en la cancha principal del Cabildo Menor de Los Castillos, nombre heredado del apellido de sus primeros pobladores y donde desde hace 10 años realizan la Feria de la Gallina Criolla.
En la región hay 20 razas de gallinas y en esta oportunidad se presentaron 15, entre ellas: papuja, culimba, pata calzada, copetona, huevos azules, enana, rizá, carne prieta, aretona, cinqueña, pata e’ pato, faisana, jabá, cresta e’ piña y orejillas blancas.
Una de las que más sobresalía en el camerino, un improvisado corral, era una copetona que lucía con altivez un letrero que decía ‘Azúca’. No necesitaba presentación: la fallecida Guarachera de Cuba, Celia Cruz, era homenajeada por Benildo Manuel Feria, dueño del ave de corral.
'Decidí vestir a la copeta como Celia Cruz porque es elegante, además su copete la hace ver como una artista', dice el orgulloso propietario.
RECUPERAR LA TRADICIÓN. Álvaro Hernández Estrada, presentador del festival y quien el año anterior hizo parte del jurado, detalla que en el resguardo hicieron un 'diagnóstico de gallinas' y hallaron que algunas especies abundan, otras están escasas y en el peor de los casos se han perdido de la zona porque no tienen aceptación en el comercio.
Las gallinas negra, blanca y ceniza son comunes, a diferencia de la carne prieta y pata e’ pato que en las primeras ferias no participaron porque ya habían desaparecido de la región.
'Gracias a gente que se interesó, se han podido recuperar algunas razas', dice Hernández. Expresa que 'no se trata de hacer la feria por hacerla', sino de 'darle un respaldo a la cultura' y porque logran integrar a la comunidad e incentivarla para que haya interés por conservar las diferentes variedades. 'Esta ave hace parte de la esencia de la cultura zenú, las crían, sirven de alimento y facilitan ingresos familiares con sus ventas. Además, sus huevos sirven para todo esto', subraya.
Detrás del evento que integra a las 100 familias del Resguardo está la Fundación Indígena para el Trabajo y Desarrollo Social de Colombia, presidida por Deivy Clemente Flórez, quien reafirma que 'el objetivo es el rescate de la raza de la gallina criolla tradicional'.
Añade que la feria ha logrado hacer visible la cultura Zenú y, de paso, enseñarles a los mismos pobladores la elaboración de comidas alternativas para estos animales con plantas y productos del medio, como lo son el totumo, la hoja del matarratón y el plátano y el maíz.
PARTICIPANTES DE LUJO. Edita del Carmen Polo Roqueme, es la dirigente encargada de refrescar a las participantes para que 'dejen tanto escándalo y no se estresen'.
Sin saberlo, esta mujer enseñaba a los que se acercaban a ver las gallinas y gallos la diferencia entre raza criolla y purina: los primeros se crían al natural, con comida del campo; las segundas las engordan 'a punta de productos de fábrica y con un foco en la cabeza', en un mes están grandes y listas para comer. 'Las de nosotros no porque a los tres meses el pollo está pequeño', precisa Polo.
Considera que además de lo dicho por Deivy Clemente, la gallina criolla también se puede alimentar con silaje de guayaba, mango fermentado y yuca revuelta con hojas de matarratón.
‘Pingüino’, un gallo robusto, interrumpió el relato de Polo. Las miradas todas iban en dirección a él, pues no es como los otros y parecía saberlo, aunque después ese puesto fue arrebatado por otro de su especie.
Néstor Julio Benítez señala que ‘Pingüino’ sufrió un accidente cuando era un pollo. Le cayó una olla encima y permaneció tres días con sus noches allí hasta que alguien se percató de su presencia. Desde ese momento no volvió a caminar normal y tampoco a pararse. 'Todo el tiempo está erguido, no tiene cola, parece eso… un pingüino'.
'Tiene 4 años y medio y lo traje a concursar en la modalidad de especies raras', manifiesta su dueño, quien diciendo que 'no lo vendo ni por todo el oro del mundo'.
GASTRONOMÍA. Entrado el mediodía había cerca de 60 aves entre gallinas y gallos procedentes de zonas indígenas de Sucre y Córdoba. Este último departamento queda cerca al Resguardo Los Castillo, que está a 10 minutos de la zona urbana de Palmito, a donde se llega principalmente en motocicleta.
Con el pasar de las horas el volumen de la música parecía subir por arte de magia, algunos tomaban cervezas y las matronas meneaban el palote en la olla de sancocho al son de los porros. Una de ellas, Ayda Cipriam Roqueme, le echaba las últimas verduras a una gran olla de sancocho que hervía en el patio de su casa.
Solo tenía 10 minutos de estar montado en el fogón y el olor a almuerzo de pueblo invadía cada rincón de aquel lugar. 'Lo que le da la sabrosura al sancocho, además de la gallina criolla, es que tenga buena verdura y por supuesto que sea en leña', confiesa Cipriam y destaca que parte de esa 'sabrosura' está en 'menearlo con un buen palote de madera'. Además del sancocho, los lugareños hacen gallina guisá con coco y arroz blanco, también la preparan frita. 'Este es un alimento sin igual', asegura la cocinera.
QUE VUELVAN CADA AÑO. Las horas pasaban y seguían llegando niños y adultos con sus aves. No querían perderse la feria por lo que las competencias iban quedando aplazadas. Esto le sirvió a Daniela Isabel Pérez Niebles para inscribir su gallina 'Ríete conmigo'.
Las inscripciones quedaron abiertas hasta pasadas las 2:00 p.m. El pueblo estaba emparrandao y los gallos y gallinas parecían ir al compás. Esperar el resultado se hacía imposible: había que partir porque cada vez eran menos las motos que querían salir del resguardo, por lo que no hubo tiempo para conocer a los ganadores. Hernández, el presentador, aseguró días después no recordar quiénes se llevaron los primeros lugares –ganaban dinero y anchetas–, pero aseguró que los ‘pingüinos’, ‘Celia Cruz’ y la ‘bailarina’ se robaron el show.