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Mayra Rodríguez dice que está viviendo una nueva etapa académica a los 40 años. Para esta mujer, habitante del corregimiento Carreto, Cabecera Municipal de Candelaria, no era sencillo inscribirse en una institución de educativa por los altos costos de matrícula o al SENA por lo difícil que le resultaba desplazarse a la ciudad. En la 'universidad de la vida' Mayra aprendió lo necesario para trabajar y educar a sus hijos. Las labores en el hogar y el trabajo la alejaron de una de las actividades que más le apasionan al venir de una familia artesana: el arte del tejido.

Mayra se reencontró con este oficio durante el confinamiento. Cada tarde lleva sus hilos, sus agujas y sus telas a la parte alta del pueblo buscando un poco de señal para conectarse a su clase virtual porque 'en Carreto la conectividad no es la mejor'.

Junto Arisleyda Rodríguez, su hermana y coequipera, se las ingenia para entrar a internet. 'El objetivo es no perder ninguna clase' porque de ese aprendizaje depende consolidar el sueño de emprendimiento de las Rodríguez: 'crear una microempresa de tejidos'.

'Nos hemos montado hasta encima de un árbol para coger señal pero no hemos fallado a ninguna clase aunque se interrumpa o se vea borrosa. Para nosotras no fue tan fácil porque no sabemos mucho de la tecnología, pero como dicen por ahí: todo es posible para el que quiere aprender. Esta ha sido una oportunidad de hacer algo productivo durante esta época tan difícil. Así ocupamos nuestras mentes y trabajamos en un proyecto que nos va a servir a futuro', manifiesta.

Contra la monotonía. Andrés de Jesús Barraza,docente de Ciencias Sociales y Filosofía, habitante del municipio de Tubará siempre había tenido afición por la fotografía, sin embargo, el tiempo entre las clases y los deberes le impedían dedicarse a estudiar a profundidad. Hoy, desde la sala de su casa, estudia las técnicas, los ángulos y espera con ansias sus clases para formalizar el conocimiento que tenía empírico.

'Yo siempre he sido una persona muy informada. Vi la convocatoria a través de la Secretaría de Cultura del Departamento y decidí inscribirme a las clases. Ha sido una bonita oportunidad de ampliar mis conocimientos sobre fotografía y sacarle provecho a este tiempo de cuarentena', señala.

Los cursos de formación en artes hacen parte de una iniciativa de la Secretaría de Cultura y Patrimonio del Atlántico a través de una alianza con el Servicio Nacional de Aprendizaje SENA.

En medio del confinamiento fueron abiertas convocatorias para que los atlanticenses accedieran a cursos virtuales de fotografía digital, manejo de redes sociales, cocina tradicional, elaboración de tocados y bordado artesanal.

Para la secretaria de Cultura del Atlántico, Marcela Dávila, esta alianza con el SENA Regional Atlántico, en medio de la cuarentena, permite fortalecer las capacidades de creadores, artistas y gestores, para que así tengan más herramientas que les permitan sacar adelante sus proyectos y emprendimientos culturales.

'Durante los próximos cuatro años queremos consolidar un proceso formativo a nivel artístico que responda al crecimiento humano y aprovechamiento del tiempo libre de los atlanticenses (...) Esta oferta de cursos libres, totalmente gratuita, ha tenido gran acogida entre el sector porque les permite profundizar sus artes desde casa, a través de plataformas virtuales. En total son 420 beneficiados de diferentes municipios', explica Dávila.

La decisión de emprender Hilue Roxana Páez Gómez se graduó como Administradora de Empresas Turísticas en 2017. Esta soledeña de 26 años se convirtió en el orgullo de su familia al recibir su diploma. Con el pasar de los meses la alegría se transformó en preocupación debido a que no conseguía trabajo.

'Llevaba hojas de vida, hacía entrevistas y no me salía nada. Incluso me cuestionaba si había escogido la carrera correcta. En ese momento decidí que no iba a quedarme sin hacer nada y me puse a la tarea de crear mi propio negocio', cuenta.

Hilue comenzó a trabajar hace ocho meses. No en una oficina de turismo, agencia de viajes, o empresa del sector hotelero. Abrió una cuenta de Instagram, se puso el delantal y empezó a hornear pasteles, poniendo en práctica algunos cursos que había realizado y conocimientos empíricos que tenía de repostería.

Para ella es indispensable posicionar su pastelería 'Bonbons, postres con amor' en redes sociales buscando abarcar un mayor número de clientes, no solo en su municipio sino también en Barranquilla.

Con la idea de ampliar sus conocimientos en marketing se inscribió al curso de manejo de Redes Sociales con el que ha aprendido a darle una mayor visibilidad a su marca.

'Mi emprendimiento nació por la necesidad de trabajar y hacer algo. Ha sido un aprendizaje muy valioso. He logrado conocer herramientas virtuales con las que he llegado a más personas y ha sido muy útil en medio del confinamiento ahora que se manejan domicilios'.

Hilue dice que su mayor satisfacción es ver los rostros felices de sus clientes al recibir sus pasteles tal como los querían. Para ella, lo que empezó como 'una alternativa para no quedarse estancada' se convirtió en un emprendimiento que ahora involucra a su madre y su hermana.

'Decidí dejar de repartir hojas de vida para dedicarme de lleno a la pastelería. Crecer con este proyecto es ahora mi gran sueño'.