El Heraldo
Jhony Olivares
Sociedad

“Mi creatividad siempre ha estado al servicio de los demás”: Judy Hazbún

La diseñadora de moda que heredó el talento de su madre, Amalín de Hazbún, le imprime a sus prendas un mensaje que invita a ser mejores seres humanos.  

Conexión y desconexión. Perderse para volverse a encontrar. Esa ha sido parte de la fórmula que la vida le entregó a Judy Hazbún para enseñarle a superar las crisis.

Mucho más resiliente y renovada, esta nueva etapa la recibe con extrema gratitud y calma, aptitudes de hábito que confiesa que le han costado mucho ejercitar, pero de las cuales ahora goza sus beneficios.

A sus 61 años, la experiencia y  la disciplina son notorias en la armonía que hace su sonrisa con el marco de su rostro, un reverente cabello en rizos que solo obedece a su propia libertad

Hallar virtud en medio de tanta vileza ha sido complejo. Sin embargo, como toda una maestra de la vida, o más específicamente en sus palabras, como una buena estudiante, se ha dispuesto a aprender con humildad y amor.

¿Judy, qué me pongo?

En sus casi cuarenta años de carrera, Hazbún ha hecho de su nombre un referente en el mundo de la moda, fortaleciendo desde un comienzo su icónica frase, “¿Judy, qué me pongo? Ponte feliz, de lo demás me encargo yo”.

Su primera empresa la tuvo a los 22 años, ´Amalín Sport´, fue un proyecto que sostuvo durante 15 años, sin embargo, ante una reconfiguración del mercado, las marcas debían mostrar los rostros de sus creadores, y es ahí cuando se transforma en Judy Hazbún & Haz.

“La forma en la que yo he creado moda siempre ha sido muy distinta a la de mi mamá, mi manera versátil y descomplicada ha identificado a otro tipo de mujer. Por eso mi alianza fue con el Vivero y luego con Éxito ahí llegaba a las mujeres que como yo queríamos sentirnos libres a través de lo que usábamos”.

Uno de los distintivos de su marca, siempre ha sido la amabilidad con la que Judy ha llegado a su público. Aunque esto por ocasiones le ha causado dificultades. “En algún momento el Éxito me patrocinó un desfile en Plataforma K, después de haber hecho cuatro pasarelas como Judy Hazbún, y no me invitaron a la rueda de prensa porque yo era una marca comercial y el almacén había dado mil millones de pesos. Con ese tipo de ignorancia y falta de visión he tenido que enfrentarme toda la vida”. 

 

¿Dónde está Judy?

En el proceso de encontrarse a sí misma, la barranquillera se enfrentó a quien considera que fue su gran maestro, la pandemia. Esta según ella se encargó de llevarse lo que consideraba que era lo que más le pasaba, su ego.

“Entregar mi ego ha sido de lo más liberador, yo me sentía muy robustecida con mi trayectoria, pero cuando pierdo mi casa, me doy cuenta que Judy no era la casa, ni los muebles, ni los empleados. Judy era yo y lo había olvidado”.

Uno de los episodios más curiosos sucede cuando liquidó su empresa y se mudó a un taller cerca a la 38, y algunas de sus clientes recurrentes le visitaban. “Me causa gracia porque me decían, Judy te bajaste full. Y mi respuesta era: Si mija, baje como 8 kilos y me siento divina”. 

 

Desenchufada

Parte de la filosofía que ha sostenido a Judy es su relación con Dios. “Él me conecta y desconecta, pero el 25 de octubre del año pasado mientras organizaba con Macla mi colección Plus Size el taller se inundó.

“En ese momento no solo fue el agua, también lo fue la basura la que llenó el taller y entendí el mensaje de Dios, y decidí salir de ahí y enfocarme en sanarme a mí y luego a los demás”. 

Después de entrar en un proceso de reflexión profunda, Judy reencontró su propósito a través de su creatividad. “Luego de sanarme vuelvo con ‘La camisa que habla’, prensa que hablan de las emociones, y que buscan reconciliarnos con nuestro amor propio”.

Actualmente, Hazbún desarrolla este proyecto con mujeres vulnerables del departamento y busca llevar estas prendas a las grandes superficies para multiplicar este mensaje

 

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