El Heraldo
Salud

Brayan y Tomás: dos pequeños superhéroes que le ganaron la batalla al cáncer

Cada año, más de 400.000 niños son diagnosticados con cáncer en todo el mundo. Brayan y Tomás son dos de ellos.

Cada 15 de febrero se celebra el Día Internacional del Cáncer Infantil y con él, la valentía de niños y niñas que a diario se enfrentan a una enfermedad que les exige una batalla a muy temprana edad.

En honor a estos guerreros hoy destacamos las historias de Brayan y Tomás.

Viviana Mesa Gaviria, la madre de Brayan, vivía con su hijo en el municipio de Remedios en el departamento de Antioquia, cuando al niño se le presentaron las primeras manifestaciones de esta patología. Solo tenía 2 años y medio de nacido.

“La enfermedad le empezó con muchas fiebres —recuerda Viviana— después le salieron unos brotes en todo el cuerpo.

Más tarde, unos moretones, como si se hubiera golpeado.

Le salían unas bolitas en el cuello, detrás de las orejas, en las axilas y en las ingles; y, por último, se le hinchaban las articulaciones.”

Tras los primeros indicios, Viviana resolvió llevarlo al hospital de la localidad donde le informaron que las protuberancias que presentaba en el cuello eran producto de una inflamación de amígdalas, por lo cual lo devolvieron a casa, no sin antes recetarle Acetaminofén.

Sin embargo, el medicamento no logró ninguna mejoría.

La enfermedad seguía avanzando y  consiguió que Viviana regresara al hospital varias veces cada vez que al niño se le presentaba una nueva afección, acompañada de dolores intensos que no lo dejaban dormir a ninguna hora.

“Creo que fueron como unas diez veces que fui al hospital porque el niño no mejoraba con ninguna receta”, rememora Viviana, quien agrega que, debido a que no daban con el diagnóstico, los médicos de Remedios decidieron remitirlo a un centro médico del municipio antioqueño de Yolombó.

Allí lo diagnosticaron con faringitis, que recomendaron combatir con un jarabe y más Acetaminofén, debido a que la fiebre no cedía.

El niño fue sometido a varios exámenes profundos, a través de los que se pudo determinar, por fin, que venía padeciendo una leucemia mieloide aguda, y que necesitaba un tratamiento con ocho sesiones de quimioterapia, después de las cuales se le aplicó un trasplante de médula ósea.

“Hubo una vez en que perdí las esperanzas de que mi niño se salvara” comenta, pues producto del tratamiento había perdido supelo, apetito y peso. Además estuvo varios días en UCI. 

Actualmente, Brayan tiene 7 años y asiste a la escuela primaria en el municipio de Amalfi (Antioquia), al cual su madre debió mudarse para aprovechar una oportunidad laboral.

Tomás Suárez Alzate

Desde que nació, Tomás Suárez Alzate se destacó entre sus hermanos por ser el más robusto y, al parecer, el más lleno de vida, según cuenta Elvia Alzate López, su madre, con quien vive en el barrio Villa Fuentes, en Valledupar (Cesar).

Pero en cuanto cumplió los 6 años comenzó a perder peso, característica que los familiares relacionaron con el crecimiento normal de los niños.

“Como yo trabajaba en casa de familia —relata Elvia—, lo dejaba en casa de una hermana.

Un día, el niño se cayó en el baño y se golpeó la espalda.

Desde ese momento comenzó a sentir dolores en todo el cuerpo, se puso pálido, siguió bajando de peso, casi no comía y no podía caminar solo.”

Ante ese panorama, la madre resolvió llevarlo a un médico, quien, debido a su cuadro clínico, le recetó Naproxeno, para el dolor, y Sulfato ferroso, para reducir la palidez; pero lo malestares se mantuvieron.

“En esos momentos recién se había decretado la cuarentena, por la pandemia. Por eso, me tocaba llamar a los médicos, para que vinieran a reconocerlo en la casa, y encontraron que ya le habían aparecido manchas de sangre en las piernas. Enseguida ordenaron la hospitalización, porque tenía la hemoglobina muy baja”.

Por tales condiciones, el niño debió ser retirado de la escuela, pues no podía continuar sus clases virtuales por dos razones: el equipo celular de Elvia no estaba en buenas condiciones y la señal en el hospital la señal no era óptima.

Entre tanto, el niño recibía transfusiones de sangre, mientras le practicaban rigurosos exámenes que arrojaron que sus padecimientos se debían a un tipo de cáncer en la sangre denominado leucemia linfoblástica aguda, debido al cual debía iniciarse un tratamiento inmediato con quimioterapias.

“Duramos diez días en el hospital, pero el niño no siempre amanecía bien.

 Unas veces no quería comer, otras veces amanecía triste o rabioso. Cuando pasaron los diez días, me lo llevé para la casa, pero debí regresar al hospital, porque se me resfrió y los médicos creían que había cogido el covid-19, pero lo que tenía era una infección muy fuerte en los pulmones.

Por eso lo internaron en la UCI y casi que se me muere”.

Posteriormente, Tomás fue trasladado a una clínica de Barranquilla, donde debieron operarle el pie izquierdo, en vista de que la enfermedad estaba deteriorando uno de los huesos de esa extremidad.

“Con el favor de Dios —dice Elvia—, terminaremos el tratamiento en octubre, pero mi hijo se ve bastante bien. Ya está subiendo de peso, come bastante y recuperó la alegría”.

Carlos Calderón, oncólogo clínico del Hospital Internacional de Colombia, institución que forma parte de la red de servicios de Coosalud, dice que los padres pueden detectar síntomas como dolores en los miembros inferiores, en los brazos, alteraciones en los cuadros hemáticos en los niños no convencionales en el contexto de enfermedades a repetición.

“Son características—repite— que pueden llevar a sospechar de algún tipo de neoplasia hematoncológica (asociada al cáncer). Pero la recomendación, frente a síntomas repetidos de un niño, es consultar con el pediatra, quien está en la capacidad de poder sospechar de alguna neoplasia.”

Comenta, además, que enfrentarse a un cáncer es una prueba difícil y una noticia desgarradora para los padres.

 

Betty García de Diazgranados lo vivió en carne propia cuando su hijo de 14 años fue diagnosticado con cáncer de vejiga. 

“Uno no sabe qué hacer, estabamos desorientados y preocupados” relata. 

Era 1996 y en aquella época eran pocos los oncólogos en Barranquilla. “Eran pocos oncólogos, era dificil encontrar la medicinas y habían muchas dificultades repecto al cáncer” 

Así que ella y 120 padres de niños con cáncer que recibian tratamiento en el Seguro social, se agruparon para apoyarse, pero además para luchar por los derechos de sus hijos. 

Hoy, después de veintidós años, son muchos más los que conforman la asociación ‘Milagro de vida’. 

Conformada por padres de niños sobrevivientes del cáncer que luchan para que todos los niños que padecen esta enfermadad puedan teenr acceso a tratamienmtos y necesidades básicas. 

“Hemos hecho la tarea. Con asesorías legales luchamos para quetodos puedan tener condiciones optimas durante su tratamiento, para que tengan acceso a las medicina y todo lo que un niño que vive este camino, necesita”

 

 

Facebook
Twitter
Messenger
Whatsapp
Convierta a El Heraldo en su fuente de noticias
X
COMO REPORTAR A WASAPEA
1. Agrega a tu celular el número de Wasapea a EL HERALDO: +57 310 438 3838
2. Envía tus reportes, denuncias y opiniones a través de textos, fotografías y videos. Recuerda grabar y fotografiar los hechos horizontalmente.
3. EL HERALDO se encargará de hacer seguimiento a la información para luego publicarla en nuestros sitio web.
4. Recuerda que puedes enviarnos un video selfie relatándonos la situación.