A los niños y las niñas que cambian el mundo: ¡feliz día!
Este sábado se celebra en Colombia el Día del Niño, y El Heraldo destaca cómo están generando cambios profundos.
En el año 2001 el Congreso de la República institucionalizó la celebración del Día del Niño en Colombia, como una fecha para resaltar el papel que tienen en la sociedad y conmemorar la lucha por sus derechos.
Por tal razón este fin de semana está lleno de eventos pensados para ellos, y el equipo periodístico de EL HERALDO quiso reconocer algunos de ellos que pese a su corta edad, están cambiando el mundo.
El nombre de Carlos Alberto Díaz quizás no es igual de conocido al de su usuario en redes sociales: ‘La Granja del Borrego’.
A través de esta cuenta a sus escasos 15 años, Carlos se ha convertido en una estrella del mundo del campo.
Gallinas, vacas y cerdos hacen parte de su paisaje diario. Además de enseñar cómo cuidarlos y el trabajo que conlleva una granja, su labor en redes exalta la labor del campesino.
Carlos dejó la ciudad y llegó al campo en busca de respirar un nuevo aire justo cuando la pandemia en el país obligaba un encierro absoluto.
Desde esa experiencia aprendió el valor de trabajar la tierra, y trata de transmitirlo en cada uno de sus videos en los que invitan a los niños a enamorarse de ella.
Hoy Carlos empieza a dar sus primeros pasos como empresario en el mercado de la comercialización de productos orgánicos.
Gabriela Sojo Navarro tiene ocho años. Es estudiante del colegio Karl C. Parrish en Barranquilla y es una activista de la inclusión.
‘Gaby Sojo’ como aparece en sus redes sociales le demuestra al mundo la importancia de que se empiece a tomar en serio las políticas de inclusión para la población con Síndrome de Down.
Muchos son los tabúes y los estigmas que hay, el señalamiento del síndrome como una discapacidad es más que una mentira y una clara evidencia del desconocimiento frente al tema.
Y eso la pequeña Gabriela lo ha demostrado.
Gaby hace parte de la popular Escuela de Danza Julie Donado, y allí se ha destacado.
Además de su flexibilidad, su ritmo y su amor por la danza, la calidad humana que la caracteriza ha permitido que más allá de las capacidades diferenciales, juegue, ría y comparta como una niña regular.
Paralelamente, a través de sus redes constantemente participa de campañas para la inclusión y la no discriminación, impactando a más de 9.000 personas.
Quizás ni Carlos ni Gabriela lo sepan, pero su aporte es valioso porque cambian un poquito el mundo.