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Cuando los paramilitares pasaban en sus camionetas llevando personas amarradas y eran escoltados por una bandada de goleros, ahí sabíamos de inmediato que esas personas serían asesinadas'.

Esos son los recuerdos que las personas que hacen vida en las riberas del Canal del Dique no se han podido sacar de sus memorias tras ser, durante varios años, protagonistas de las dinámicas del control territorial que grupos armados impusieron en ese amplio territorio del Caribe colombiano.

Martín, un habitante de la comunidad de Rocha, en el municipio de Arjona, en el norte de Bolívar, cuenta que entre los años 1997 y 2005, por las aguas del Dique, veía pasar entre cinco y ocho cuerpos a diario.

'Muchas veces esos cuerpos pasaban amarrados, desnudos y otras tantas solo pasaban extremidades. Era horrendo y a la vez espeluznante cómo la imagen se volvía paisaje. Los chulos (buitres o goleros) no salían del Dique y hasta llegó un momento en el que esas aves ya no comían las vacas, los cerdos o los perros muertos que se lanzaban a las aguas, solo querían comer humanos', relata Antonio con la voz entrecortada.