Compartir:

En un trabajo significativo hacia la conservación de la biodiversidad, la Fundación Proyecto Tití anunció recientemente la creación de una nueva área protegida destinada a salvaguardar el hábitat del tití cabeciblanco en el Atlántico, una especie en peligro de extinción.

El tití cabeciblanco, conocido por su distintiva cabeza blanca y su tamaño pequeño, es endémico de la región Caribe colombiana. Históricamente, su población ha estado amenazada por la deforestación, la expansión agrícola y la captura para el comercio ilegal de mascotas.

Según los últimos censos realizados por expertos, se estima que actualmente solamente quedan menos de 7 mil de estos individuos. En cuanto a los bosques secos tropicales de Colombia, en que ellos habitan, quedan menos del 8%.

Lea: Miley Cyrus sufrió una “infección grave” tras rodar la película de su nuevo álbum

Además, Rosamira Guillén, directora de la Fundación proyecto Tití y su equipo de trabajo, han implementado programas de educación ambiental destinados a concientizar a la población sobre la importancia de este primate y su contribución al ecosistema.

La protección de esta especie no solo beneficia la biodiversidad, sino que también es clave para el equilibrio ecológico y el bienestar de las comunidades que habitan en este territorio y que dependen de los recursos naturales.

Dos grandes amenazas

Guillén explicó que existen dos razones por las cuales está amenazado el tití cabeciblanco. Una se debe a que el bosque en donde vive el animal –Lomas de Juan Congo, en Luruaco (Atlántico)– se ha ido deteriorando por cuenta de la agricultura, la ganadería y la minería.

Entérese: El Cuarteto de Nos presenta su nuevo disco ‘Puertas’

“El otro motivo se debe a que los campesinos que viven ahí lo cazan para tenerlo como mascota o lo venden. Entonces, digamos que ese es el corazón de nuestro trabajo, lo primero es resaltar la especie y ojalá crear un sentido de orgullo, de pertenencia, de apropiación de algo nuestro, así como nos fascina la Selección Colombia, así como nos fascina el sombrero vueltiao y las comidas locales, este animal tan hermoso también es nuestro y debe ser motivo de orgullo nacional, ya que no nace en ningún otro lado del mundo”, expresó.

cortesía

Para tratar de proteger el poco bosque que queda, la fundación se ha encargado de sembrar nuevos bosques y educar a los campesinos para que puedan concientizarse en el tema de que los titíes no son mascotas.

“Muchos me han preguntado a mí: ¿en qué nos afecta que el tití ya no exista más? Bueno, pues el mico es uno de los mejores dispersores de semillas porque come frutas y se tragan las pepas. Y cuando defecan, esas pepitas salen con los jugos gástricos, se pela la capa de afuera y cuando salen en las heces, están listas para germinar. Ahí enseguida salen arbolitos nuevos, pues son grandes reforestadores naturales”, explicó la directora de la fundación.

Un trabajo en conjunto

Atlántico, Bolívar y Sucre son los tres departamentos que se han unido por esta causa. Estos han logrado crear varios espacios de resguardo con el sistema de áreas protegidas públicas de Colombia. Entre ellos está el Ceibal-Mono Tití, Palmar del Tití y el Parque Natural Regional Los Rosales.

“Para la fundación son logros muy importantes porque eran bosques que estuvieron muy amenazados y a punto de desaparecer, y gracias a ese trabajo con las autoridades los logramos proteger, ya son más de 5.000 hectáreas. Y el otro logro es que nosotros creamos nuestra propia reserva que queda en San Juan de Bolívar, a dos horas de Barranquilla, y que ya casi tiene 1.000 hectáreas de áreas que eran de ganadería y las estamos restaurando a través de la siembra de árboles. Pero siempre estamos hablando de miles y miles y miles de árboles”, anotó.

Vea: Este domingo, Barrio Abajo resaltó su cultura Afro

Los campesinos se suman

Rosamira agregó que se le ha dado la oportunidad a la gente local de que recoja las semillas, las prepare, las siembre, las germine para que luego crezcan los árboles y después los monitorean. En ese proceso hay muchas personas involucradas, por ello hay un compromiso social muy importante.

cortesía

“Lamentablemente muchas familias por falta de recursos, ven a un tití ‘mal parqueado’, como decimos nosotros en la Costa, entonces lo cazan y lo venden por 100 mil pesos. Es por eso que también buscamos la manera de remunerarlos por cuidar al animal y a los bosques, la idea es que no se vean en esa necesidad”, afirmó.

Esta labor es un ejemplo positivo de cómo la cooperación entre las autoridades y la sociedad civil puede generar un impacto positivo en la conservación. El tití cabeciblanco, símbolo de la fauna del Atlántico, ahora cuenta con una nueva oportunidad para prosperar en su hábitat natural.