El Heraldo
Verónica Alcocer, esposa de Gustavo Petro y Socorro Oliveros, esposa de Rodolfo Hernández. Tomadas de Instagram
Sociedad

“La Primera Dama debe servir de conciliadora y ser inclusiva”

Politólogas, sociólogas, psicólogas y líderes feministas analizan las principales características de la nueva anfitriona de la Casa de Nariño.

Que rompa con el molde de “figura decorativa”, no entre a polarizar más el país y trabaje en campos distintos a la infancia y los temas de género, son algunas de las lecturas que realizaron expertas de distintas áreas consultadas por EL HERALDO sobre el rol que debe asumir la nueva primera dama de la Nación.

Socorro Oliveros, esposa de Rodolfo Hernández, candidato a la presidencia por el movimiento Liga de Gobernantes Anticorrupción, y Verónica Alcocer, esposa de Gustavo Petro, líder de la coalición política Pacto Histórico, son quienes tienen la opción de convertirse en la nueva anfitriona de la Casa de Nariño. 

En diálogo con esta Casa Editorial, ambas sostuvieron que quieren enfocar sus labores en el tema social, la familia y la infancia. Además, contemplan ejercer un liderazgo que se aleje de la sombra del presidente.

La diseñadora de interiores Socorro Oliveros, contó que lo primero que hará será darle un giro a esta figura que catalogó como romántica y poco productiva. “Yo estoy para sumar, por eso quiero crear una Oficina de la primera dama que ofrezca soporte y apoyo al presidente en la gestión del país, de la misma manera en que lo hago con la constructora familiar”.

Por su parte, la abogada Verónica Alcocer señaló que quiere luchar contra la violencia de género y los  menores de edad. 

“Mis esfuerzos totales están en esa dimensión, vamos a tratar de mejorar esa situación porque ese tipo de violencia también repercuten en otros aspectos de la sociedad”.

Ambas confesaron que de niñas nunca imaginaron poder habitar el Palacio Presidencial, pero que al unir sus vidas a sus esposos, se fueron haciendo a la idea, debido a que los han visto progresar en el mundo de la política, y hoy se emocionan con la idea de poder aportar a la construcción de un mejor país.

En ese sentido, expertas en el campo de las Ciencias Políticas, Sociología, Psicología y líderes feministas analizan las características que debe tener la nueva primera dama para ayudar a sus esposos a afrontar grandes retos.

Angélica Rodríguez, politóloga y docente del departamento de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad del Norte, contó que existe un vacío institucional para entender las responsabilidades de la primera dama, debido a que no hay una normativa que establezca sus obligaciones. 

“También desde el punto de vista politológico hay una crítica porque se ha visto como una figura decorativa, esta mujer debe tomar sus decisiones y tener agenda propia”.

Rodríguez analizó los perfiles de las esposas de los candidatos presidenciales. 

“Verónica Alcocer, esposa del candidato Gustavo Petro siempre ha hablado de su proyecto personal, ella acompaña a su esposo, pero maneja su propia agenda. En la campaña de Petro en 2018 no fue tan pública y en esta ha sido mucho más dinámica, trabajando mucho los temas de equidad y género; mientras que Socorro Oliveros, la esposa de Rodolfo Hernández, está más ligada al tema financiero de la campaña y funciona como un parlante amplificador de la agenda de Hernández, no con un proyecto propio que le interese abanderar”.

“Deben ser más proactivas”

Maira Orozco, socióloga y docente de la Universidad Autónoma del Caribe, destacó que sus principales características deben estar encaminadas a ser una mujer inteligente, empoderada y crítica frente las dinámicas sociales del país. “Debe tener apuestas por trabajar a favor de una equidad para resolver los problemas estructurales que tiene el país; por ejemplo: pobreza, problemas de infancia, equidad de género y todos estos elementos que garantizan apostarle a una sociedad cada vez más incluyente. Debe dejar de ser una figura decorativa y ser mucho más proactiva”.

A su turno Eloisa Berman, del departamento de Historia de Uninorte, señaló que no debe limitarse a temas de género o de infancia, porque estaría replicando el estereotipo de que las mujeres solo se ocupan de ese aspecto.

“Creo que la primera dama podría encargarse del manejo de programas importantes en educación, salud e incluso economía. Hay que repensar esta figura porque tenemos el chip de que esta le ayuda al presidente, hay que verla como una mujer capaz también de ser lideresa”.

Lizeth Reyes Ruiz, psicóloga Ph.D., directora del Doctorado en Psicología de la Universidad Simón Bolívar, sostuvo que debe ser una mujer con sensibilidad social y capacidad de desprenderse de prejuicios personales para fomentar el trabajo en equipo. “Tiene que tener empatía, con control de emociones para la comprensión de las dinámicas situacionales de nuestra sociedad, con capacidad de perdón. Que trabaje por el rescate de la identidad nacional, ayudando a restaurar la valoración de lo autóctono y trabajando desde el núcleo de las familias”.

La doctora en Psicología y magíster en Estudios Políticos y Economía, María Mercedes Botero, declaró que no debe entrar a polarizar más el país, sino servir de conciliadora, y que su visión debe ser plural.

“Hay dogmatismos que no aceptan la divergencia y la comprensión de las familias, hoy este concepto ha cambiado, y no solo están integradas por mamá, papá e hijos, también hay parejas homosexuales, hay parejas que viven con sus mascotas y hay familias amalgamadas”.

“La Primera Dama no debe atender tanto a los procesos mediáticos, sino ocuparse de la vida real y crear sinergias que ayuden a disminuir la violencia contra la mujer. No deben mostrarse tan antisonantes, sino como conciliadoras”, agregó Botero.

“Esta figura debe desaparecer”

Lo primero que menciona la politóloga y feminista Karol Solis es que esta figura no es la de una servidora pública, sino protocolaria, que acompaña eventos y programas de corte social. 

“No recibe un salario ni puede contratar”. 

“Mi visión frente a esta figura es crítica, considero debe desaparecer. Su poder emana del poder social que se le otorga a una figura que está en el centro de una de las instituciones más importantes, en especial en países conservadores, como Colombia: la familia. En ese sentido, y considerando ese carácter conservador, la figura de la primera dama tiende a generar expectativas de conformidad a estereotipos de género, mujeres que acompañan a sus esposos en la conquista del poder”. 

Agregó que el rol de la primera dama está ligado al de una figura instrumental o instrumentalizada con fines políticos.

“Dependiendo de su perfil, son también la cara más amable de la campaña, a la que puede dotarse de las formas típicamente asociadas con el ser femenino, como es el cuidado. No es coincidencia que sean vistas como referentes para hablar de educación, o del cuidado de niñas y niños”.

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