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Sociedad

Brujas: el origen de una maligna estigmatización que protagoniza el Halloween

Especialmente en el Renacimiento, las mujeres con conocimientos naturales las tildaron como brujas. Historiadores y sociólogos analizan su origen.

Circe, una bruja muy conocida en la literatura, fue una de las primeras en aparecer de manera relevante en los libros de historia del mundo. En La Odisea, clásico épico griego, este personaje convirtió a los compañeros de Ulises en cerdos, volviéndose así en un referente misterioso a lo largo de la historia.

Según un  reportaje publicado por la BBC, “los predecesores de las brujas aparecen en la Biblia, en la historia del rey Saúl que consulta a la ‘bruja de Endor’. También aparecen en el período clásico en la forma de ‘estirges’, una temibles criaturas aladas con forma de arpías o lechuzas que se alimentaban de la carne de bebés”.

Sin embargo, a pesar de los diferentes registros, el origen de las primeras brujas no se conoce con claridad. Lo que sí se sabe es que su supuesta capacidad de predecir el futuro, entre otros dones, era codiciado por monarcas y otros poderosos en la antigüedad, e incluso en el presente.

Estigmatización

Fue durante la Edad Media cuando la estigmatización de estas mujeres con conocimientos naturales y algunos esotéricos comenzó a darse de manera más frecuente en Europa. Sara Martínez, docente del departamento de Humanidades y Filosofía de la Universidad del Norte, e investigadora radicada en París, explicó cómo este periodo de tiempo se convirtió en el inicio de una etapa muy difícil para las denominadas brujas.

“Durante la Edad Media, en lo que conocemos ahora como Europa, estuvo el poderío de la iglesia cristiana. A partir de Constantino, la iglesia emerge y hay un quiebre; en este momento no solo sale a la luz esta cristiandad, sino que esta se hace a un gran poder económico y político y cualquier cosa que sonaba a herejía o paganismo fue eliminado. Es por esto que todas estas prácticas que eran más legitimas empezaron a ser más estigmatizadas”.

Sin embargo, Martínez recalca que el Renacimiento (donde surge la inquisición) fue la peor época para las brujas. La publicación del libro El martillo de las brujas (Malleus Maleficarum) de Enrique Kramer y Jacob Sprenger, se convirtió en el documento con el que “se guiaban los inquisidores” para manejar y juzgar a las que ellos señalaban como brujas.

“Si se lee este libro, que está cargado de misoginia, se puede identificar que cualquier mujer en ese momento con un mínimo de independencia o conocimiento era catalogada como bruja”, afirma la filósofa.

El imaginario de la mujer que envejece sola en un bosque o un campo alejada de la sociedad, proviene de todas esas mujeres que fueron señaladas por no pertenecer a ninguna célula familiar. “Ahora se le da otro valor, pero anteriormente por no pertenecer a ningún núcleo o por elegir no querer tener familia, ser mínimamente independiente, se consideraba bruja” y por esto debían huir a lugares lejanos para evitar ser víctimas de juicios sociales y asesinatos.

Personificación del mal

Para Jairo Solano Soto, sociólogo y doctor en Historia de América e investigador emérito de Colciencias, el término “bruja” lo empleó en sus inicios el cristianismo, como una personificación del mal.

“La mayoría de las religiones, antes del monoteísmo cristiano, tenían un dios del bien y uno del mal, incluso la mitología griega tenía dioses casi humanos por aquello de los sentimientos. No eran prototipos del bien, sino que mezclaban el bien y el mal. En el cristianismo se inventaron la virgen y los santos que son dioses tan puros, entonces fue ahí cuando se personificó al mal como un demonio”, explicó el profesor Solano.

Las distintas denominaciones espirituales y la relación entre lo bueno y lo malo, según explica el sociólogo, terminaron en la creación de figuras sociales diferentes, llamadas de tal manera debido a que no iban acorde a los lineamientos de la religión.

“El problema fue la invención del pecado, todos los que son disidentes son pecadores, la iglesia se empieza a cimentar y esto se expone en la misma Biblia (…) La iglesia siempre quiso tener el dominio en todas las intervenciones de carácter físico y espiritual, pero esto no es más que la satanización de la diferencia cultural”, sostuvo.

En el Caribe

Con la llegada de la iglesia católica a América, y su santa inquisición,  aumentó la persecución contra todo lo que ellos no aprobaban culturalmente.  De hecho en Cartagena comenzó la persecución a las mal llamadas brujas en el país, explica Solano.

“Los indígenas también tenían sus dioses buenos y malos. La tensión entre el bien y el mal ha pasado a la cultura y se ha personificado en términos de brujería. Los ritos de los negros africanos que llegaron a Cartagena eran sancionados por la inquisición y por el santo oficio, y de alguna u otra manera eliminaron las religiones africanas, como existe hoy día en las Antillas o en Cuba”.

Añade el catedrático que la santería cubana y la americana, el vudú haitiano y la macumba brasileña, “reconocen el diálogo con las fuerzas del mal, entonces si practican este tipo de ritos como la adivinación, es una situación marginal y esotérica de la tradición”. “No se aleja del cristianismo que también tiene una página oscura, por ejemplo el exorcismo, donde expulsan demonios, lo que pasa es que vivimos en un realismo mágico”, concluye.

En la actualidad

El imaginario sobre las brujas en la actualidad, según Sara Martínez, ha dado un giro debido al cambio de pensamiento en algunas sociedades que respetan y valoran la independencia de la mujer.

“En buena medida las brujas han sido re-significadas, gracias a muchos planteamientos feministas, debido a que se busca reconocer el estatus de esas mujeres que tenían mucho conocimiento, incluso, prácticas análogas a la Medicina y que eran echadas a un lado y vistas con escepticismo”.

La académica resalta también que “hay quienes practican amarres (brujería) y esas cosas”, pero lo que realmente importa es la mirada de la sociedad. “Hoy día”, concluye la filósofa, las mujeres pueden decidir si tener familia o no, si vivir solas o no y ya no tienen que ser juzgadas como en el Renacimiento. Quizás esas mujeres son las descendientes de las mal llamadas brujas que no pudieron quemar.

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