La Iglesia católica se prepara para un hecho histórico. Este domingo 7 de septiembre de 2025, la Plaza de San Pedro en Roma vivirá una celebración inédita con la canonización de Carlo Acutis, conocido como el “primer santo millennial”. El joven, que falleció a los 15 años en 2006 a causa de una leucemia fulminante, será elevado a los altares por el papa León XIV, en la que será la primera canonización de su pontificado tras el fallecimiento de Francisco en abril pasado.
La ceremonia había estado inicialmente programada para abril de este año, en el marco del Jubileo de los Adolescentes, pero la muerte de Jorge Mario Bergoglio obligó a aplazarla. Con la reprogramación, la canonización de Acutis se convierte en la primera gran decisión litúrgica del nuevo pontífice, quien retoma así una promesa hecha por su predecesor.
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Nacido en Londres en 1991 y criado en Milán, Carlo Acutis encontró en la tecnología una herramienta para evangelizar. Desde niño mostró un talento extraordinario para la informática. Diseñaba sitios web, montaba videos y programaba con facilidad. Su obra más conocida fue un portal dedicado a documentar milagros eucarísticos y apariciones marianas, que todavía hoy sigue siendo consultado en todo el mundo.

Pero detrás del joven prodigio digital había un creyente profundamente arraigado en la fe. Desde los 7 años, cuando recibió su Primera Comunión, no faltó un solo día a la misa. Después de cada celebración se quedaba en silencio frente al Sagrario. Rezaba el Rosario diariamente y definía la Eucaristía como su “autopista hacia el cielo”.
Convertir lo cotidiano en fe
Wilmar Roldán, profesor de Teología de la Universidad Javeriana, explicó que en este proceso se presentan dos valores esenciales para la Iglesia: el testimonio y la comunión.
“El primer valor es el testimonio. Desde sus inicios, la Iglesia ha reconocido que la fuerza de la santidad está centrada en el ejemplo de Jesús, el Hijo de Dios, quien enseñó el camino para alcanzar la plenitud en Dios. Carlo Acutis, desde su sencillez adolescente, se convierte en ese testigo que inspira a la comunidad creyente”.
El segundo valor, dijo, se encuentra en la comunión, entendida en dos dimensiones: la comunión con la Iglesia y la comunión con la Jerusalén celestial, es decir, con el cielo.
“Esa doble comunión entre el cielo y la tierra acerca al ser humano a su sentido profundo como criatura terrenal, pero con la capacidad de alcanzar la gracia total en Dios”, explicó Roldán.
Para el profesor, la canonización de Acutis también invita a pensar en la santidad vivida desde lo ordinario. Recordó una frase de la carta a los Efesios que resume este ideal: “Para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor” (Ef 1,4).
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“Carlo encarnó esa enseñanza en la vida diaria. Su ejemplo demuestra que incluso en lo más cotidiano —hoy mediado por la tecnología, nuestras formas de comunicarnos y de relacionarnos— es posible buscar la santidad. Él transformó los medios digitales en un camino hacia el fin último: ser santos ante Dios por el amor”.
En esto coincidió el también profesor de Teología José Yamid Castiblanco. “Los entornos digitales son un espacio en el cual se expresa también la vida espiritual y moral de la persona. Lo que una persona hace y dice allí está empapado de su vida interior, de su contacto con Dios”, expresó.

Castiblanco destacó que las redes sociales, aunque no deben convertirse en un púlpito constante, sí reflejan las prioridades y sensibilidades de cada individuo: “Eso no significa que haya que publicar todo el tiempo sobre Dios. Pero nuestras publicaciones muestran nuestros valores, cosmovisiones, nuestra preocupación por quienes sufren o, por el contrario, si estamos más enfocados en la superficialidad”.
Mensajes claves
Según el profesor Wilmar Roldán, teólogo de la Universidad Javeriana, este acontecimiento transmite mensajes principales. El primero es la conexión de la Iglesia con los jóvenes y sus búsquedas espirituales, en un tiempo marcado por el vacío existencial. “Es un signo de que todos, sin importar la edad, podemos acceder a la santidad”, explicó.
El segundo mensaje apunta a lo que el papa Francisco llamaba “la santidad de la puerta de al lado”: aquella que se vive en la cotidianidad, en los padres que crían a sus hijos con amor o en quienes trabajan día a día para sostener a sus familias. Acutis encarna ese ejemplo de un joven común que supo vivir su fe con entrega a los demás.
Amistad espiritual
La cantautora barranquillera Tina Mel Candandí cuenta que su relación con Carlo Acutis comenzó hace tres años, cuando vio la película El cielo no puede esperar.
“Me impresionó su entrega total, como cuando regalaba sus zapatos a los pobres”, recuerda.
Tiempo después viajó a Asís, donde visitó el cuerpo de Acutis y vivió un momento que transformó su vida. Un niño le pidió el muñeco de crochet de Carlo que llevaba consigo, y aunque le costó desprenderse, lo entregó. “A la hora recibí del Espíritu Santo la canción que hoy se llama Amigo Carlos. Sentí que al entregarle algo valioso, el Señor me regaló algo aún más grande: la música para alabarlo”.

Desde entonces, Carlo se ha convertido para ella en “un amigo y compañero de camino”, alguien que le inspira a valorar la misa diaria, el rosario y el amor por la Virgen María. “Con él he aprendido a hacer silencio, a escuchar más y a vivir la fe en lo cotidiano, hasta el punto de querer viajar a Roma a presenciar su canonización”.
Inspiraciones con grandes propósitos
Inspirada en Carlo, la barranquillera Luisa Aristizábal, empezó a leer el libro escrito por su madre, a profundizar en su historia y a descubrir que la santidad no consiste en actos extraordinarios, sino en volver extraordinaria la vida cotidiana. De ahí nació “NYSD” (No yo, sino Dios), un proyecto que hoy lleva a colegios y espacios juveniles, donde organiza conferencias sobre el amor divino”.