
Así viven los adultos con déficit de atención e hiperactividad
Las personas que sufren TDAH suelen tener problemas para prestar atención y controlar conductas impulsivas.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos definen el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) como uno de los trastornos del neurodesarrollo más frecuentes de la niñez, pues es la etapa en la que se suele diagnosticar.
“Las personas con el TDAH pueden tener problemas para prestar atención, controlar conductas impulsivas (podrían actuar sin pensar en el resultado de sus acciones) o pueden ser demasiado activos. Aunque el TDAH no tiene cura, se puede controlar eficazmente y algunos síntomas pueden mejorar a medida que el niño va creciendo”, reseña la agencia del Gobierno estadounidense.
Asimismo, advierte que el trastorno suele durar hasta la adultez y que estudios recientes muestran que la genética tiene un papel importante.
En el caso de Henar, fue diagnosticada con TDAH a sus 23 años de edad, por lo que vivió una niñez complicada, sobre todo en el colegio, donde fue expulsada cuando era niña porque no tomaba la siesta como le ordenaban.
“Me frustraba porque no podía quedarme quieta un rato. Al principio solo pensaba que era alguien con mucha ansiedad”, contó Henar al diario ‘El Español’.
Agregó que no sabía lo que le pasaba hasta hace poco, cuando decidió acudir a terapia psicológica.
Otra mujer llamada Ana también relató a ‘El Español’ los incidentes que ha sufrido por cuenta del trastorno.
Actualmente tiene 43 años y descubrió que sufre TDAH hace poco más de 10 años, cuando diagnosticaron a su hija y ella también se sometió a las pruebas porque sentía que había vivido los mismos síntomas.
“Hace dos años me dejé una sartén en el fuego, se prendió y acabé en la UCI, me quemé medio cuerpo”, recordó.
Otro episodio que la marcó ocurrió hace diez años: “tuve un accidente de tráfico, no giré en una curva porque estaba despistada”, sostuvo.
Manifestó al medio citado que ahora con la medicación siente un poco más de control sobre sí misma.
“Entendía y asumía lo que me pasaba y por qué y, además, me permitió después encontrar herramientas que podía utilizar para evitar que me ocurriera tanto”, afirmó.