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"1 de cada 4 niños y 6 de cada 10 adultos, tienen exceso de peso por el consumo de bebidas azucaradas": Rubén Orjuela, nutricionista investigador en Educar Consumidores.
Salud

Los beneficios del impuesto a bebidas azucaradas, según expertos

Esta propuesta de gravamen está contenida en el proyecto de reforma tributaria presentado por el Gobierno de Petro.

La batalla en Colombia por gravar las bebidas azucaradas resulta interminable. Esperanza Cerón, directora de Educar Consumidores, puede contar la historia de persecución, real y espantosa, de la que fue víctima por liderar la propuesta de establecer un impuesto del 20 por ciento a las bebidas azucaradas desde el 2016.

Todo inició con llamadas amenazantes, hombres en autos estacionados que le tomaban fotografías, persecución. Dos hombres en una motocicleta seguían su auto y ella trató de perderlos en vano. La alcanzaron y se pusieron a los costados de su auto mientras golpeaban las ventanas: “si no se calla la boca, ya sabe cuáles serán las consecuencias”, relató Esperanza a un medio extranjero.

Amenazas que son características de las infundadas a los objetores de los carteles de droga de antaño. Sin embargo, estas solo se propiciaron por producir un impactante video publicitario que advertía a los ciudadanos lo nocivo del consumo de bebidas azucaradas para la salud. Problemática envuelta en la feroz guerra de tres grandes actores: ciencia, política y dinero.

“Un ciudadano promedio puede llegar a consumir en Colombia entre 50 y 100 gramos de azúcar al día. La que le pone al café, a los jugos, la que se bebe por en forma de gaseosas, jugos de caja, cerveza”, comenta Esperanza a El Heraldo.

Además, agregó: “estamos seguros que, en esta oportunidad, existen las condiciones de compromiso  basado en la evidencia científica y el desarrollo de la salud pública. Esta vez sí se avanzará por la opción saludable”, refiriéndose a la propuesta del gobierno Petro del impuesto saludable.

La Organización Mundial de la Salud recomienda que ciertas políticas de salud pública sean aplicadas en los países con el objetivo de garantizar el bienestar general y el balance económico. Una de ellas es gravar las bebidas azucaradas y ultra procesadas.  

“Un impuesto del 24 por ciento a estos productos tendría el potencial de reducir la obesidad en los hogares de ingresos más bajos entre un 5 a un 10 por ciento, y en los hogares de ingresos medios entre 5 y 8 por ciento”, comunica la OMS.

No se intenta gravar el azúcar, sino las bebidas azucaradas

Rubén Orjuela, nutricionista investigador en Educar Consumidores, explicó en entrevista con El Heraldo la diferencia entre el azúcar y las bebidas azucaradas que, aunque parece primaria, suele pasarse por alto o incluso confundirse.

“El impuesto que se pretende poner no es al azúcar. El azúcar es un ingrediente culinario que se utiliza en muchas preparaciones tradicionales. Lo que se gravan son los productos ultra procesados que son todas aquellas formulaciones industriales que pretenden imitar algunos alimentos reales. Estos se caracterizan por tener exceso de azúcares, grasas saturadas de sodio y que contienen una carga de aditivos alimentarios que generan diversos efectos negativos en la salud”, indicó el profesional Orjuela.

Y es que, desde hace varios años, se ha acumulado una importante carga de evidencia científica, libre de conflictos de interés, que ha demostrado que el consumo de bebidas azucaradas está relacionado con el incremento de la obesidad de la población, de la diabetes, de las enfermedades cardiovasculares, la hipertensión arterial e, incluso, de algunos tipos de cáncer.

Por lo que todas estas enfermedades generan un alto costo para el sistema de salud y para las personas que las padecen.

Asimismo y, de acuerdo a Orjuela: “el impuesto de las bebidas azucaradas es una de las medidas más costo efectivas que se han demostrado en el mundo para tratar de detener, o por lo menos disminuir, estas problemáticas. Es, simplemente, que las bebidas azucaradas que hacen tanto daño sean más costosas que el agua, que es lo que realmente las personas necesitan consumir para hidratarse”.

En entrevista con Diana Vivas, abogada de Educar Consumidores, nos expuso algunas encuestas necesarias para contemplar el panorama real y actuar. “Según la encuesta nacional de situación nutricional, en Colombia, los niños entre 5 y 12 años consumen por lo menos una bebida azucarada al día. El 84% de jóvenes adolescentes entre 14 y 18 años consume bebidas azucarada de forma habitual”, expuso la abogada.

Existe, entonces, evidencia científica que demuestra la nocividad de este tipo de bebidas y que, el nutricionista Rubén Orjuela aclara: “no son solo las bebidas azucaradas, es decir aquellas a las que se les agrega azúcares, sino también las bebidas endulzadas; es decir, aquellas que posiblemente no tienen azúcares, pero que el sabor dulce lo obtienen de endulzantes artificiales que también son nocivos para la salud”.

¿Gravar las bebidas azucaradas es legal y económicamente rentable?

Hay un marco legal que favorece este impuesto, de acuerdo al experto Orjuela.

  1. Una reforma tributaria donde se puede crear este nuevo impuesto.
  2. Hay unos planes de salud que indican claramente la necesidad de disminuir las enfermedades no transmisibles en la población colombiana.
  3. Encuestas nacionales oficiales que muestran que el consumo de bebidas azucaradas y productos ultra procesados son muy altos en la población colombiana y los problemas de exceso de peso son muy grandes, desde tempranas edades: 1 de cada 4 niños y 6 de cada 10 adultos, tienen exceso de peso.

Sí se obtiene un recurso importante de gravar las bebidas azucaradas. Sin embargo, lo fundamental y lo más rentable de un impuesto saludable es el ahorro que se genera en el sistema de salud. Pues evita la atención de todas las enfermedades y los problemas relacionados con la obesidad que se dejan de generar por el no consumo o la disminución de estas bebidas.

Entonces, la rentabilidad de un impuesto saludable se mide, realmente, “en la menor demanda de servicios de salud, en la menor demanda de dinero del estado para atender todos esos efectos colaterales causados por el consumo de las bebidas azucaradas, la comida chatarra o productos ultra procesados”, de acuerdo a lo expresado por Orjuela.

Experiencia de otros países

Estudios sobre los impuestos a las gaseosas han demostrado que sí conducen a una caída de las ventas de bebidas azucaradas. En México, por ejemplo, se registró en 2015 que hubo una reducción del 10% en las ventas durante los dos primeros años que se estableció el gravamen.

“Definitivamente un impuesto al consumo de bebidas azucaradas disminuye su consumo”, comenta Orjuela. Además, agrega: “eso ya se ha demostrado en los países en donde se ha utilizado este impuesto. No solo en México. Esto también se ha evidenciado en algunas ciudades de los Estados Unidos, incluso en algunos países de Europa y en todos los anteriores se ha demostrado que las personas disminuyen el consumo de este tipo de bebidas y aumentan el consumo de agua. El problema fundamental es la hidratación y, para hidratarse, una persona no necesita una bebida endulzada o azucarada. Lo que necesita es agua”, concluye.

El estado gasta demasiado en salud, de acuerdo a la abogada Vivas. “Esto va a ser una discusión difícil, ardua y puede que no se obtenga el impuesto deseado con los esfuerzos del actual gobierno, pero puede haber un avance. Quizá no se logre como se recomienda a nivel internacional por la OMS, pero la apuesta es que el incremento sea de al menos el 20% del valor del producto”. 

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