Hace un año, dos quinceañeras perdieron la vida en un aparatoso accidente de tránsito al norte de Valledupar. Las víctimas fueron Ivanna Yamín y Carolina Consuegra, quienes regresaban a su casa de una fiesta a bordo de un automóvil Mazda que era conducido por Luis Fernando Daza, quien al parecer se voló varias señales de pare, estrellándose contra un vehículo que los hizo desviarse e impactarse contra dos árboles en la esquina de la carrera 13 con calle 9C de esta capital.
Javier Yamín, padre de Ivanna, dijo que a pesar del tiempo y de la investigación, aún la muerte de las jóvenes sigue impune. “Los resultados son nulos, la verdad es que he recibido poca atención de la fiscal que lleva el caso, van dos citaciones a audiencias de imputación de cargos a Luis Fernando y no ha asistido”.
Señala que la excusa de quien conducía el automóvil es que está estudiando, mientras sigue libre y haciendo una vida normal. Lo extraño para Javier Yamín es que Luis Fernando Daza se excusa en sus estudios para no comparecer ante las autoridades, cuando en estos momentos el claustro está de vacaciones.
“Creo que esto va a quedar en la impunidad, porque precisamente mi hijo estudia en la misma universidad y la misma carrera, y él está aquí de vacaciones en Valledupar, de tal manera que la excusa para no asistir por parte del indiciado creo que no es válida, lo que más me preocupa es que la fiscal no se pronuncia al respecto, incluso pienso que en un caso de éstos, el hecho de que la persona esté estudiando, no es un argumento contundente para no asistir a una citación de esta magnitud”, dijo.
Con la vida destrozada. Javier Yamín dijo que desde aquella madrugada del 20 de junio de 2010, la vida de su familia cambió, requiriendo incluso de ayuda sicológica para sobrellevar la tragedia.
“Hoy en día somos tres miembros de la familia: mi esposa, Vicky Sánchez, mi hijo Augusto, y yo estamos viviendo una vida totalmente vacía, creemos, y así lo hemos dicho, que estamos muertos en vida, no concebimos la vida sin Ivanna, no hay paliativo alguno para poder disminuir aún en un pequeño porcentaje esta pena tan terrible”, dice.
Durante un mes los Yamín-Sánchez , después de la muerte de Ivanna, estuvieron en los Estados Unidos, invitados por unos familiares para alejarse de la ciudad donde falleció la joven. Sin embargo, el recuerdo los persigue y no pueden apartarse de lo que ocurrió.
“Nosotros hemos estado en citas en Bogotá con los mejores sicólogos en Colombia en cuestiones de duelo, afortunadamente algunos allegados nos han ayudado económicamente para eso. Esto no es fácil de llevar”, señaló.
Dice que los padres de Carolina Consuegra, la otra joven víctima, tampoco han podido sobreponerse. “Esa familia está totalmente destrozada. Ellos no han podido sobreponerse ni un milímetro de esa pena, me han manifestado que la verdad es que no tienen ganas de vivir; la verdad es que solamente quienes hemos perdido un hijo pueden llegar a entender lo que estamos sintiendo”, puntualizó.
Ivanna quería estudiar ingeniería industrial y especializarse en cosmetología en París. De hecho, estaba haciendo averiguaciones sobre instituciones donde pudiera cursar su carrera. Sin embargo, todos esos sueños quedaron frustrados con su pérdida.
'La gallina ciega'. Javier Yamín manifestó que hasta que hizo una reflexión sobre un artículo escrito por su cuñado Alfonso Sánchez Baute pudo entender que lo que ocurrió no fue un accidente, sino una imprudencia de alguien que entró en un juego macabro que en Valledupar se conoce como ‘La Gallina Ciega’.
“Varias personas manifestaron haber escuchado a la joven que quedó mal herida, -Valentina Campo-, gritar desconsolada cuando recuperó el conocimiento, describiendo cómo sucedieron los hechos. Ella relata con lujos de detalles que después de dejar sanas y salvas a otras dos niñas, siguieron a mi casa, y cuando toman la calle 9C el conductor empezó a volarse las cuadras, mientras ellas le rogaban que parara”, sostuvo.
Yamín señala que por lo menos otras dos personas que estaban en los andenes escucharon a las menores gritar en coro que parara, “pero lo que hizo fue apagar las luces y acelerar el carro hasta el fondo, volándose cuatro o cinco pares hasta chocarse con otro vehículo”.
Al principio, Yamín pensó en no adelantar ninguna acción, creyendo que se trataba de un accidente, pero al ponerse al frente del caso, tras su regreso de los Estados Unidos, se percató de la realidad de las cosas.
“Supe que no fue un accidente, ni algo mandado por Dios, sino un siniestro, resultado de un juego macabro con unas muertes absurdas provocadas por un irresponsable borracho. Como padre, lo menos que puedo hacer por la sociedad vallenata y por la memoria de mi hija y de mi familia, es exigir a la Fiscalía que se esclarezcan los hechos; como víctimas tenemos derecho a la justicia y la reparación”.
Javier Yamín, todos los días acude al Centro de Servicios Judiciales para saber cuándo hay otra citación a audiencia, y dice que pide a la Fiscal General de la Nación, Vivian Morales, una audiencia para que conozca su caso, el cual no avanza a pesar de las pruebas y testimonios. “Hemos pedido incluso que se nos cambie de despacho este proceso”, indicó. El caso está a cargo de la Fiscalía seccional 23 de Valledupar.
Redacción Regional




